En medio de la delincuencia creciente, la inflación galopante y la carencia de productos básicos, el partido gobernante de Venezuela, fundado por el difunto presidente Hugo Chávez, enfrenta por primera vez en 17 años la posibilidad de sufrir una fuerte derrota en las elecciones legislativas de hoy, a manos de una oposición que le lleva 30 puntos de ventaja en las encuestas.
Si la oposición logra arrebatar la mayoría de las bancas a los aliados del gobierno del presidente Nicolás Maduro, por primera vez desde 2000 obtendría el poder para tratar de contener el cada vez mayor control del Poder Ejecutivo sobre la vida nacional.
Algunos sectores opositores han anunciado también que, de ganar el control de la Asamblea, podrían promover un referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro antes de que el dirigente socialista complete su mandato de 6 años, que termina en 2019. La popularidad de Maduro se ha visto golpeada por una crisis económica caracterizada por una creciente inflación y severos problemas como el desabastecimiento de alimentos y otros bienes básicos.
El presidente de la encuestadora local Datanálisis, Luis Vicente León, destacó “el hecho que por primera vez en 17 años, la oposición sea favorita para ganar”. “La gente está ávida de cambios, de propuestas, de alternativas”, dijo León.
Los adversarios del gobierno también buscan imponer controles al Poder Ejecutivo que, bajo el mandato de Chávez y luego de Maduro, su heredero político, ha poblado de aliados los poderes públicos y desde 1999 la presidencia ha acumulado cada vez mayor poder, lo que le ha permitido avanzar en el propósito de convertir a Venezuela en un Estado socialista.
De lograr 101 bancas, la alianza opositora alcanzaría una mayoría calificada que sería decisiva para promover leyes fundamentales y evitar que se realicen modificaciones sustanciales de éstas, aprobar votos de censura contra los ministros y el vicepresidente, y remover las autoridades electorales.
Tres quintas partes de la Asamblea, o 101 votos, es el mínimo requerido por la ley que habilita al presidente a gobernar por decreto. La mayoría de las reformas que Chávez y Maduro han hecho para poner en rumbo al país hacia un Estado socialista, se hicieron mediante leyes habilitantes. De ver disminuida su representación en la Asamblea estaría obligado al menos a negociar con sus adversarios para lograr su aprobación.
Una victoria del oficialismo animaría a los seguidores de Chávez para seguir en el camino de la transformación de Venezuela en un Estado socialista.
Maduro denuncia constantemente que su gobierno es blanco de una campaña de descrédito para justificar su derrocamiento porque la derecha venezolana y sus aliados en el extranjero no le perdonan que en el marco de una política "soberana e independiente" la principal beneficiaria de las riquezas sea la mayoría pobre del país.
“Nadie puede venir a cuestionar los valores democráticos de Venezuela. Venezuela es campeona mundial de democracia. Nosotros somos: en elecciones, en participación democrática, en protagonismo político, medalla de oro olímpica. En democracia, en libertad, en soberanía, en independencia”, dijo el gobernante la noche del viernes en una alocución transmitida a todo el país.
Además de la sobrevivencia del proyecto político de Chávez, el oficialismo dice que un triunfo opositor pondría fin a una serie de programas sociales que incluyen desde capacitación laboral, viviendas, electrodomésticos y ayuda en efectivo para madres solteras.
Pese a que la popularidad de Maduro ha mermado en los últimos meses, el oficialismo sigue contando con el apoyo de una porción importante de la población, en particular entre los más pobres.
Se espera que los primeros resultados se den a conocer muy tarde en la noche de hoy o en las primeras horas de la madrugada del lunes.