Bajar la inflación a un dígito en cuatro años, eliminar el impuesto a las Ganancias para los asalariados y reducir la presión tributaria fueron en 2015 las principales promesas económicas de campaña de Mauricio Macri, quien terminará su mandato en 2019 sin haber cumplido.
Ya no hay margen de tiempo ni espalda política para para alcanzar al menos uno de esos objetivos. Sólo la inflación aminorará la marcha, pero quedará casi en el mismo nivel en el que la dejó el kirchnerismo hace tres años, en torno al 26,9%.
En el Gobierno no aceptan esa comparación y señalan que tuvieron alta inflación por la corrección de los precios relativos vía quita de subsidios. En el kirchnerismo responden que "dolarizar tarifas" y no subsidiar para potenciar el mercado interno es una decisión política.
Los otros dos ejes, lejos de reducir su impacto sobre los argentinos, se agravarán en 2019: Ganancias afectará a 2,5 millones de personas, el doble que en 2015; y la presión tributaria volverá al 45% por la imposición de retenciones a las exportaciones.
Macri arranca así mañana su último año de -al menos- este mandato con variables socioeconómicas negativas: aumentaron la pobreza y la desigualdad, está creciendo el desempleo y la clase media -donde está el núcleo duro de votantes de Cambiemos- se ha visto licuada por la devaluación que hizo perder al peso el 75,3% de su valor en tres años.
Son estos, hasta hoy, los resultados económicos más tangibles para los argentinos en el día a día. De todas las áreas, la económica es -quizás- en la que peor le fue a Macri.
En números
La industria perdió 22.000 empleos este año y las patronales están desorientadas. Una encuesta de SEL Consultores arrojó que el 53% "no sabe" cuándo se reactivará la generación de trabajo. Y sólo el 12% cree que será en el primer semestre de 2019.
Crear empleos de calidad era otra de las promesas. Pero el universo de trabajadores asalariados privados cayó de 6.277.200 a 6.185.900 en estos tres años. En paralelo, se disparó la cantidad de monotributistas.
El economista y exdirector del Banco Central Mario Blejer afirmó que "al terminar el mandato de Macri, el PBI argentino será más chico que el de 2015". Sus estimaciones indican que la reducción de la economía será del 3,2% del PBI.
Licuación
Hubo una licuación como no había desde la mega crisis de 2001-2002. El sueldo bruto promedio de la economía argentina hoy es de $ 33.154,28, equivalente a 865,64 dólares. Al asumir Macri, era de $ 15.800,97, unos 1.628 dólares.
Incluso si la cuenta se realiza contra el denominado dólar blue que por entonces estaba en $ 14, hubo una caída real del 23% para el sueldo promedio. A su vez, el salario mínimo era de $ 6.060, unos 624 dólares, y actualmente se ubica en 295 dólares.
Gasto social
Ante el crecimiento de la pobreza, Macri cumplió con extender la Asignación Universal por Hijo e incluir a los hijos de monotributistas. También impulsó la "reparación histórica para los jubilados", aunque ha tenido un impacto menor en la calidad de vida del sector pasivo.
A su vez, el gasto social hoy es el más alto de la historia. En 2019, al menos 77 de cada 100 pesos del gasto primario del Estado Nacional irá a parar a servicios sociales, según precisaron desde el ministerio de Desarrollo Social a este diario.
Reparto más federal
En 2015, las provincias administraban el 29% de los recursos y en la actualidad, el 38%. Esto les da más independencia a los gobernadores.
Como consecuencia del plan de estabilización macroeconómica liderado por Macri, Jujuy y Corrientes son las únicas dos provincias que siguen con déficit primario. Se suman Chaco y Santa Cruz si se tiene en cuenta el rojo financiero.
Deuda y riesgos
El Presidente agarró una economía con déficit fiscal e inflación. Pero tras implementar de una serie de medidas, esas variables se agravaron. La deuda bruta total del sector público creció del 52,6% al 87% del PBI, según un estudio de la Fundación Germán Abdala.
El endeudamiento fue la carta jugada por Cambiemos para ir corrigiendo los desequilibrios macroeconómicos heredados del kirchnerismo. Esa debilidad en el frente externo fue la que convirtió a la Argentina en el país emergente que más devaluó su moneda este año.