Cuando faltaban 2 días y cinco horas para dejar el poder, el Presidente saliente, Mauricio Macri, tomó el micrófono y, conmocionado, habló a los simpatizantes que llegaron desde varios rincones de la Argentina a la Plaza de Mayo para despedirlo. Les dijo "gracias" nueve veces en un minuto y luego envió un mensaje político al gobierno entrante, con un pedido para que no se restrinja su libertad ni la de sus funcionarios en el futuro.
"Todos los argentinos queremos colaborar, porque éste es nuestro país y queremos salir adelante. Pero lo que no es negociable son nuestras libertades. Por eso también todos acá queremos una Justicia independiente, que se base en la ley, en los procedimientos, en las pruebas, como siempre tiene que ser. Y no en los discursos políticos. Todos queremos justicia", expresó.
Con más de una decena de causas en los tribunales federales y cuatro que realmente le preocupan (Peajes, Correo, Blanqueo para sus familiares y Parques Eólicos), el jefe de Estado -que no tendrá fueros- expuso así su temor a que el Poder Judicial -con algún impulso político del kirchnerismo- pueda enviarlo a la cárcel. En sintonía con ese mensaje y tras cuatro años de polémica por el presunto abuso de las prisiones preventivas, su Gobierno decidió hace dos meses, tras perder en las elecciones primarias, colocar limitaciones a esa herramienta judicial a través del nuevo Código Procesal Penal.
Acompañado por su esposa, Juliana Awada, y su ex compañero de fórmula electoral, el peronista Miguel Ángel Pichetto, Macri habló diez minutos en un pequeño escenario montado en la histórica plaza, de espaldas a la Casa Rosada. Llegó hasta allí junto a sus principales aliados: Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal. Marcos Peña, su inseparable jefe de Gabinete, estuvo antes en el escenario, pero no se lo vio cerca de Macri en el momento del adiós. También hubo una ruidosa ausencia de los líderes de la Coalición Cívica y de la UCR.
Macri dijo que sus cuatro años de gobierno fueron "mucho más difíciles" de los que él pudiera haber imaginado antes de asumir en 2015. Se quejó porque el oficialismo estuvo "siempre en minoría" en el Congreso y -afirmó- recibió "muchos palos en la rueda" de parte de la oposición. "Pero logramos muchas cosas. Y terminamos con este ciclo permanente de la Argentina de volver al mismo lugar y avanzar. Hemos avanzado", consideró.
Por ello, le habló a Fernández, quien fue abucheado por la multitud. “Él puede confiar que después de mucho tiempo va a encontrar una oposición constructiva y no destructiva. Va a encontrar también una oposición firme y severa que va a defender la democracia, la calidad institucional y nuestras libertades”, insistió.
Macri dijo a sus simpatizantes que es un "deber" cuidar a la Argentina, "de que no la roben, que no la maltraten, que no la estafen, que no la descuiden nunca jamás".
Agregó: "Eso depende de cada uno de nosotros, que estemos activos y atentos. Que estemos ahí para custodiar los avances que hemos hecho y cuidar nuestras libertades, que la libertad es nuestra mejor compañera. Viva la libertad", se despidió. Fue llevado en andas de vuelta a la Casa Rosada.