En 1969 comenzamos a experimentar con Pancho Giménez, nuestro enólogo en la Bodega Norton, con malbec de dos fincas distintas: Perdriel y Lunlunta. Nos pareció que el de Lunlunta tenía las características que buscábamos: aromático, frutal, pero sin una elevada concentración como el de Perdriel, en el que las características organolépticas del malbec no se definían con claridad. En 1971 hicimos solamente el de Lunlunta pero para ver cómo evolucionaba antes de cortarlo con los otros componentes del Norton Tinto, o posiblemente Perdriel Tinto.
Poco después de terminada la cosecha de 1972, apareció por Mendoza Jerome R. Tosi. Jerry -que manejaba en Boston una empresa familiar, Pastene Wine & Spirits Co. dedicada a la importación de productos italianos: vinos, aceite de oliva, salsa de tomate, quesos, pastas- decidió el viaje a Mendoza para probar vinos con la idea de importarlos a Estados Unidos.
Jerry siempre me impresionó con su olfato superdotado, ya que los vinos los probaba fumando, como también lo hacía Pancho Giménez. Durante el periplo por bodegas mendocinas, Jerry estuvo acompañado por Tulio Martilotti, funcionario de la sucursal local del entonces Banco de Boston.
En la larga degustación, Jerry no encontraba vinos que le llamaran la atención y terminamos haciéndole probar el malbec que habíamos elaborado el año anterior. Terminó decidiéndose por ése, lo que nos llamó la atención: 14,6° de alcohol, fresco, sin haber pasado por los grandes toneles. A los pocos días, Tulio me llamó para decirme que en el aeropuerto, con el baúl del auto lleno de muestras, Jerry le pidió la del malbec 71, que se iba a llevar. Al preguntarle cómo le enviaba las demás muestras, Jerry le contestó que se las tomara él.
Un par de semanas después recibí la llamada de Tosi desde Boston para decirme que fuera a conversar del vino. Al mostrar cierta reticencia me dijo que el viaje lo pagaba su empresa porque hacía más de una semana que me quería hablar y que los teléfonos en la Argentina eran un desastre. En lugar de meses que nos llevarían las llamadas y las comunicaciones por teletipo, en cuatro días me podría volver. Y accedí.
En Boston pasé unos días estupendos: buenos vinos, aunque extraños al paladar argentino de aquella época; buenas ostras, buenas pastas, buen cordero. Pero cerramos el trato con algunos temas por resolver. Por encima de 14° de alcohol, los vinos se consideraban en la categoría de vinos encabezados, por lo que pagaban una tasa de importación mucho más elevada que el table wine.
Lo tuvimos que identificar como wine porque Jerry rehusó que lo cortáramos para bajarle el alcohol. Otro tema que nos demoró fue que el Instituto Nacional de Vitivinicultura no nos permitía que en la etiqueta apareciera el nombre malbec, ya que insistían con que debía identificarse como malbeck. Jerry viajó a Mendoza exclusivamente para lograr que malbec fuera aceptado a pesar de las sonrisas irónicas que despertaba en los funcionarios vitivinícolas.
El primer container de malbec salió pocos meses después -¡hace ya 35 años!- y el vino fue muy bien recibido por los consumidores. La revista Wines & Vines le dedicó un comentario en el que el vino en sí pasó desapercibido porque el texto explicaba qué era malbec y cuáles eran sus características organolépticas. Las conclusiones eran muy halagadoras.
La visita de Jerry Tosi a Mendoza y su selección del vino malbec para llevar a Estados Unidos fue, indiscutiblemente, el momento en el que el malbec (ya sin k), se puso serio. Fue Jerry quien lo logró y esta nota es mi homenaje a un personaje inolvidable para la vinicultura argentina.
Ricardo Santos
DNI 4.255.186