Magra cosecha

Paritarias durísimas, graves errores de gestión, internas casi salvajes... Pérez degusta a diario un cóctel de “anclas” que atentan contra sus intenciones de convertirse en el mejor alumno de la escuela K.

Magra cosecha
Magra cosecha

Desde que fue electo, Francisco Pérez se jacta al decir -incluso a veces en público- que él "ya entró en la historia". Razón no le falta en absoluto, ya que desde Wikipedia hasta los sucedáneos de los textos escolares del futuro dirán que -efectivamente- fue gobernador de la Provincia de Mendoza. Sin embargo, esa jactancia suele transformarse en mueca cuando la realidad, el día a día, la gestión, atormentan sus sueños de bronce y pedestal.

Y la semana que pasó dio sobradas muestras de que a la gloria se la puede seducir con márketing, pero difícilmente se la conquiste definitivamente si todo finalmente se reduce a la justificación o a la obediencia. Justificación para intentar explicar sus propios errores; obediencia para poner bajo un contexto nacional las decisiones que aquí no se atrevería a tomar, pero que debe tomar para seguir gozando de un lugar en el planeta kirchnerista.

Paritarias en el espejo inflacionario. Las dificultades que tendría el cierre de la paritaria 2013 fueron advertidas desde hace tiempo. Especialmente desde que en 2012 el propio gobierno de Pérez decidió negociar con los gremios según "la cara del cliente" y -por ende- otorgar aumentos según la capacidad de apriete y movilización de cada sindicato.
 
El juego sólo duró un año y ahora -ya advertidos de la maniobra-, ni el SUTE, ni mucho menos ATE, Ampros o los Judiciales, quieren ceder ni un punto en la pelea por el salario (al extremo que incluso los municipales están reclamando un 50% de incremento). Como contrapartida entonces, Pérez decidió este año, que además es de vacas flacas, ofrecer a todos el mismo porcentaje. Una propuesta inicial de 19,1% y cuyo techo (al menos para los docentes) es de un poco más del 26% que pese a los retoques de último momento, para casi todos los gremios sigue resultando "insuficiente".

La frazada necesariamente corta no tapa, ni abriga, y el paro docente fue apenas el prólogo de lo que será un largo calvario de protestas gremiales para el Gobierno provincial. Porque en esta ocasión, además, lo que en todo caso está en juego en la discusión (más allá de las limitaciones presupuestarias), es cuál es el porcentaje de inflación que el Gobierno de Mendoza reconoce oficialmente. Con lo cual, más allá de la afectación de sus cuentas, está horadando la descarada y simbólica manipulación del Indec que realiza la Nación.

El accidentado inicio de clases en Mendoza y en otras tantas 16 provincias, no hizo más que traer a tierra que el formidable relato de bonhomía y esplendor de los trabajadores con que el oficialismo machaca en espacios pagos de medios afines, no es más que una controvertida ficción que cada día -por el impacto de la inflación- se parece más a una pesadilla que a un sueño.

Cualquier trabajador mendocino sabe que si sólo quiere recuperar el poder adquisitivo que tenía el año pasado, no debe pedir menos del 25%.Y que si además, quiere cubrirse para que a fin de año no se encuentre en el mismo sitio, debería descontarle pasos a la expectativa inflacionaria prevista para lo que resta del 2013. Ese es el rudimentario pero poderísimo argumento que Raquel Blas e Isabel del Pópolo han convertido en consigna gremial y arma de guerra en su pedido del 50% de aumento.
 
Lo del docente Javier Guevara, en cambio, es más complejo: nunca expresó el porcentaje al que su gremio aspiraba, se amparó en el 30% que pide Ctera a nivel nacional y más que con Pérez, buscó confrontar con la directora general de Escuelas, María Inés Abrile de Vollmer. El segundo paro de 72 horas aprobado y "en suspenso" apenas puede ser la previa de lo que viene con los aún más combativos gremios de la Salud y Judiciales.Una pelea que tendrá los mejores rounds esta próxima semana con resultado poco auspicioso para las aspiraciones oficiales.

"Chocolatada" para todos y todas. Y justamente, porque la batalla de gobernar implica ganar combates día a día, es que el malhumor oficial de las aguas turbias envolvió al Gobierno en una maratón de explicaciones y justificaciones que dejaron al descubierto falencias de gestión, descoordinación política y atrofia comunicacional.
 
