Mauricio Macri juró ayer como presidente ante la Asamblea Legislativa y dirigió un mensaje a la ciudadanía en el que convocó a todos los argentinos “a aprender el arte del acuerdo”. El nuevo Jefe de Estado se diferenció, aunque sin mencionarla, de la presidenta saliente, Cristina Fernández de Kirchner, a quien sutilmente acusó de haber instalado en el país un clima de confrontación innecesario y de haberlo alejado de la senda del crecimiento.
Macri llegó a las 11.35 a la sede del Congreso nacional, diez minutos antes de lo esperado, y el evento de jura con discurso incluido (de 28 minutos) duró escasos 45 minutos.
Acompañado por su esposa, Juliana Awada, el nuevo presidente fue recibido por el titular de la Cámara Baja, Emilio Monzó, y por el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, quien más tarde, en la Casa Rosada, le traspasó los atributos presidenciales ante la decisión de Cristina Kirchner de desertar de los actos institucionales. Junto a Macri, también hizo ingreso la nueva vicepresidenta, Gabriela Michetti.
Pinedo, como máxima autoridad de la Asamblea Legislativa, le tomó juramento a Michetti quien, en rigor, se auto-leyó la fórmula declarativa. La ex senadora eligió jurar por “Dios y la Patria”, poniendo su mano sobre la Biblia. Inmediatamente, la nueva número dos del país invitó a Macri al recinto, quien fue recibido por un fuerte aplauso de legisladores y visitantes.
A diferencia de su “co-equiper”, Macri no juró por la Patria, sino por “Dios nuestro señor y los Santos Evangelios”.
En su mensaje, Macri se explayó sobre sus tres principales promesas de campaña: la pobreza cero, la derrota del narcotráfico y la unión del país.
Leyendo el discurso de cinco páginas que tenía en sus manos, el Presidente y líder del nuevo oficialismo -Cambiemos- tendió puentes con todos los poderes del Estado y en especial con la oposición, incluyendo los gobernadores del Frente para la Victoria (FpV) que ayer en su gran mayoría decidieron asistir a su asunción y se diferenciaron así de los diputados y senadores K que tomaron la determinación de desairar al nuevo mandatario “en solidaridad” con Cristina Kirchner.
Apuesta a la unidad nacional
“El país tiene sectores que piensan de diversas maneras pero no está dividido”, sostuvo Macri al principio de su alocución. “La confrontación nos ha llevado por caminos errados. Somos pasionales pero a veces esa pasión nos tiende una trampa, crea conflictos innecesarios, genera los fanatismos que tantas veces nos arrastraron a la violencia, a la incapacidad de razonar y a la falta de amor. Tenemos que sacar al enfrentamiento del centro de la escena”, manifestó el Presidente.
Macri buscó sentar las bases de su naciente gobierno diferenciándose de la administración kirchnerista. Por eso prometió una férrea lucha contra la corrupción -uno de los pasajes más aplaudidos de su discurso- y apoyó a la Justicia independiente que, según consideró, “fue un verdadero baluarte de la democracia y evitó que el país cayera en un autoritarismo irreversible”.
“Una cosa es tener diferentes visiones, otra es avasallar las instituciones con proyectos personalistas o hacer uso del poder en beneficio propio. El autoritarismo no es una idea distinta, es el intento de limitar la libertad de las ideas y de las personas. Este gobierno va a saber defender la libertad que es esencial para la democracia”, postuló.
Los tres miembros de la Corte Suprema -Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Juan Carlos Maqueda- escucharon atentos estas palabras. “En nuestro gobierno no habrá jueces macristas”, aseguró el Presidente. “Pero hay que acompañar a la Justicia en un proceso que se limpie de vicios políticos.
No puede haber jueces militantes de ningún partido. A quien quieran serlo, les decimos no son bienvenidos si quieren pasar a ser instrumentos nuestros”, agregó y se comprometió en dotar al Poder Judicial de recursos y herramientas para que actúe con celeridad porque “si la justicia llega tarde, no es justicia”.
Sobre la corrupción, el nuevo presidente se mostró enérgico. “Los bienes públicos pertenecen al conjunto de los ciudadanos, es inaceptable que un funcionario se apropie de ellos en beneficio propio.
