Hace más de cuatro meses una fuerte tormenta afectó la zona de El Manzano y sus alrededores cerca del trazado de la Ruta 40 sur en Malargüe. En esa oportunidad algunos vecinos se vieron obligados a abandonar sus hogares para refugiarse en otras viviendas más seguras.
En el lugar también se vio afectada la escuela albergue recientemente inaugurada “Alberto Einsten” y el cementerio local quedó en muy malas condiciones.
Los lugareños han reclamado para que se arregle el cementerio donde descansan las personas fallecidas de la zona pero el pedido aún no ha sido atendido y eso los preocupa.
La tormenta fue el 15 de marzo y días posteriores distintas organizaciones solidarias y la comuna se acercaron hasta el paraje ubicado a unos 100 kilómetros al suroeste de la ciudad de Malargüe y colaboraron con los damnificados dándoles apoyo logístico y acompañándolos en esa adversidad.
Se les proveyó agua potable, ropa, alimentos no perecederos y también se los ayudó a la hora de sacar la gruesa capa de barro que invadió alrededor de 18 viviendas, incluida la escuela.
El cementerio del lugar también quedó en pésimas condiciones. La crecida de agua arrasó con todo a su paso. Los nichos quedaron bajo el barro y el alambrado de tela del perímetro terminó en el piso. Desde esa contingencia climática los vecinos de El Manzano han pedido ayuda al municipio para recuperarlo.
En el lugar se puede observar que la falta del alambrado ha permitido que los animales ingresen al predio y se coman parte de la arboleda y las flores que los visitantes colocan a sus seres queridos. Además, hay varias tumbas rotas y tapadas con tierra. El panorama es desolador y apena a sus pobladores.
Se consultó sobre el tema al secretario de Ambiente, Obras y Servicios Públicos de la Municipalidad de Malargüe, Christian Alcalá, quien explicó la situación y lo que se haría.
En este sentido dijo: “Después de la tormenta hemos tenido un embanque muy importante y con la gente se Obras Públicas estuvimos haciendo un relevamiento para ver cómo hacíamos para trabajar en un lugar tan sensible, sin afectar lo que había abajo. Pero la verdad es que todo el cementerio quedó embancado y vamos a hacer un trabajo muy manual, a pala y la idea es implementar a la brevedad que un grupo de gente vaya a trabajar al lugar y desembanque la zona”.
Al momento de esa entrevista ya han pasado más de tres meses desde la tormenta y cuando se le preguntó al funcionario por qué no se había hecho aún ese trabajo respondió: “Lo que pasa es que hemos estado resolviendo un montón de temas a nivel de gestión y la verdad es que no hemos podido asumir ese compromiso todavía”.
Para concluir Alcalá aclaró que el área de cementerios depende de Rentas del Municipio y desde su área “se colabora con las obras que nos vayan pidiendo y que hagan falta”.
El tiempo ha seguido avanzando y el cementerio sigue en las mismas condiciones que se mencionaron anteriormente. Algunos vecinos han liberado del fango ya seco y desenterrado algunos nichos pero otros directamente se han perdido.
“Hemos tenido que excavar más de un metro de tierra en algunos lugares para llegar a algunas tumbas, pero con el viento la tierra las tapa nuevamente y hay vecinos que directamente no saben dónde están enterrados sus familiares porque las tumbas han desaparecido”, explicó Mirta Muñoz, vecina del lugar.
Cabe destacar que en estos remotos lugares el culto a los fallecidos es prácticamente indispensable, aunque sea paradójico, para sobrellevar la vida y por lo tanto el buen estado del “camposanto”, como suele denominarse al cementerio es de importancia máxima.
