Macri y Fernández, juntos en una misa a dos días del traspaso

Hubo muestras de buena convivencia. Se juntaron en un museo ubicado enfrente de la catedral y fueron juntos a la ceremonia.

Macri y Fernández, juntos en una misa a dos días del traspaso
Macri y Fernández, juntos en una misa a dos días del traspaso

Con un llamado de la Iglesia a la unidad para "salir del laberinto en el que nos encontramos" y una exhortación a que "los pobres sean los hermanos más cuidados", Mauricio Macri y Alberto Fernández compartieron hoy una misa en Luján presidida por el titular de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, de la que también participaron dirigentes sociales y sindicales, a dos días del cambio de gobierno.

También fueron parte del convite de la Conferencia Episcopal Argentina senadores y diputados, líderes políticos, sindicalistas y movimientos sociales, y también a los representantes de otras religiones allí presentes.

En el centro de la primera fila se ubicaron Macri y Fernández y sus parejas -Juliana Awada y Fabiola Yáñez, respectivamente-, flanqueados ambos por funcionarios del actual gobierno como ministros del gabinete que sumirá el próximo martes.

Del lado de Macri se ubicaron el jefe de Gabinete, Marcos Peña; los ministros de Interior, Rogelio Frigerio, y de Producción y Trabajo, Dante Sica; la vicepresidenta Gabriel Michetti; y el senador nacional, Federico Pinedo. Por el lado de Fernández estuvieron su futuro jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna; los futuros funcionarios Gustavo Béliz (secretario de Planeamiento Estratégico), Marcela Losardo (ministra de Justicia), Felipe Solá (Canciller) y Daniel Arroyo (Ministro de Desarrollo Social); y los sindicalistas Héctor Daer y Ricardo Pignanelli.

"Invitamos a rezar hoy y aquí, porque somos conscientes que estamos en un momento delicado del mundo, de nuestra América Latina y de nuestra Nación", dijo monseñor Jorge Eduardo Scheinig, Arzobispo de Mercedes-Luján, en su homilía, en la que destacó el "gesto" de mandatarios y dirigentes de estar allí para sumarse al pedido de la Iglesia por la "unidad" y la "paz", lo que fue respondido con aplausos por el resto de quienes participaron de la celebración.

"No somos ingenuos, no creemos que una celebración sea la solución de los problemas, pero estamos seguros que este gesto que estamos realizando juntos, habla por sí mismo y deseamos que en estos días históricos y con la ayuda de lo Alto, se convierta en una puerta para entrar en esta nueva etapa, con sinceros anhelos de unidad y de paz", dijo Scheinig desde el altar montado a espaldas de la basílica, de frente a los presentes.

El arzobispo de Mercedes-Luján dijo que "nos oponemos a que (los pobres) sean reducidos a un hecho sociológico o macroeconómico. Deseamos que recuperen los derechos y las oportunidades a la que está llamada toda persona humana", dijo, y agregó: "No podríamos no estar al lado de los pobres".

Hablando de unidad,  Scheinig dijo: “estamos agotados de tantos desencuentros y peleas. No se trata de una unidad homogénea o hegemónica, sino de una unidad necesaria para construir el país deseado y salir del laberinto en el que nos encontramos.

En ese sentido, recordó la invitación del papa Francisco a "vivir en una unidad que integra armónicamente las diferencias" y destacó la necesidad de "promover una cultura del encuentro", de "escucharnos" y "volver a dialogar" y dijo que "mucho" ayudaría "un pacto social" y "políticas de Estado que perduren", más allá de los gobiernos.

Asumió que "la unión de un pueblo es una tarea" y "una lucha que comienza en el corazón de cada uno", venciendo "egoísmos profundos, vanidades, narcisismos, maldades y hasta la propia mentira que nos fabricamos para vender una imagen" y dijo que "la unión es también una batalla comunitaria, colectiva, que estamos invitados a dar todos los que deseamos ser un pueblo con horizonte".

"Para construir esta Nación bendita necesitamos de todos. Nadie sobra en esta construcción", dijo y llamó a no caer en "la estructura del pecado" y "quedar atrapados en una tela araña, en el que pueden convivir sin culpa, sin cargo de conciencia, el que opta por ser deshonesto, corrupto, e inmoral y corruptor".

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