El gobierno de Venezuela anunció hoy su retiro de la Organización de Estados Americanos (OEA), luego de que se convocara a una reunión de cancilleres para evaluar la grave crisis del país, que este miércoles vivió otra jornada de protestas con violencia.
"El día de mañana (jueves), tal como ha instruido el presidente Nicolás Maduro, presentaremos la carta de denuncia a la OEA e iniciaremos un procedimiento que tarda 24 meses", anunció la canciller venezolana Delcy Rodríguez, en una declaración transmitida por la televisión oficial.
"Venezuela no participará en lo sucesivo de ninguna actividad, de ningún evento, donde se pretenda posicionar el intervencionismo y e injerencismo", agregó Rodríguez, quien calificó a los 19 países que votaron a favor de la reunión como "cipayos (serviles) genuflexos".
A petición del gobierno venezolano, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) convocó una reunión extraordinaria para el 2 de mayo.
El presidente Nicolás Maduro asegura que la "derecha venezolana" hace "terrorismo" para provocar un caos, como parte de un plan con Estados Unidos para derrocarlo y propiciar una intervención extranjera.
El gobierno socialista enfrenta desde hace un mes una ola de protestas que ha derivado en fuertes enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y manifestantes, disturbios y saqueos, que han dejado 28 fallecidos y centenares de heridos y detenidos.
Masivas protestas
Agentes antimotines dispersaron este miércoles con bombas lacrimógenas una movilización de miles de opositores contra Maduro. Un joven de 20 años, según los primeros informes, murió por el impacto de una bomba de gas en el pecho, en una protesta en Altamira, este de la ciudad.
La militarizada Guardia Nacional y la policía impidieron, con una lluvia de gases, perdigones y chorros de agua, en la autopista Francisco Fajardo y otros puntos del este de Caracas, que la marcha avanzara hacia la Defensoría del Pueblo, en el centro, considerado bastión de los chavistas.
Algunas bombas cayeron entre la multitud y en el sector de Santa Mónica los gases afectaron a niños que estaban en una escuela. En San Cristóbal (Táchira, fronterizo con Colombia), y en otras ciudades, las fuerzas de seguridad repelieron de la misma forma a los manifestantes.
"Quiero morir en Venezuela libre de dictadura. Llevo casi un mes protestando y voy a seguir hasta que salgamos de esto", declaró a la AFP Elizabeth Freites, de 77 años, quien dice haber participado en todas las marchas.
Sin ceder terreno, miles de seguidores del gobierno se concentran en las afueras del palacio presidencial de Miraflores, donde ovacionaron a Maduro.
"Estamos movilizados por la revolución, por nuestro presidente. Llamamos a la oposición a que salgan de ese camino violento", declaró el joven Freddy Gutiérrez.
Lo que potenció la furia opositora
Las protestas estalló luego de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), acusado por los opositores de servir al chavismo, se adjudicara a fines de marzo las funciones del Parlamento, único de los poderes que controla la oposición, aunque dio marcha atrás por la fuerte crítica internacional.
Buscando calmar las aguas, Maduro, cuyo mandato concluye en enero de 2019, dice querer elecciones, pero se refiere a las regionales, que en 2016 fueron postergadas y aún no tienen fecha, descartando un adelanto, como piden sus adversarios, de las presidenciales de diciembre de 2018.
"Queremos votos en elecciones libres y democráticas", dijo el líder opositor Henrique Capriles, afectado por los gases.
Para el exrector del poder electoral Vicente Díaz, las elecciones regionales "son impostergables, pero eso no basta para aliviar la tensión". "Se debe recomponer el tejido constitucional para solventar esta crisis", dijo.
El presidente socialista también ha llamado a sus opositores a conversar y pedido el acompañamiento del papa Francisco. "He llamado al dialogo nacional un millón de veces", dijo este miércoles ante sus seguidores.
Para el director de la página religiosa Il Sismografo, Luis Badilla, el gobierno y la oposición "usan al papa y al Vaticano y son poco fiables".
"Hay una presión muy grande de la comunidad internacional para una negociación política de la oposición con el gobierno, (pero) elecciones generales no creo que sean posibles", opinó el analista Carlos Raúl Hernández.
La oposición lo llama "dictador" y estima que la salida del poder de Maduro es la única solución a la profunda crisis política y económica del país petrolero.
Más de un 70% de venezolanos, según encuestas privadas, reprueba la gestión de Maduro, cansados de la escasez de alimentos y medicinas, y una inflación que según el FMI llegará al 720,5% este año, la más alta del mundo.