El presidente de la Nación, Mauricio Macri, recibió hoy a Michael Belmont, un joven sacerdote que ayuda a la recuperación de adictos y desarrolla su labor pastoral en el Campo Papa.
Macri y la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, charlaron con Belmont y con un joven que se recuperó del flagelo de la droga gracias al apoyo del sacerdote, y que ahora colabora con él en la parroquia, según informó Presidencia en un comunicado.
Belmont es párroco de Nuestra Señora de Guadalupe y San Juan Diego, en el departamento de Godoy Cruz, aunque es en la villa Campo Papa, un asentamiento de 5.000 personas que conforman 600 familias numerosas, donde enfrenta sus desafíos diarios.
Trabaja en sintonía con curas de la ciudad de Buenos Aires que ayudan en las villas porteñas, entre ellos el Padre Pepe, con quien inaugurará en mayo próximo un Hogar de Cristo.
Belmont destacó que las personas que lo ayudan con la tarea comunitaria "ponen todo su corazón" en la villa Campo Papa, que es la más grande de Mendoza.
El sacerdote lamentó que los jóvenes vinculados con el narco "corren un alto riesgo de perder la vida", y señaló que en los cuatro años que lleva predicando allí no tuvo información de fallecimientos por sobredosis "pero sí de muchos por hechos de violencia".
En este sentido, dijo que "es una zona muy castigada por el accionar del narcotráfico" y que "existen lugares donde se prepara y se distribuye la droga de toda la zona oeste de la ciudad".
Belmont señaló la importancia de la labor que lleva adelante la Iglesia especialmente en el Centro Barrial de la Capilla María Madre, donde funciona un emprendimiento de panadería, talleres de deporte, arte, expresión corporal y uno educativo para comenzar y continuar la secundaria.
Del mismo modo, existen grupos de autoayuda de varones y mujeres guiados por referentes que han estado en situaciones similares y que hoy están recuperados.
Participan jóvenes con problemas de adicción, que están en situación de calle, así como otros que han tenido vinculación directa con el delito. El padre Michael tiene 41 años y nació en los Estados Unidos, pero a los tres meses su madre se instaló con él en Mendoza; ingresó en el seminario en 1994 y en 2003 se ordenó sacerdote para desarrollar su vocación de trabajar en misiones por los más pobres.
Macri y Stanley también charlaron con Jesús Morales, un mendocino de 28 años que viene de una familia de clase media.
Relató que poco después de cumplir 18 años comenzó a sufrir problemas de pareja y familiares, lo que lo llevó a consumir drogas y a sufrir lo que definió de "un infierno personal" durante cuatro años. Así terminó alejándose de su familia, perdiendo su trabajo y su pareja e inclusive llegó a robar en la calle y a su propia familia para conseguir los estupefacientes.
Su hermana Emilce lo convenció para que comenzase a participar de las distintas actividades en la Iglesia, donde en una oportunidad el padre Michael, en una misa de lavado de pies, le dijo "Jesús te ama".