Hay datos y hechos que se repiten. Incluso de manera cíclica, como el vínculo entre la Argentina y los Estados Unidos en los últimos diez años. Cristina Fernández nunca remontó, como se propuso, la mala relación que tuvo su marido Néstor Kirchner con Washington, donde los demócratas desalojaron a los republicanos sin que ello generara cambios de uno y otro lado. El deterioro fue quizás hasta sutilmente mayor bajo la primera administración de Barack Obama, en la que la relación pasó de turbulenta a fría.
Una muestra de ello es el relanzamiento de la agenda con América Latina para el segundo período de gobierno de Obama, iniciado en enero. Es lo que prometió el vicepresidente Joe Biden en la reciente asamblea anual de Consejo de las Américas. La Argentina no estuvo ni nombrada. Y el Gobierno sólo da señales confusas sobre qué relación quiere.
Biden es un enlace clave y sensato del Ejecutivo de Obama ante el duro congreso estadounidense, donde Argentina perdió en 2012 las preferencias arancelarias que exportadores nacionales a EE UU tuvieron durante años. Tres funcionarios estadounidenses estuvieron recientemente en el país. El viernes, William Lindquist, del Tesoro estadounidense buscó interiorizarse sobre el proyecto de ley de blanqueo de capitales que genera enorme desconfianza en la lucha contra el lavado de dinero. Los otros son dos congresistas, Matt Salmon Albio Sires.
“Las decisiones sobre itinerarios o cuáles son los países a visitar están generalmente basadas en eventos específicos que allí ocurren, nuevas iniciativas y oportunidades de alianzas en áreas de interés mutuo. Existe un sólido compromiso con varios países de la región, y esto incluye también a aquellos que no necesariamente figuran en la primera ronda de viajes", sostuvo la vocera de la embajada.
El alejamiento de EEUU de la región permitió márgenes de independencia. Pero a nivel bilateral, los países mantuvieron su agenda tradicional, salvo Venezuela y la Argentina. Pronto terminará la misión de la embajadora Vilma Martínez. El favorito es un hombre de negocios que aportó a la campaña de Obama. Pero la agenda de Washington sigue siendo lineal como durante los sobresaltos por la valija con dólares de Antonini Wilson, o la detención de la carga de un avión del Pentágono.