No hay posibilidad alguna de que países de la Unión Europea, como Francia o Irlanda, denuncien el acuerdo de libre comercio con el Mercosur.
Lo que sucede es que el presidente francés, Emmanuel Macron, tiene un serio problema interno por la resistencia de los agricultores franceses a este tratado.
El acuerdo entre ambos bloques regionales se caracteriza por permitir el ingreso del 87% de las exportaciones agrícolas del Mercosur a la UE con arancel cero. De modo que se trata de una derrota histórica para el proteccionismo agrícola francés, que a su vez es el núcleo de la política agrícola de la UE.
El acuerdo entre la UE y el Mercosur es, por un lado, una asociación estratégica, y por otro lado, un tratado comercial. Los aspectos comerciales del acuerdo, que son fundamentales, porque constituyen la clave del acuerdo, requieren para entrar en vigor dos pasos: uno, la aprobación por parte de los congresos de cada uno de los cuatro países integrantes del Mercosur, Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay; y, por otro lado, la aprobación exclusivamente del Parlamento europeo, sin que se requiera la intervención de los parlamentos nacionales de los 27 países de la UE. Por lo tanto, en este proceso no tiene que intervenir la Asamblea Nacional de Francia. Lo que sí requiere la aprobación de los 27 parlamentos nacionales es el aspecto de asociación estratégica, que tiene un significado esencialmente político.
El acuerdo, vale decir, ya ha sido aprobado por el gobierno francés, con la firma del presidente Macron.
Por otra parte, Macron no es parte del Parlamento europeo y los eurodiputados franceses representan menos del 10% del total de integrantes.
Sus comentarios guardan relación con la resistencia interna que sufre en Francia: Macron es un presidente profundamente debilitado por la virtual insurrección de los camisas amarillas y se enfrenta a la protesta que realizan los agricultores franceses, que son los grandes perjudicados por este acuerdo.
Por lo tanto, las intenciones de Macron, al declarar que Francia se opondrá al acuerdo con el Mercosur, no son objeto de análisis.
Por otra parte, lo que sí es seguro es que el problema de la Amazonia es un problema que va más allá de estos incendios. Téngase en cuenta que estos incendios que se suceden se han extendido y existen también en la región amazónica de Bolivia y Paraguay y amplios sectores del Perú. Esto coincide con una temporada seca y con el hecho de que no hay una respuesta a la situación de qué hacer con la Amazonia en el sentido de que es imposible mantenerla como una reserva ajena a todo sistema de producción.
En el conjunto de los amazonas pertenecientes a Brasil, Perú, Bolivia y Ecuador, viven y trabajan más de 20 millones de personas. La región no es un jardín europeo.
Las de Macron son expresiones de carácter político individual. El problema de fondo es que Brasil se apresta a aprobar el acuerdo con la UE en los primeros meses de 2020. La importancia se debe fundamentalmente al tamaño y el potencial de Brasil.