Maipú: los bailarines con discapacidad que brillaron sobre el escenario

Mariana y Facundo tienen síndrome de Down y mucha experiencia en fiestas vendimiales. Sus mamás son sus principales admiradoras.

Maipú: los bailarines con discapacidad que brillaron sobre  el escenario

Mariana Coronel (36) y Facundo Gil (24) esperaban ansiosos la llegada de esta cronista. Sabían que en minutos más deberían cambiarse y salir a brillar al escenario de la celebración vendimial de Maipú. A su lado, firmes, estoicas y orgullosas, sus mamás los acompañaban igual que el primer día.

Ellos son dos bailarines con síndrome de Down que hace tiempo descubrieron la magia de subirse a las tablas de Vendimia y aseguran que no piensan bajarse.

Mariana practica danzas desde los 9 años en la Academia MD, ha bailado en 11 actos centrales en el Frank Romero Day y en 9 fiestas departamentales de Maipú.

“Se presentó por primera vez en una Vendimia Nacional y quedó seleccionada, desde entonces lo repetimos cada año”, relata su mamá, Juana de Coronel. A su hija la emociona tanto formar parte de la fiesta más importante de los mendocinos que cuando se acerca la fecha se llena de alegría: “En el escenario estoy muy contenta y puedo cumplir mis sueños”, subrayó la joven. Su danza folclórica predilecta es la zamba, pero también baila tango, salsa y bachata. “Esta noche (por el viernes) nos toca cueca, gato y malambo”, enumera.

Por su parte, Facundo -que empezó a bailar a los 12 años- tiene en su haber cinco vendimias de Maipú, a lo que se suman una de Guaymallén, otra de Godoy Cruz y tres actos centrales.

“Tuvimos la suerte de que las profesoras de la Academia MD de Maipú lo recibieran en su ballet, de ellas salió la iniciativa de que participara en la Vendimia”, recuerda su mamá, Hilda de Gil. Ella destaca que su hijo ama los escenarios y que se siente feliz a la hora de bailar. “Cuando veo todas esas luces me late el corazón muy fuerte por lo que pienso seguir bailando muchos años más”, dice el joven, que tiene entre sus bailes favoritos la chacarera, la zamba y el escondido.

Además de haber sido pareja en reiteradas oportunidades, Mariana y Facundo han llegado a ser grandes amigos, al igual que sus madres. “Imaginate que han estado ensayando para esta vendimia y para la nacional, son muchas horas las que pasan juntos”, comentan las mamás, que los acompañan en todo momento como “soldados”, tal cual ellas mismas se describen. “Nosotras también estamos siempre juntas. Se trata de una experiencia para nuestros hijos que nos ha cambiado la vida, realmente los vemos triunfar”, coincidien.

En cada una de sus palabras, en la forma en que posan para la foto y en su expectativa por cumplir la tarea que les toca, la pareja de baile demuestra su pasión. “Nunca se cansan, quieren bailar y bailar, aprender y seguir practicando”, asegura Juana. Con lágrimas en los ojos, Hilda reconoce que no puede evitar emocionarse cada vez que su hijo sale a escena: “El amor de los profesores es impresionante y el esfuerzo que ellos hacen también”, añade.

Además del apoyo incondicional de sus madres, Mariana y Facundo cuentan con el cariño de toda su familia: hermanos, sobrinos, tíos y abuelos, que se hacen presentes cada noche que les toca subirse al escenario para aplaudir más fuerte que nadie cada giro, media vuelta, zapateo y zarandeo.

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