Maestros enseñan a leer y escribir a puesteros

Están organizados en 32 grupos de docentes que llegan a los lugares más difíciles del secano y la montaña. Alfabetizan a niños, jóvenes y adultos y las experiencias -según relatan- son únicas.

Maestros enseñan a leer y escribir a puesteros
Maestros enseñan a leer y escribir a puesteros

"Tiene la primaria completa" reza el certificado que señala la llegada a una meta y la satisfacción de la tarea cumplida. Éste es el objetivo que cada día tiene en mente Eliana Pogliani (una de las integrantes de más de 30 grupos docentes que realizan esta tarea), que hace cientos de kilómetros semanales para enseñar a leer y escribir a gente de los puestos que no tuvo posibilidades de acceder a ese derecho por distintas razones.

Dice que el trabajo lo hace porque le gusta y por ello es que está en el programa de la escuela N° 3-078 de El Nihuil, un Cebja (Centro de Educación Básica de Jóvenes y Adultos) que tiene un proyecto -en articulación con la comuna- de alfabetización en los puestos y que comenzó en setiembre de 2012.

"En realidad no sé el alcance de lo que hago. Lo importante es lograr el objetivo; es muy lindo ver el resultado", afirma Eliana. Entre esos resultados están los más básicos, como ayudar con distintos juegos improvisados, a reconocer, por ejemplo, el valor del dinero.

"Yo hice los billetitos y jugamos con ellos a reconocer la diferencia entre 300 pesos, que cuesta un animal, o lo que vale una bolsa de harina, una de azúcar, para que reconozcan, desde el juego, desde las actividades que les voy ofreciendo, el valor del dinero", dice esta abnegada profesora.

"Nos preguntan: ?¿Cuándo empezamos?' -dice entusiasmada-, ?¿Cómo es la ciudad?' o ?¿Hay mucho tránsito?' Quizás no se animan a llegar a la ciudad porque, entre otras cosas, no saben leer el cartel de una calle, no saben orientarse. Entonces ésas son las preguntas que nos hacen permanentemente. Es muy raro", dice Eliana con la sonrisa de alguien que está satisfecha con su trabajo.

Trabajo "de hormiga"

María del Valle Cabaña, la directora del Cebja, explica cómo es la labor que desarrollan y lo hace en forma simple, como si fuera una tarea más dentro de la educación.

Al hablar de las distancias, las cita como referencia pero no como obstáculo. "Recorremos varios cientos de kilómetros -dice-, porque al Diamante son 30 kilómetros desde la ruta 144; a Trintrica son 30 también; al Sosneado son 180...", y no saca más cuentas porque en realidad nunca le preocupó, como tampoco a Eliana.

La directora establece la diferencia con los centros de adultos que funcionan en el centro, donde "tenés espacio en el que el chico va a la escuela, que desde el vamos es distinto porque no es la docente que visita el hogar. Ahí cambia. Notamos también el interés.

Los chicos en la ciudad o en algunos distritos, como tienen acceso a la escuela y como siempre lo han tenido, es como que no hay mayor interés. En cambio en esta gente que nunca tuvo la posibilidad de estudiar, es como que aprovecha al máximo la hora y media o dos horas que está la maestra con ellos. Te preguntan todas las inquietudes que tuvieron o que no saben. Cosas que son básicas para nosotros, para ellos son muy importantes", dice con entusiasmo y brillo en sus ojos.

"La gente en los puestos no va a la escuela porque no puede. Por ejemplo, en el pueblo del Diamante lo más cerca que puede llegar a tener es El Nihuil o El Sosneado, pero para llegar al puesto El Diamante hay que recorrer como 30 kilómetros en un camino malísimo. Hay gente que hace años que no sale de su propiedad y sólo gracias a la gente de Arraigo (área del municipio) ellos consiguen cosas.

La gente de Arraigo muchas veces hace un trabajo ?de hormiga' y no se les reconoce nada. Ellos piden shampoo, o cosas que no tienen la posibilidad de comprar. Ellos dan la plata y demás, y los chicos compran o hacen una carga virtual a los teléfonos, porque ahora sí, gracias a Dios, hay señal en algunos lugares".

Ambas docentes amenizan su charla con anécdotas, como por ejemplo: la de un hombre de unos 70 años que concurría a aprender a leer y escribir. "Él ponía una marca en sus animales. Esa marca la escribió con un palito en el piso y me dijo que es algo hermoso que Eliana los visite porque aprendió que esa marca eran sus iniciales. Se dio cuenta de que eso que plasmaba a fuego en los animales, eran el nombre y el apellido suyo. Está muy agradecida la gente mayor; ponen mucho entusiasmo al aprender. Ver a una señora grande que lea ?pala' o ´casa' es muy lindo".

El programa

Tanto María del Valle como Eliana explican que éste es un proyecto surgido en 2012 a partir de un relevamiento realizado por el área de Educación, Niñez, Adolescencia y Arraigo de la Municipalidad de SanRafael y la Sección N° 5 de Educación Básica de Jóvenes y Adultos. El mismo consiste en que una docente cocurre a los puestos y junto con las alfabetizadoras enseñan a leer y a escribir a aquellas personas que nunca tuvieron la oportunidad de aprender o de ir a una escuela, ya sea por las distancias o por otras razones.

En la actualidad se han implementado 32 grupos en distintos espacios geográficos dependientes del Plan Nacional de Alfabetización (Plan Encuentro), con un total de 164 alumnos en proceso de alfabetización.

Hay alfabetizadoras que son las que enseñan los primeros pasos y después continúan desde la escuela (Cebja). Muchos de los docentes pertenecen a la Asociación de Puesteros. Son chicas muy jovencitas que tuvieron la posibilidad de ir a una escuela secundaria, generalmente a El Nihuil o El Sosneado. Ellas son las que colaboran con la directora del Cebja.

Todos están convencidos de la marcha de este proyecto, para lograr que "esa gente no siga en un completo anonimato, porque es muy lejos donde están y es muy difícil llegar a ellos", dicen como cierre Eliana y María del Valle.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA