Macri y el Papa, un reencuentro esperanzador

Más allá de la menor o mayor afinidad personal, es vital para nuestro país que el presidente de la Nación y el Papa argentino sumen sus eminentes roles institucionales para el fortalecimiento de la República y el bienestar del pueblo. Algo de eso parece h

Macri y el Papa, un reencuentro esperanzador

La reciente audiencia entre el papa Francisco y el presidente Macri, en el Vaticano, no sólo sirvió para una recomposición en la relación entre ambos, que ya tenía altibajos desde hace años, mucho antes de que Bergoglio fuese elegido líder de la Iglesia universal; además permitió encaminar una tarea complementaria entre el gobierno nacional y el Episcopado argentino, siempre atento a las necesidades sociales.

En el primer encuentro entre el pontífice y Macri a cargo de la Presidencia, a fines de febrero, fue inocultable la tirantez que existió entre ambos, principalmente de parte del Papa. En cambio, en esta oportunidad hubo una clara predisposición de Francisco por interiorizarse de la marcha del gobierno y sobre cómo se vienen ejecutando o planificando acciones para paliar la delicada situación de pobreza y marginalidad en la que se encuentra sumido un tercio de la población.

La misión apostólica que ejerce un pontífice hace tolerable que éste se interese por la situación social en un determinado lugar del mundo. No debe tomarse dicha acción como una intromisión. Un papa debe velar por las condiciones de vida de los fieles católicos en general y en el caso puntual de la Argentina es lógico que así suceda, además, por su nacionalidad.

Debe tenerse en cuenta el papel preponderante que el entonces cardenal Jorge Bergoglio tuvo en la conformación del Diálogo Argentino, instancia de acercamiento y de pacificación que se abrió durante la presidencia provisional de Eduardo Duhalde para intentar encauzar la relación entre los argentinos luego de la crisis social y política que terminó con el gobierno del presidente Fernando de la Rúa.

Tras la entrevista reciente en el Vaticano, el presidente Macri convocó al diálogo tripartito entre el Gobierno, los empresarios y los trabajadores, a través de la CGT recientemente reunificada, para buscar un marco de acercamiento entre las partes y acordar medidas que ayuden a superar la difícil situación económica, que siempre tiene repercusión en la economía de cada hogar. También se dispuso desde la Presidencia acercar a los organismos del Estado con distintas organizaciones sociales y barriales para instrumentar mecanismos de ayuda a hogares y comedores comunitarios que día a día asisten a personas de escasos recursos y necesitadas de cobijo y alimentación.

Concretamente, la Iglesia aparece una vez más como garante de toda iniciativa que pretenda acercar a las partes en la instrumentación de medidas para superar la crisis y hacer más llevadera la situación de pobreza en la que millones de argentinos se encuentran. Su aporte -lo hemos reiterado muchas veces desde este mismo espacio- es en estos casos de vital importancia, ya que a través de sus religiosos y laicos lleva a cabo una cobertura casi completa de la realidad argentina, llegando con sus templos y organizaciones a los distintos rincones del país.

Por lo tanto, en este momento de intento de despegue en lo económico que encara el Gobierno no es menor que el Presidente acepte con humildad y simpleza el consejo del Papa y de los obispos argentinos. El diálogo y la búsqueda de consensos que tanto promocionó Macri antes de ser jefe del Estado pueden encontrar en el Papa un aliado fundamental que ayude a atemperar la crítica situación social heredada tras años de corrupción y clientelismo político y que tanto va a costar erradicar en el mediano plazo.

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