Maipú, cuna de Enzo Pérez, celebró el pase a semifinales

En el Cine Teatro Imperial, 700 maipucinos vivieron intensamente el triunfo de Argentina sobre Bélgica. Hubo mucha emoción y alegría, además de una explosión de orgullo cuando el mendocino ingresó a la cancha.

Maipú, cuna de Enzo Pérez, celebró el pase a semifinales
Maipú, cuna de Enzo Pérez, celebró el pase a semifinales

Tuvieron que pasar 24 años para que la Selección argentina volviese a meterse entre las cuatro mejores del mundo y se asegure jugar los siete partidos que tiene como máximo la Copa del Mundo. Fueron casi dos décadas y medias de mucho sufrimiento, de ilusiones rotas en octavos, cuartos y hasta en primera ronda (como en el olvidable Corea - Japón 2002). Pero ayer esa sequía se rompió de la mano (o del pie) del Pipita Higuaín. Y en Mendoza, una multitud lo celebró saliendo a las calles ni bien terminó el partido y hasta entrada la tarde.

Una vez más el Cine Teatro Imperial de Maipú fue el punto de aliento que la Nación eligió para que los mendocinos pudieran disfrutar del partido de Cuartos de final en pantalla gigante, cantando, alentando y emocionándose. Y sufriendo hasta el final, porque una vez más el partido estuvo abierto hasta el pitazo final del árbitro.

“Si hay que ganar los siete partidos medio a cero, lo firmo ya mismo”, me dijo el Fede en una de esas charlas de fútbol que se dan en cualquier lado, después del 2 a 1 contra Bosnia - Herzegovina en el debut. Y, como quien no quiere la cosa, estamos a dos “medio a cero” de la tercera Copa.

En el punto de aliento maipucino hubo casi 700 personas que llegaron y se acomodaron en las butacas de la sala y la solidaridad también fue protagonista en la tarde de Maipú. Es que los asistentes llevaron alimentos no perecederos para que sean donados a las familias damnificadas por las inundaciones en Formosa.

Desde el vestuario

Ni siquiera eran las 13:10, las familias apenas estaban empezando a encontrar la comodidad en las butacas de la sala de Maipú cuando una rapidísima reacción del Pipita Higuaín en Brasil ya ponía arriba a Argentina contra Bélgica. Y en el Imperial, que mostraba todo eso en su pantalla gigante, la explosión fue total con papelitos, gritos eufóricos y una alegría más que tempranera.

Ya en la previa, la TV Pública había “agitado” a los mendocinos poniéndolos algunos segundos al aire, al igual que hizo con los otros tres puntos que dispuso a lo largo del país. Cuando el Imperial ganaba la pantalla, las banderas flameaban con más fuerza, los cantitos resonaban hasta en el último rincón y los uniformes celeste y blanco se veían maravillosamente perfectos en la pantalla gigante.

La misma tranquilidad que le dio al equipo de Sabella en la cancha el gol de Higuaín a los 8 minutos de partido, se respiraba en la sala mendocina. Cuando la Selección se animaba a tocar un poquito, el “oooole, ooooole” unísono sonaba en la sala. Y cuando los belgas ponían la pierna (bastante) dura o el arquero Courtois tenía una de sus tapadas, los chiflidos y abucheos se multiplicaban.

El “volveremos, volveremos...” o el infaltable “Brasil, decime qué se siente...” también sonaba como banda de sonora original durante la siesta, y el dominio que Argentina mostraba en la cancha trasladaba tranquilidad a los maipucinos.

“Está buenísimo que se den los partidos acá. Es el segundo que venimos a ver y me gusta mucho que se tengan estas iniciativas”, afirmaron Carolina y Marcela,  dos amigas que habían ido con sus hijos Francisco, Bernardo y Morena. “Para mí ganamos 2 a 0”, pronosticó uno de los chicos.

A los 30 minutos, los maipucinos explotaron de emoción. La pésima noticia de la salida obligada de Ángel Di María (luego confirmaron que se perderá lo que resta de la Copa del Mundo) llevó a que el mendocino -y también maipucino- Enzo Pérez tuviese su debut en la Copa: nada más y nada menos que contra Bélgica y por los Cuartos de final.

“¡Es una tarde perfecta!. Estamos ganando y entra el maipucino. ¡Vamos Mendoza, vamos Maipú!”, gritó Flabio, dejando más que claro que Enzo jugaba de recontra local. Si quedaba alguna duda de esto, se esfumó cada vez que el jugador que llevaba la celeste y blanca con el 8 en la espalda entró en contacto con la pelota. Todo el cine se enfiló tras el “olé, olé, olé, olé... Enzo, Enzo”.

“Vinimos del Barrio Antártida II y no queríamos perdernos la posibilidad de ver el partido en pantalla grande”, destacaron por su parte Nicolás y Rodrigo, quienes también auguraron un 2 a 0

Durante el entretiempo, algunos aprovecharon para ir a comprar algo para comer o beber, mientras que otros decidieron aplacar los nervios saliendo a fumar. Los animadores, en tanto, no dejaron de cantar y de hacer cantar a los mendocinos que allí estaban, apelando a varias pelotas inflables para que vayan de mano en mano vía aérea por toda la sala.

La transmisión de la TV pública volvió a ese punto en el entretiempo y la fuerza y el aliento maipucino volvió a verse en todo el país.
Con el segundo tiempo llegó el momento de volver a las butacas, de retorcerse ante las arremetidas belgas y de pararse cada vez que Argentina tenía una contra (como la de Higuaín que pegó en el travesaño o la última de Messi). Algunos chicos despreocupados del partido (y de la vida) correteaban por los pasillos, mientras la tensión en los más futboleros iba en alza.

Los últimos corners y centros al área argentina de la selección europea eran una lotería para muchos, ya que los nervios impedían ver con claridad en la pantalla qué ocurría en Brasilia. Y la espuma de los nervios bajaba cuando caíamos en la cuenta de que la perfección de la defensa del equipo Sabella se mantenía intacta e inquebrantable.

Hubo que sufrir hasta el último segundo, con una pelota que quedó boyando en el área celeste y blanca y con un disparo que se fue desviado al final. Antes, Courtois le había ganado un mano a mano a Messi en lo que podría haber sido el 2 a 0.

Cuando el árbitro marcó el final, mientras la Selección festejaba el pase a la semifinal en el Mane Garrincha, los maipucinos salieron a hacer lo propio en las calles de ese departamento y en la Plaza.

Lo mismo ocurrió en el centro mendocino, en la esquina de San Martín y Garibaldi. Idéntica postal se repitió en todos los departamentos mendocinos y en todos los rincones del país.

Ahora sólo queda aguardar hasta el miércoles a las 17, cuando los gladiadores de Sabella se enfrenten a Holanda, quien llega después de haber sufrido más de la cuenta. Y, quizás, más cansados.

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