Cuando el presidente Mauricio Macri bajó de la combi que lo traía de la pista de aterrizaje del helicóptero, se había sacado ya la corbata que exhibió en el acto oficial en el Cerro de la Gloria. Y lo primero que hizo fue pedir un baño prestado.
Después de esa parada inesperada, estuvo listo para encarar un encuentro que podría considerar "propio": es que las presencias radicales en Luján eran mínimas y estaban las caras conocidas del Pro y algunos cercanos al anfitrión Omar De Marchi y gente del Partido Demócrata.
A ese lugar fue Macri a hacer la única promesa que se le escuchó en tierras mendocinas: construir cloacas para las ocho mil personas que viven en esa zona del distrito Perdriel. Como al pasar, el Presidente lanzó su apuesta por la reelección: "Si Dios quiere y esto continúa, en ocho años todos los argentinos tendrán los servicios básicos".
Estaba el presidente y líder del Pro, Mauricio Macri; el gobernador radical y aliado Alfredo Cornejo, y también el único intendente del Pro en Mendoza, el lujanino Omar de Marchi. Pero desde el principio estuvo claro que era una fiesta macrista.
Allá llegaron el delegado regional de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo Gustavo Cairo; el diputado provincial Pablo Priore; la diputada nacional Stella Huczak; también algunos demócratas como el titular de Aysam, Richard Battagión. Llamó la atención la ausencia de una macrista que sí estuvo en el Cerro de la Gloria: Susana Balbo.
De los radicales, apenas las presencias que tenían que estar, teniendo en cuenta el anuncio que hizo Macri: el subsecretario de Servicios Públicos, Sergio Marinelli, y el gerente general de Aysam, Raúl Cicero; minutos antes de la llegada del Presidente y el Gobernador, arribó el subsecretario de Relaciones Institucionales y operador político de Cornejo, Néstor Majul.
A pesar de que claramente el radicalismo "le regaló" el acto de Perdriel al Pro, De Marchi, presidente del macrismo en Mendoza, no perdió los buenos modales con el socio principal de Cambia Mendoza al momento de hablar del apoyo para concretar la obra: "Gracias al Gobernador, un permanente colaborador del departamento de Luján".
No había fanfarrias militares ni rígidas normas de protocolo. Apenas un atril sobre un escenario de tablas en el medio de una calle de tierra, aunque la calzada fue tapizada por una raída alfombra de unos ocho metros por ocho metros que alguna vez podría haber sido verde.
Más allá de ese cuadrado de alfombra sobre la calle, había un vallado de seguridad que dejaba despejado el escenario de vecinos y periodistas. Dentro del vallado, sobre la alfombra, un puñado de chicos de la escuela René Favaloro vestidos por impecables guardapolvos esperaban a Macri.
Alboroto barrial
Desde temprano, los barrios Coni, Solar de Cuyo y Achiras estaban conmocionados. Cuando el día empezaba a clarear y los vecinos a desperezarse, se encontraron con una presencia policial nunca vista por la zona.
Los tres barrios están al oeste de la ruta provincial 15, separados por límites que sólo conocen los que viven ahí; rodean a las escuelas René Favaloro (primaria) y Cerro del Plata (secundaria).
No se trata de barrios coquetos de clase alta, sino del Instituto Provincial de la Vivienda, de casitas humildes, pero en las que se nota el sacrificio de aspirar a una vida mejor y con densidad de perros por metro cuadrado. Quizá el dato que determina el perfil de la zona es que desde hace más de veinte años reclaman uno de los elementos de la infraestructura social básica, clave para la salud: las cloacas.
Allí fue a parar el presidente Macri pasadas las 11. Llegó con Cornejo y De Marchi; ninguno de los dos atinó a sacarse la corbata delante del Presidente.
También llegaron con ellos los ministros: del Interior, Rogelio Frigerio; de Defensa, Julio Martínez, y de Desarrollo Social, Carolina Stanley.
No había demasiadas excusas para que Macri fuera a ese lugar más que a anunciar una obra de interés municipal: en las próximas horas se formalizará el llamado a licitación para construir las cloacas para esos barrios y otros más que conviven en un puñado de metros cuadrados de Perdriel.
