De un lado, un Presidente que mutó a candidato por la aplastante derrota en las primarias, que todos los días hace promesas "populistas" como si fuera él el principal opositor, en medio de una campaña relanzada con formas con las que nunca se identificó e incluso eludió.
Y del otro, un candidato opositor que por imperio de las circunstancias (triunfo por amplio e inimaginable margen en aquellas primarias), devino en una suerte de presidente electo, sin que lo fuera; y que se comporta, sobre todo desde hace más de una semana, con el extremo cuidado político de un casi jefe de Estado.
A quince días de las elecciones generales del domingo 27, parece improbable que el presidente y candidato a reelegirse, Mauricio Macri, logre alterar los números de las PASO del 11 de agosto que le dieron una diferencia de 16 puntos a favor a Alberto Fernández. Para generar un escenario de definición en balotaje, el candidato peronista del Frente de Todos tendría que caer a menos de 45% de los votos del más de 47% que sacó en las primarias, al tiempo que el de Juntos por el Cambio tiene que crecer a más de 35% desde los casi 32% de las primarias.
Pero pese a la campaña del "Sí, se puede" que lanzó Macri, recorriendo 30 ciudades antes del 27, las encuestas no le dan buenas noticias. La diferencia a favor de Fernández se ampliaría a casi 20 puntos (52,2 a 32,7) si se cuentan los votos válidos (50,3 a 31,8, con indecisos proyectados), mientras que la fórmula de Consenso Federal que encabeza Roberto Lavagna rondaría 10%. Además, seis de cada diez consultados cree que Fernández ganará la elección, contra dos consideran que lo hará Macri.
Estos son los datos a los que accedió ayer este diario de la última encuesta realizada por Gustavo Córdoba & Asociados sobre 1.200 casos nacionales en un sondeo domiciliario. Se trata de la encuestadora que más cerca estuvo de los resultados de las PASO. La particularidad es que se hizo entre el viernes y el martes pasados, es decir ya avanzado el cambio de estrategia electoral del oficialismo con las marchas del "Sí, se puede", que comenzaron en las barrancas porteñas de Belgrano hace casi dos semanas y que llevaron en persona a un Macri formato "candidato populista tradicional" a las ciudades de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Entre Ríos, Tucumán, Neuquén, Misiones y Salta, y que lo devolverán otra vez la semana que viene a Buenos Aires y Entre Ríos.
El formato de la marcha pergeñada por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, es el mismo: en el mismo día, entrevista con un medio local, anuncio de alguna medida para recuperar votos de las clases media y baja, y acto más o menos multitudinario para retemplar la mística.
Son estos movimientos de su rival los que llevan a Todos a "reperfilar" su campaña. "Alberto está dedicado a generar convocatoria porque se va a necesitar a todos para lo que viene", dicen en las oficinas de Fernández. De allí que no esté decidido aún dónde y cómo será el acto de cierre de campaña. Por lo pronto, el lunes el candidato estará en Rosario para el lanzamiento de su política de vivienda y hábitat, a cargo de María Eugenia Bielsa.