Por Fabián Galdi, editor MásDeportes digital - fgaldi@losandes.com.ar
Como un pájaro sin luz es la imagen tomada de un tango metido debajo de la piel de los argentinos como Naranjo en flor. Parafraseando la poética de Homero Expósito, la metáfora alude al presente de la Asociación del Fútbol Argentino. El amesetamiento que produce la gestión comandada por Luis Segura es lo más cercano a calcular cuántos días le faltan a la cuenta del presidente interino de la AFA para cumplir el sueño personal de partir rumbo al cargo vacante en la secretaría general de la Conmebol. Ya no está José Luis Meiszner ocupando ese lugar y no por cumplimiento de mandato o aspiraciones de otro tipo, si no porque quedó atrapado en la telaraña jurídica del FIFAgate y ahora su horizonte es más cercano: su propio pellejo. Entonces, si el interinato de uno coincide con su aspiración de alejarse de la dirigencia nacional y -paradójicamente- aún mantiene su postulación para ser el heredero de Julio Grondona, nada puede sorprender: en Viamonte 1366 se filma una película de tinte fellinesco en la cual el grotesco es interpretado por varios actores a la vez.
Sobre el final de la semana pasada, un tufillo a intervención del Gobierno nacional recorrió los pasillos de la casa mayor del fútbol de este país. Un golpe de efecto, sin dudas, en tono de señal para posicionar al Ejecutivo en una nueva demostración de poder. Ya no está Don Julio con sus amenazas sobre una posible penalización de la FIFA si es que algún club o asociación planeaba ir a la Justicia civil por fuera de la deportiva. Si hasta Marcelo Tinelli dio el primer paso con sus amenazas de pasar por Tribunales tras el papelón de las fallidas elecciones de diciembre pasado.
Ahora, las cartas están en la mesa y los jugadores son peso pesado: además del animador y empresario televisivo asoma cada vez con mayor fuerza la presencia de Hugo Moyano, cuando semanas atrás ese escenario aparecía dominado por Daniel Angelici y Matías Lammens, quienes incluso trabajaron en una virtual auditoría y lograron el desplazamiento del dirigente Rubén Raposo - del riñón grondonista - por irregularidades relacionadas con la finanzas afistas. De hecho, los presidentes de San Lorenzo y Boca Juniors potenciaron su protagonismo desde principios de año cuando la AFA parecía acéfala, pero el contrapeso llegó con la aparición vigorosa de su par de Independiente de Avellaneda, mucho más dúctil en gestión política que sus colegas.
El nuevo sujeto en cuestión está lejos de ser un proyecto surgido de la noche a la mañana. La Súper Liga ya formaba parte del imaginario tinelliano desde hace al menos un año atrás. Las conversaciones en la Conmebol ya se habían iniciado y la FIFA estaba al tanto, por eso sorprende cuando Segura y compañía dicen haberse enterado recién en los últimos diez días de qué se trataba este verdadero tanque revolucionario en la estructura del fútbol nacional.
¿Cuál es la diferencia en el tiempo pasado, presente y futuro? Ni más ni menos que el haberlo involucrado a Mauricio Macri con la idea base. Es más, si bien Lammens se había manifestado públicamente en desacuerdo con los sondeos del macrismo para convertir a los clubes en sociedades anónimas, lo cierto es que el joven dirigente sanlorencista también se encolumna junto a Tinelli - vicepresidente azulgrana - en esta potencial refundación futbolística en la Argentina. Y así, la disidencia actual de Moyano asoma como un contrapeso - quizá sobreactuado - sobre el consenso que ya generaron los clubes grandes, incluido Víctor Blanco con Racing Club.
La Súper Liga tampoco es un producto de invención argentina. El emprendimiento está basado en gestiones tales como en Inglaterra y España. En el primer caso, cuando la liga inglesa quedó absorbida por la Premier League; en el segundo, a partir de la LFP (liga de fútbol profesional). Movimientos semejantes crecen en Francia y Portugal, por ejemplo. La tendencia avanza en el fútbol europeo y apunta al desembarco en suelo sudamericano con su cabecera de playa en nuestro medio. Capitales externos en modo de fideicomiso o grupos de inversión para inyectar fondos directamente en los clubes en vez de las respectivas asociaciones nacionales. Ésa es la cuestión: cambio de manos en el reparto de regalías y sin la intermediación de la dirigencia afista, en el caso argentino.
Hoy día, la AFA actúa como un agente de retención de los fondos que bajan desde FútbolParaTodos. Lo era, en realidad, cuando Grondona gobernaba y solía distribuir los cheques conforme a su libre arbitrio. Nada se le objetaba a quien manejaba la máxima entidad futbolística nacional como si fuera un emperador. La frase emblemática de su anillo -Todo pasa- se utilizaba con doble sentido. Era el interlocutor directo con Balcarce 50. Y su pulgar - arriba o abajo - decidía quiénes iban a ser beneficiados o desfavorecidos con el reparto. Sin él, el Grondonismo sin Grondona sufre los efectos de una patada en el hormiguero. Y es ese cúmulo de causas el que deja en evidencia cuánta nostalgia despierta el blindaje protector de Don Julio. Y más ahora, cuando se acerca el momento de las citaciones de la Justicia para investigar si hubo transparencia o no en la gestión FPT.
Al citarse la Súper Liga, de hecho se está ante un eventual cambio estructural en toda la AFA. Y éste es el nudo a desatar: los clubes tomarían el control del fútbol de Primera A y de la B Nacional, en tanto que la asociación madre se quedaría con la Selección nacional, el resto del fútbol de ascenso - sería subsidiado por la SL - y los árbitros. En Europa funcionó y tiene viento a favor, pero en estas tierras se despiertan tantas sospechas como apoyos. Son éstos momentos clave en los cuales cada cual atiende su juego, incluido Macri.
Se van sumando Armando Perez(Belgrano), Juan Sebastian Verón (Estudiantes), Raúl Gámez (Vélez) y Nicolás Russo (Lanús) en posiciones críticas pero a la vez sabedoras de que la Súper Liga no es una simple reforma de campeonatos. Quizá Claudio Chiqui Tapia, quien hoy es la voz del ascenso - además del yerno de Hugo Moyano - encarne la oposición aunque tal posibilidad aún camina por la cornisa de la duda: ¿lo cree o es sólo una demostración de posicionamiento? No son pocos los clubes del ascenso que observan este intríngulis bajo la consiga de a río revuelto...
A esta comedia de enredos afista que semana tras semana arroja otro capítulo atrayente le falta sincerar su sustancia: ¿hay posturas en pugna o realmente hay señales de fuerza a la espera de que desde la Casa Rosada se defina el candidato más afín a los intereses macristas?