“Hoy estamos acá para decirles que se acabó el abandono. Son muchas décadas de promesas incumplidas y acá estamos para decirles que estamos licitando esta obra que va a cambiar la vida a 8 mil personas. Son muchas familias y ésta es la primera etapa porque son 15 mil los que están reclamando este tema. Son muchos barrios. A todos quiero decirles que vamos a cumplir”, prometió el Presidente.
Luego Macri levantó la apuesta de su promesa, como para salir del anuncio municipal y estirar sus pretenciones a la reelección: "Aspiramos que en cuatro años el cien por ciento de los argentinos tenga agua potable y el 75% tenga cloacas. Si Dios quiere y esto continúa, en ocho años todos los argentinos tendrán los servicios básicos".
De Marchi dijo a los vecinos que “la obra mil veces prometida y mil veces postergada”. Luego el intendente tiró más flores a Macri: “San Martín tenía muchas virtudes, pero tenía una fundamental, era un hacedor, un verdadero transformador. Y estos tiempos que vienen en la Argentina tienen que ser necesariamente de transformación y queremos acompañarte Mauricio”.
Cornejo también rindió tributo a la alianza electoral, asegurando que el “Gobierno nacional tiene alta sensibilidad social, porque en todos los departamentos habrá muchas obras de cloaca y agua como necesita Mendoza. Si eso no es mejorar la calidad de vida, entonces qué es. Sensibilidad social no es regalar el dinero, es crear las condiciones para que el individuo se desarrolle. Eso es lo que queremos hacer”.
Mientras De Marchi, Cornejo y Macri hablaban al centenar de vecinos, a 50 metros del atril, un puñado de militantes del SUTE gritaba contra el Item Aula y el tarifazo. Eran pocos, alcanzaban los dedos de las manos para contarlos, pero gritaban fuerte. Desde el acto, algunos de los vecinos intentaron tapar una protesta que sentían ajena al grito de “Macri, Macri”.
Don Cruceño y una promesa del propio presidente
La promesa de cloacas es chiquita como para que la haga un presidente, aunque es grande para el que vive con un pozo séptico hace décadas. En la mañana temprano, los vecinos comentaban que hacía 20 años o más esperaban esa obra y que había sido prometida muchas veces.
Uno de esos vecinos es Raúl Cruceño, el hombre de 85 años que fue llamado por Mauricio Macri para subir al escenario y jurarle en la cara que esta promesa será la última.
Don Cruceño es el presidente del Club Ferroviario y un referente de la barriada donde fue Macri ayer.
El club está ubicado en el barrio Cuadro Estación y allí practican deportes más de 100 chicos de la zona. Perdriel ya conoce de visitas nacionales; en Cuadro Estación estuvo hace poco más de un mes y medio el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.
“Ni lo soñé en mi vida, ni lo tenía en la cabeza. Fue como un balde de agua fría”, decía Don Cruceño de su encuentro con Macri. Luego enfatizaba que lo único que le pide al Presidente es que la obra “se haga realidad, que no sea otra promesa”.
Don Cruceño fue contratista de viña y empleado de una empresa petrolera. Es viudo hace diez años, tiene dos nietos ya hombres de 24 y 26 años. Hace 50 años que vive en Perdriel. Llegó antes de que la zona se convirtiera en una barriada que alberga a 8 mil personas.
Obviamente, es la primera vez que habla con un presidente.
Una obra con 8.000 beneficiarios
Para aportar color multipartidario, el único peronista del lugar, el ex ministro, precandidato a intendente del Frente para la Victoria y actual secretario de Servicios Sanitarios de Luján, Rolando Baldasso, juraba que el domingo saldría publicado el llamado a licitación de una obra de casi 32 millones de pesos, de los cuales alrededor de 9 millones los pondrá el municipio y el resto el Ministerio del Interior.
La obra, que beneficiará a 8.000 personas, se iniciará aproximadamente un kilómetro al norte de la Bodega Norton, sobre la ruta 15 y llega hasta la rivera del río Mendoza.