El gobierno de Venezuela protagonizó ayer nuevos roces con la oposición, a la que acusó por la muerte de una funcionaria del Servicio de Inteligencia (Sebin), y con Estados Unidos, al que replicó duramente declaraciones de su vicepresidente, Joe Biden, mientras simpatizantes oficialistas y opositores volvieron a salir a las calles de Caracas.
El ministro de Interior y Justicia, general Miguel Rodríguez Torres, informó que una funcionaria del Sebin murió el sábado al "ser atacado" el vehículo en que viajaba por efectivos de la policía de Chacao, uno de los cinco municipios en que se divide Caracas y que es gobernado por la oposición a la administración central.
Según Rodríguez Torres, efectivos del Sebin que realizaban labores de inteligencia en el barrio Altamira "capturaron" a una persona "vinculada con hechos violentos". Entonces "llegó un grupo de nueve motorizados (motociclistas) de Polichacao que dispararon sin mediar palabra y le quitaron la vida a una muchacha recién graduada de detective; eso se llama homicidio", indicó el ministro.
El general remarcó que los policías de Chacao actuaron "desproporcionadamente y violando todos los protocolos", según reprodujo la agencia noticiosa estatal AVN. La muerte de la funcionaria del Sebin elevó a 23 la cantidad oficial de víctimas fatales registradas en relación con las protestas callejeras que se realizan cotidianamente desde el 6 de febrero pasado en los estados andinos Táchira y Mérida, y desde el 12 de ese mes en el resto de Venezuela.
En tanto, los cuatro alcaldes opositores de municipios caraqueños -Gerardo Blyde (Baruta), Ramón Muchacho (Chacao), David Smolansky (El Hatillo) y Carlos Ocariz (Sucre)- denunciaron en conferencia de prensa una supuesta "maniobra" del gobierno central para que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) intervenga esas administraciones comunales, informó el canal Globovisión.
Réplica a Biden
Paralelamente, el presidente Nicolás Maduro respondió enérgicamente a Biden, quien, en una entrevista publicada ayer por el diario chileno El Mercurio, le imputó "inventar conspiraciones totalmente falsas y extravagantes" y "distraer a su pueblo", y calificó como "alarmante" a la situación en Venezuela.
Maduro afirmó que esas declaraciones constituyen "un irrespeto a la soberanía venezolana y una agresión directa al pueblo", y aseguró que "sectores violentos locales reciben financiamiento de oficinas del gobierno de Estados Unidos para atentar contra la tranquilidad del pueblo venezolano".
El mandatario también recibió en el palacio presidencial de Miraflores a una marcha de miles de militantes de movimientos sociales y "colectivos" chavistas, ocasión en la que criticó, sin nombrarlo, al gobernador de Miranda y excandidato presidencial opositor, Henrique Capriles.
"No lo quieren ni en la oposición", dijo Maduro y agregó: "¡Qué vergüenza! Su liderazgo de marketing no le duró ni un año. ¿Ustedes recuerdan cuánto gastaron en levantar esa imagen? Y ahora está en la lona. Nunca el pueblo lo quiso y ahora no lo quiere ni el pueblo que vota por la oposición".