Voy a ser implacables con todos, sean propios o ajenos, que dejen de cumplir lo que señala la ley. No hay principio ideológico que justifique prácticas abusivas”, señaló y prometió un gobierno transparente, de puertas abiertas, el cual enterrará la mentira sobre las estadísticas oficiales y sobre la situación real del país.
Macri también tuvo palabras para los mandatarios extranjeros que estaban en el recinto de la Cámara Baja escuchándolo: la chilena Michelle Bachellet, el uruguayo Tabaré Vázquez, el colombiano Juan Manuel Santos, el boliviano Evo Morales, el ecuatoriano Rafael Correa y el paraguayo Horacio Cartes.
“Somos hijos de este tiempo, creemos en la unidad de la cooperación de América Latina y el mundo; en el fortalecimiento de la democracia como única posibilidad de solucionar los problemas de sociedades diversas. Es necesario superar el tiempo de la confrontación. Por supuesto que sostendremos nuestros reclamos soberanos sin que eso impida un normal relacionamiento con todos los países”, planteó.
Puentes políticos
Uno de los pasajes mejor recibido por diputados y senadores fue el especial saludo que Macri dirigió a sus rivales en las elecciones presidenciales: el ex gobernador bonaerense Daniel Scioli (que estuvo sentado junto a los 14 gobernadores que asistieron a la jura) y los legisladores Sergio Massa, Margarita Stolbizer, Adolfo Rodríguez Saá y Nicolás del Caño (éste último no participó porque finalizó su mandato).
Aunque no lo mencionó en su discurso, Macri cumplirá hoy con una de sus promesas de campaña y se reunirá con sus contrincantes electorales para trabajar en una agenda común para el Congreso, que en principio no sesionaría hasta febrero.
Consciente de que Cambiemos no sólo no tendrá el control del Congreso sino que no gobernará 19 de los 24 distritos, Macri también tendió puentes con los gobernadores: “Sepan que pueden contar conmigo”, les prometió a los mandatarios provinciales a quienes espera mañana para almorzar en Olivos o en la Rosada (faltaba confirmar el lugar pero las invitaciones fueron cursadas).
La primera reunión de gabinete será en Córdoba
Los flamantes ministros del nuevo gobierno debieron salir raudamente del Congreso para participar del traspaso de mando que se realizó en la Casa Rosada, poco después de que finalizara la Asamblea Legislativa.
Al transitar apurado los pasillos de la Cámara de Diputados, el nuevo ministro del Interior, el economista Rogelio Frigerio, brindó una primicia a los medios acreditados: la primera reunión de gabinete que hará Mauricio Macri con sus ministros fuera de la Casa Rosada será en Córdoba, la provincia que más acompañó al nuevo presidente en las pasadas elecciones.
“Desde el ministerio trabajaremos con gobernadores e intendentes para construir un país realmente federal porque la Argentina no tiene futuro con el país unitario en el que se transformó”, sostuvo Frigerio. Respecto a cuándo Macri visitará Córdoba junto a todo el elenco ministerial que juró ayer por la tarde, no hay todavía precisiones.
14 gobernadores presenciaron el acto
La Asamblea Nacional celebrada en el edificio del Congreso reservó un lugar para los gobernadores. De los 24 mandatarios provinciales, solo 14 asistieron.
Pero las ausencias no obedecieron a intrigas o especulaciones políticas: ayer se formalizaron los traspasos de mando en varias jurisdicciones. Horacio Rodríguez Larreta (CABA) se sentó junto a María Eugenia Vidal (Buenos Aires) en la primera fila. En la segunda fila estuvieron Miguel Lifschitz (Santa Fe), Ricardo Colombi (Corrientes), Gerardo Morales (Jujuy) y Alfredo Cornejo (Mendoza).
Detrás de ellos, Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Juan Luis Manzur (Tucumán), Sergio Casas (La Rioja) y Juan Manuel Urtubey (Salta). Gildo Insfrán (Formosa), Claudia Ledesma Abdala (Santiago del Estero) y Alberto Weretilneck (Río Negro) se ubicaron en la tercera fila.
También se ubicaron en este sector Daniel Scioli y Luis Beder Herrera (La Rioja). Scioli recibió una mención especial de parte de Macri, que le agradeció su presencia. Juan Schiaretti, tras asumir para su segundo mandato, viajó después a la Capital Federal para saludar a Macri en la Casa Rosada.