Una muy mala calificación para invertir

De acuerdo con un estudio del Banco Mundial, la Argentina se encuentra entre los países poco creíbles para realizar inversiones. No es el caso de otras naciones de América Latina, como por ejemplo Chile, y todo lleva a indicar que, de continuar la actual

Una muy mala calificación para invertir

El estudio del Banco Mundial es lapidario: la Argentina se encuentra entre los últimos lugares en una lista de países calificados como el mejor ambiente para hacer negocios. En América Latina es superada ampliamente por Chile y sólo tiene una calificación mejor que Venezuela, que se ubica en el lugar 179 en una lista que comprende 181 países.

De acuerdo con el estudio de “Haciendo negocios”, Chile es el mejor calificado entre los países latinoamericanos, apareciendo en el lugar 34 de la tabla general. Perú está 42, Colombia 43, México 53, Brasil en la posición 116 y la Argentina en el 126, un peldaño por debajo de Etiopía.

Los países se califican en varias ternas, desde cuántos días y procedimientos lleva iniciar un negocio, pasando por cuánto se tarda en conseguir una conexión eléctrica, hasta las facilidades de crédito y el costo de la exportación o importación de un contenedor.

El estudio sostuvo que muchos países están haciendo que cada vez sea más fácil para las empresas crear y sacar adelante una empresa local, lo que hace que economías de bajos ingresos se reactiven más rápidamente que las grandes.

No surgió por casualidad la baja calificación de la Argentina. Un país donde las reglas de juego se cambian en forma permanente, de acuerdo con el humor de quien tiene a su cargo la conducción económica, en los hechos el inefable Guillermo Moreno, quien decide por su propio albedrío qué se puede y qué no se puede importar o exportar; que sostiene un Indec con índices absolutamente falsos; que dice que se puede comer con 6 pesos por día y que ha llegado a asegurar que en la Argentina no hay inflación y que la carne, el pollo y el pescado no han sufrido aumentos en los últimos tres años, entre otros muchos aspectos.

Cuando las reglas de juego son claras, las inversiones llegan de inmediato y en forma permanente. Mendoza puede ubicarse como ejemplo, en razón de que hasta hace poco más de cinco años, las inversiones en viñedos, en bodegas y en empresas proveedoras de insumos se multiplicaron.

Sin embargo, el dólar desfasado y la inflación creciente le hicieron perder competitividad a los productos locales y las exportaciones han ingresado en una preocupante meseta, luego de un crecimiento exponencial de dos dígitos anuales durante más de una década.

También cabría preguntarse si tienen algún sentido las misiones comerciales, como las que ha encabezado el gobernador de la Provincia hacia China, en la búsqueda de inversiones o de incrementar el ingreso de productos locales en los mercados asiáticos. Porque no se trata de buena voluntad ni de destacar las impresionantes posibilidades económicas que brinda la provincia, puesto que en el orden nacional los funcionarios no sólo no contribuyen sino que parecieran esmerarse en desmejorar cualquier calificación que pudiera otorgársele al país.

Los gobernadores de provincias -especialmente las que se encuentran fuera de la Pampa Húmeda, que son las más afectadas por la política implementada por la conducción económica nacional- deben plantear el problema con la seriedad y la celeridad que el caso exige, ante la máxima autoridad nacional. De lo contrario las inversiones seguirán cayendo y hasta se puede dar el caso de que los inversores abandonen la provincia para dirigirse a países más seguros, como ya ha sucedido.

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