Es que no hay manera de no embarrarse cuando un ministerio (Infraestructura), un organismo  descentralizado (Irrigación), una empresa pública (AySAM) y un ente de control (Epas) no lograron advertir que una limpieza en el dique Potrerillos le complicaría tanto la vida cotidiana a los mendocinos. No está de más decir que todo ese ejército de funcionarios que no hizo su tarea como corresponde está comandado por hombres que han sido nombrados, avalados o impulsados por el propio Pérez.

No hubo aquí conspiración opositora o mediática posible, como se suele alegar. Hubo simple impericia burocrática de la propia gestión que sumó un grave inconveniente a la ya ingrata tarea de gobierno. Un sinfín de preocupaciones que sólo se aflojan para Pérez cuando la postura oficial avanza casilleros en el tablero de la posible reforma constitucional en Mendoza.

Ahora, una sorprendente jugada del legislador sciolista Gustavo Valls le permitiría al Gobierno convocar a elección de constituyentes con un artilugio que ya de por sí llama a sospechas: completaría los procesos de reforma inconclusos del 2001 y 2009 y podría obtener una legalidad formal (que seguramente será objetada ante la Justicia), pero no una legitimidad como la que se merece un proceso institucional de modificación de la Carta Magna.

Y si bien la insistencia oficialista puede tener su modesto premio, lo hace justamente en un tema y bajo condiciones sugestivas que atentan contra el extenso listado "políticamente correcto" con que el Gobierno sustenta su obstinación; aunque el clima social generalizado siga rechando tal vez el ítem más polémico y antipático que el combo reformista incluye: la reelección de Pérez.

Poco de minería, mucho de internas. Como si algo le faltara a esta sopa de "anclas" que Pérez degusta a diario, se acumulan las broncas y las penas por la inacción de Vale en Malargüe.Un intrígulís puramente K donde se mezclan las contradicciones entre la política minera nacional y la provincial; el contexto internacional para las inversiones en el país; las dificultades cambiarias y la seguridad jurídica que necesita un emprendimiento de 6 mil millones de dólares como el que pretende desarrollar la compañía brasileña.

Esta semana, el jueves 7 en El Calafate, la cumbre Cristina Fernández-Dilma Roussef promete entregar novedades al respecto. Al menos así apuestan en el Gobierno como una manera de atenuar el descontento de los provedores que amenazan con protestas ante la inminente rotura de la cadena de pagos por el parate de la minera.

Por lo pronto, y para sumar más incertidumbre, Vale anunció hace días pérdidas por 2.647 millones de dólares en el último trimestre del 2012, el doble de lo que la misma compañía esperaba. En ese contexto de alto riesgo, Pérez  dejó traslucir en Vendimia que el Estado provincial podría incorporarse como socio.

Sin embargo, el broche de oro de esta turbia semana fue el enojo que causó en el Cuarto Piso la elección del presidente del Concejo Deliberante de General Alvear, responsabilidad que recayó en un hombre del vicegobernador Carlos Ciurca en reemplazo de un concejal alineado con el intendente Juan Carlos De Paolo. La tensión, aunque no expresada -aseguran voceros oficialistas- llegó a un punto nunca visto con el accionar del Vice.
 
Y obviamente, despertó la furibunda reacción del sector Azul, reavivando un interna que había vuelto a su cauce. A punto tal que los azules ya habrían decidido confrontar internamente con la precandidatura de Alejandro Abraham, a fin de que el cacique de Guaymallén y uno de los referentes -junto a Ciurca- de La Corriente, deba (sí o sí) revalidar títulos si quiere representar al PJ en las legislativas de 2013. Incluso, los más audaces especulan que la paciencia del entorno de Pérez para con los constantes movimientos internos de su Vice se estaría acabando. 
 
Un baño de realidad. Está claro que en las evaluaciones post festejos, el Gobierno deberá determinar prioridades, asumir costos y concentrarse en la gestión para la resolución de problemas, porque además ese es el eje que ha elegido para hacer campaña de cara a los comicios legislativos. La Vendimia es una eventualidad, pero sus luces y sus fastos se terminan cuando cae el imaginario telón del Frank Romero Day. Luego, la realidad suele ser menos glamorosa y festiva; por más que el gobernador bajo influjo maradoniano y en clave elíptica, haya dicho que "la Vendimia no se mancha...". Está visto, a lo sumo, se enturbia.

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