AD es la sigla de moda en el fútbol argentino. Un fantasma que viene acechando desde hace 20 años y que aparece cada tanto con fuerzas. Las Sociedades Anónimas Deportivas no son otra cosa que el negocio de la pasión, la privatización de una entidad democrática y quizás el primer paso para ir por otras. Ya se cambiaron las reglas del Enard (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo), que era un ente autárquico.
Desde 1999, cuando era presidente de Boca, Mauricio Macri quiere imponer el modelo de privatización de los clubes sin mostrar grandes beneficios para las instituciones, pero sí para los empresarios que buscan lugares en donde invertir. En aquella oportunidad, el hoy presidente de la Nación perdió la votación por 24 a 1 y debió archivar el proyecto.
Pero ahora, con otro poder vuelve a la carga y amenazando con utilizar, como su mayor carta, el decreto 1.212 de la AFIP -consiste en una exención impositiva para los clubes- como método de presión.
Pese a ello, saben que los números no cierran por ahora y en una jugada bien política (lanzaron la idea para hacer una encuesta pública) dejaron la discusión para el año que viene. En principio, esta jugada se iba a tratar el 29 de noviembre. La mayoría de los clubes grandes ya tienen en sus Estatutos la negativa al cambio de razón social y sólo Boca, por razones obvias, sigue levantando la bandera. Y hasta trataron de que la votación fuera secreta con la esperanza de convencer a algunos que, en las sombras, están a favor pero saben que no pueden hacerlo público porque su masa societaria no opina igual.
Desde el gobierno saben también que es una medida antipopular, que no viene bien en estos tiempos de enojo social. Pero inexorablemente se tratará en algún momento.
Para aprobar el cambio, la AFA necesita 33 votos de los 43 asambleístas habilitados y, hoy por hoy, ya hay 12 clubes de Superliga que mostraron su negativa (River, San Lorenzo, Vélez, Independiente, Gimnasia, Banfield, Rosario, Argentinos, Unión, Colón, Newell's y Atlético Tucumán).
De haberse votado, Mendoza hubiera tenido dos representantes: Godoy Cruz como integrante de la Superliga, que no ha hecho pública su decisión, y Fernando Porretta (presidente de Gimnasia como miembro de la Mesa de la B Nacional), quien aseguró que debe ver cuál es la decisión de la categoría, que al parecer sería negativa en su mayoría.
Lo cierto es que es importante destacar que la privatización sólo atenta contra la función social que muchas de las instituciones hacen en este momento. Es darle un golpe duro a la pasión, porque la gente dejaría de ser “dueña” de la institución. Cómo bien dice Fernando Raffaini, ex presidente de Vélez, "no se trata de sociedades anónimas comunes sino de asociaciones de más de cien años, que tienen deportes recreativos”.
Incluso habría competencia desleal entre aquellos que puedan incrementar su activo gracias al aporte de sus inversores y los que sólo tengan para administrar los aportes que haga su masa societaria.