Maia Francia: “Mi villana se sale un poco del estereotipo”

Radicada en Buenos Aires desde 2006, la actriz uruguaya de 36 años y destacado pasado teatral acaba de debutar en tevé con “Las Estrellas”, la tira de El Trece en la que encarna a una desquiciada y desopilante malvada.

Maia Francia: “Mi villana se sale un poco del estereotipo”

Hace más de 10 años que la uruguaya Maia Francia llegó al país, con el teatro como norte, luego de terminar sus estudios de arte dramático en la prestigiosa escuela El Galpón y de recibirse de licenciada en Ciencias de la Comunicación en su tierra natal.

Dos distinciones Florencio Sánchez y un premio María Guerrero dan cuenta de su precisión poética sobre las tablas, con trabajos brillantes como su protagónico en la comedia “Como les guste”, de William Shakespeare dirigida por Jorge Azurmendi, o la composición de su torturada Ada en “Los hechizados”, con dirección de Héctor Levy-Daniel.

Ahora, con más de 30 puestas teatrales en el país, debutó en televisión en "Las Estrellas", la exitosa tira que emite El Trece (y aquí Canal 7) donde le pone el cuerpo a Amanda, un alma enloquecida y despechada lanzada a recuperar a su ex pareja sin medir consecuencias.

Amanda es también madre del único hijo de Javo (Esteban Lamothe), con quien está obsesionada y al que intenta separar de Virginia (Celeste Cid), una de las protagonistas.

Su participación cada día gana más presencia en la tira y también en las redes sociales, especialmente durante los capítulos recientes, donde conforma una extraña alianza con Ignacio (Rafael Ferro), el esposo de Virginia para complotar contra los enamorados.

La siguiente charla tiene lugar durante un alto en las grabaciones de la ficción.

-¿Amanda es un personaje bastante teatral para la televisión?

-Está lejos de mí, es alguien un poquito desquiciada, negada a entender que el hombre no la quiere más; fue una sorpresa deliciosa encontrarme con este rol secundario al que llegué por casting e iba a desarrollar sólo por cuatro capítulos, pero ya me entregaron el libro del capítulo 50 y la historia que está al aire anda cerca del episodio 35.

En cuanto a la impronta teatral, si soy una de las integrantes del elenco que tiene su fuerte en el escenario, bueno, lo uso...

-¿Cómo te acomodaste para el cambio televisivo?

-La tele propone un cambio de códigos, como tengo un cuerpo entrenado para actuar ante 1.500 personas precisé acomodar el instrumento para trabajar, por ejemplo, en un primer plano con tres cámaras encima y me genera un desafío.

Aunque estuve en pantalla varias veces, es la primera vez que tengo continuidad en una tira diaria, entonces puedo “engordar” un poquito más las situaciones planteadas desde el guión.

-En "Las Estrellas" llevás las escenas hacia el humor, aunque sobre las tablas tenés todo un camino recorrido en el drama ...

-Amanda, desde las escenas no viene diseñada con una impronta cómica, mi criatura es demandante, quejosa, pero la trabajo como a una mina pasada de rosca e intento transmitir ese estado a través de la gestualidad: tiene una mirada con los ojos bien abiertos, casi fijos, y en la medida de lo posible intento darle cierta vueltita hacia el humor, ya que el código de Polka consiste en abordar temas importantes de una forma entretenida.

Vengo de los grandes dramas en el teatro, es cierto, y agradezco esta plataforma para probar otras texturas.

-¿Te odian en las redes sociales por tu papel en la tira?

-Sí. Mi chica también genera empatía: no deja de ser alguien que ama, mal, pero cree que ama. Tiene aristas actuales, como usar a su hijo para manipular. Si bien hace cosas de villana, no llega al nivel de frialdad con que se maneja Ignacio (Ferro).

Me sorprende el grado de identificación con los personajes, especialmente con las cinco deliciosas protagonista. La ficción logró captar a un público veinteañero de chicas y varones, más allá de los adultos, audiencia tradicional de las telenovelas.

-¿Cómo vivís el reconocimiento de la gente?

-Vengo del palo del teatro, donde la devolución del espectador es más acotada, sólo en algunos casos, cuando se anima, te espera a la salida de una función y te hace algún comentario.

Tengo claro que Amanda es un personaje secundario, pero percibo las miradas por la calle. Resulta mi primera exposición mediática y sucede dentro de la tira diaria nacional más vista en un gran año de la productora, algo esperanzador.

-¿Por qué?

-Comprobar que hay trabajo para los actores y que la ficción nacional sigue levantando cabeza aporta confianza. Estoy orgullosa de la apuesta realizada en Polka que puede gustar o no, pero hoy es difícil mantener al aire una historia argentina que debe competir con Netflix y enlatados extranjeros, dentro de un contexto cultural donde se vive un cambio de paradigma por la crisis, hablamos de un momento especialmente complejo para el área audiovisual, con, por ejemplo, todas las dificultades que vive el Incaa.

-¿Y el ámbito teatral, cómo atraviesa la situación?

-El teatro resiste de puro irreverente, ya que conoce cómo se dificultan las cosas en las crisis, pero el bolsillo del público es lo primero que se resiente. La asistencia a las salas bajó un 40% y se nota en todos los circuitos.

-¿Tu papel en "El avaro", (la obra de Moliére que Maia estrena hoy en la Capital Federal) implica tu regreso al Complejo Teatral de Buenos Aires?

-Sí. Vengo de trabajar un tiempo en el Cervantes, y con el estreno del jueves (por hoy) vuelvo al Complejo, dirigida por Corina Fiorillo. El teatro es mi metier, mi universo, donde actúo y también doy clases. Algún día dirigiré, hay tiempo.

Por ahora estoy en proceso de preproducción de “La gata sobre el tejado de zinc caliente” de Tennessee Williams, donde fui Maggie (la protagonista) en la edición del ciclo Teatrísimo de 2016, con dirección de Azurmendi, más un elencazo: Esteban Meloni, Antonio Grimau, Sivina Bosco y Ana María Castell.

Fue una experiencia maravillosa con tan buena recepción del público que quiero repetir, hacer temporada con la puesta.

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