Que Macri termine su mandato el 10 de diciembre de 2019, tiene un significado político e institucional relevante.
Desde la irrupción del Peronismo en la política argentina en 1945, ningún gobierno no peronista ha terminado su mandato. Frondizi en 1962 e Illía en 1966, los vieron interrumpidos por golpes militares.
Ya reestablecida la democracia en 1983, los dos gobiernos no-peronistas que llegaron al poder,- Alfonsín y De la Rúa,- renunciaron antes de terminar sus mandatos, por crisis sociales precipitadas por el descontrol de la economía.
Para algunos analistas, los golpes militares habían sido sustituidos por los “golpes de mercado” o los “golpes de la calle”.
Del hecho que ningún Presidente no-peronista hubiera terminado su mandato desde 1945, surgía una conclusión obvia: sólo los presidentes peronistas habían terminado los mandatos. Perón en 1952, Menem en 1995 y 1999 y Cristina en 2011 y 2015
El Peronismo había terminado cinco mandatos y el no-Peronismo ninguno.
De acuerdo a ello, el Peronismo es la fuerza política de la gobernabilidad y el no-peronismo,- los cuatro gobiernos que habían ganado eran de origen radical,- se caracterizaban por la ingobernabilidad.
Desde esta perspectiva, al terminar Macri su mandato el 10 de diciembre de este año,- sea reelecto o no,- habrá mostrado que puede haber gobernabilidad en un gobierno no-peronista y ello no es algo menor.
Pero también se pondrá en evidencia que Argentina ha mejorado en cuanto a su institucionalidad.
Al terminar Macri su mandato en fecha, Argentina habrá tenido una sucesión de tres mandatos constitucionales seguidos, sin crisis que los interrumpan.
Para encontrar una situación así, hay que remontarse a 1928. Es la primera vez que eso sucede en 91 años, es decir en casi un siglo.
También se habrá mostrado que se pueden superar las crisis económicas sin crisis de gobernabilidad, como sucediera en 1989 y 2001.
Este avance institucional, sirve para entender una frase que se atribuye al Papa Francisco: “yo trabajé para que Cristina terminara su mandato y ahora para que Macri no termine con un estallido social”.
Es que la crisis económica de 2014 había puesto en duda que Cristina pudiera terminar. Al mismo tiempo, la que enfrentó Macri en 2018, también lo hizo.
Esta coherencia en la visión política del Papa, se vincula con otra situación. El final violento que habían tenido no sólo los gobiernos de Alfonsín y De la Rua, sino también los gobiernos interinos de Rodríguez Saa y Duhalde.
Pero también, por la importancia institucional que tiene para Argentina, terminar tres mandatos continuos en paz y orden.
En conclusión, que Macri termine su mandato el 10 de diciembre, tiene consecuencias políticas e institucionales importantes y es la historia el marco de referencia de ello. La cuestión es si él valora estos significados.