La adolescente paquistaní Malala Yousafzai y el indio Kailash Satyarthi, presidente de Marcha Global contra el Trabajo Infantil, reclamaron hoy más libros y menos armas al recibir en Oslo el premio Nobel de la Paz.
"¿Por qué los países que llamamos fuertes son tan poderosos creando guerras pero tan débiles para traer la paz? ¿Por qué dar armas es tan sencillo, pero dar libros tan duro? ¿Por qué construir tanques es tan fácil, pero construir edificios tan difícil?", se preguntó Malala en la ceremonia celebrada en el ayuntamiento de Oslo.
Por su parte, Satyarthi rechazó la cultura del "silencio" y de la "pasividad" e instó a impulsar otra marcha mundial contra la explotación, la pobreza y la esclavitud infantil.
"Rechazo aceptar que el mundo sea tan pobre cuando sólo una semana del gasto global en armas es suficiente para llevar a todos los niños a las aulas", afirmó Satyarthi.
Si bien elogió el progreso mundial en cuanto a la reducción del trabajo infantil y del número de niños no escolarizados, urgió a los gobiernos y empresas tomar acciones colectivas para seguir avanzando en ese sentido. "¿De quién son los niños que cosen pelotas sin haber jugado con ninguna? Son nuestros niños.
¿De quién son los niños que extraen piedras y minerales? Son nuestros niños. ¿De quién son los niños que cosechan cacao sin haber probado el sabor del chocolate? Todos son nuestros niños", afirmó en su discurso citado por la agencia de noticias EFE. Asimismo, Malala destacó la "bendición" que significa poder estudiar al tiempo que recordó el tiroteo que sufrió hace dos años por los talibanes en Pakistán por defender la educación femenina.
"Tenía dos opciones, una era quedarme en silencio y esperar a que me maten. La otra era hablar y que luego me maten. Elegí la segunda", dijo la joven, que a sus 17 años es la ganadora más joven en la historia del Nobel de la Paz. Malala, que asistió a la ceremonia acompañada por cinco amigas, dos de ellas sobrevivientes del mismo tiroteo, destacó que su historia es la de "muchas chicas" que quieren estudiar.
"No soy una voz solitaria, soy muchas. Soy Shazia, soy Kainat Riaz, soy Kainat Somro, soy Mezon, soy Amina. Soy 66 millones de chicas que están fuera de las escuelas", dijo en un discurso, en el que citó el Corán y recordó a Martin Luther King y a Nelson Mandela. Lo joven activista destinará el dinero del premio -1,1 millones de dólares a dividir en partes iguales- a la construcción de escuelas, sobre todo en su región natal del valle del Swat. El atentado me hizo "más fuerte", aseguró Malala, quien prometió luchar hasta que cada niño vaya a la escuela y se mostró convencida de que nadie podrá detenerla, "o detenernos, porque ahora somos millones".
La sintonía entre los dos galardonados es una muestra de que una paquistaní y un indio "pueden estar unidos en paz y trabajar juntos por los derechos de los niños", destacó la joven, al igual que hizo en su discurso el líder del Comité Nobel noruego, Thorbjrn Jagland. "Una joven y un hombre más viejo, una de Pakistán y el otro de la India, una musulmana y el otro hindú; símbolos de lo que necesita el mundo: más unidad. íFraternidad entre las naciones!", dijo Jagland en una ceremonia presidida por la familia real noruega.
La solemnidad del acto fue interrumpida por la irrupción de un joven con una bandera mexicana que se acercó a Malala y le dijo que no "olvide a México", en referencia a los 43 estudiantes desaparecidos en la ciudad de Iguala hace meses. Las fuerzas de seguridad se llevaron detenido al hombre luego de que el líder del Comité Nobel lo apartara de Malala.
"Hemos tenido un incidente no deseado en relación con la entrega del premio, protagonizado por una persona que está bajo nuestra custodia. La situación está controlada y la policía está comprobando ahora las circunstancias relativas al caso", reza un comunicado de las autoridades noruegas.