"Territorio comanche" se llama una novela del español Arturo Pérez Reverte sobre la Guerra de los Balcanes, que en los 90 desangró a la ex Yugoslavia por diferencias étnicas y religiosas. Territorio comanche es, en la jerga de los periodistas que cubren guerras, ese lugar donde se huele el riesgo, donde la sensación de ser acechado se mete en el cuerpo, donde se confunden amigo y enemigo. El gobierno nacional parece haber entrado en territorio comanche. Desde que nos enteramos de que enfrentamos una crisis económica hecha y derecha, reina el desconcierto. Y lo peor es que ahora las críticas, las chicanas y hasta las frases con tufillo destituyente resuenan en la propia interna de Cambiemos.
Dijo el ministro de Justicia, Germán Garavano: "Nunca es bueno para un país que un expresidente esté detenido o se pida su detención".
Dijo Elisa Carrió: "Estos dichos de (Germán) Garavano son una vergüenza para la República y la división de poderes. Puede estar emparentado también con la impunidad de Menem en la Cámara de Casación. Si esto es así es pasible de juicio político".
Garavano intentó aclarar que hablaba a titulo genérico, sobre ningún caso en concreto.
Un día después, la decisión de la sala de la Cámara Federal de Casación Penal de absolver a Carlos Menem después de 23 años en la causa por tráfico de armas a Ecuador y Croacia confirmó las sospechas de la legisladora. Carrió aún no desiste de su amenaza de presentar el pedido de juicio político por estas declaraciones, pero también por su actuación en el caso AMIA y por la designación de una cuestionada exprocuradora bonaerense como asesora de su cartera.
Dijo Elisa Carrió: "Perdí la confianza en el Presidente", cuando se percató de que Mauricio Macri respaldaba a Garavano y aprobaba el desplazamiento de tres funcionarios de la AFIP a los que ella defendía. Y arremetió: "Siempre dije que el Presidente está entre la línea de (Daniel) Angelici y la línea Carrió. Y va a tener que elegir. Pero sabe que elige o cae". Si esta frase fuera de algún dirigente kirchnerista, ¿de qué se lo estaría acusando?
Dijo el ministro de Interior, Rogelio Frigerio: "El Presidente es el garante de la lucha contra la impunidad". Incluso se supo que el propio Macri llamó a la legisladora durante el fin de semana pasado y esta no lo atendió. Lejos de calmarse, Carrió insistió: "Me voy a amigar con Macri cuando me lo saque a Garavano". Y ahí se terminó el silencio del Gobierno. El ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro, fue tajante: "Nadie debe condicionar al Presidente". También la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, saltó en defensa de Macri. Carrió frenó, dijo que hablaba en broma. ¿La sociedad está para chistes?
No es la primera vez que Carrió cruza con fuerza planes del Gobierno que integra. La tan módica como traumática reforma previsional y la legalización del aborto también la encontraron en la vereda de enfrente. ¿Estará dispuesta Carrió a transformarse en una suerte de Chacho Álvarez para la coalición de gobierno?
Porque el efecto de un desplante de una de las fundadoras e ideóloga del acuerdo entre macrismo y radicalismo tendría consecuencias impredecibles. Más si se tiene en cuenta que el sector de la UCR que se oponía a ese acuerdo hace bastante que muestra públicamente sus diferencias con el Gobierno y tensa la interna radical. Ahora tiene todas las excusas (o razones). Ricardo Alfonsín ha sido el principal portavoz pero, incluso en Mendoza, existen voces aún asordinadas que amagan con enfrentar al gobernador Alfredo Cornejo. Aunque le reconocen aciertos en el ordenamiento del Estado mendocino y en la gestión, no coinciden sobre todo con que "se pegue" tanto a Macri.
El secretario de Energía, Javier Iguacel, completó el combo. Compensar a las empresas distribuidoras de gas por la devaluación parecía tener sustento jurídico y no ser ilegal. Pero, ¿es necesario aplicarla justo en este momento de ajuste, recesión y estancamiento? Y el efecto de la devaluación en otras actividades y en los salarios, ¿quién los compensa? Durante algunos días el Gobierno insistió en defender la medida, pero vista la reacción contraria casi unánime finalmente dio marcha atrás. ¿Cuál será el costo político de este nuevo ensayo y error?
Por lo pronto, una encuesta realizada por la consultora Synopsis antes de este último "recalculando" oficial y publicada por el diario Clarín revela que la valoración positiva de la gestión cayó 0,9% en octubre y que la negativa trepó 3,8%. La preocupación por la situación y el futuro de la economía, en tanto, ya alcanza 58,9% de los consultados.
Intentar bajar la tensión sería el sentido del encuentro nacional que la UCR realizará el próximo viernes y sábado. Se debatirán estos temas, se espera que haya catarsis y reclamos pero buscarán contener a los dirigentes más críticos para evitar tonos rupturistas. No obstante preocupa el efecto que este tembladeral interno pueda tener en los territorios donde gobiernan intendentes y gobernadores radicales.
En medio de este dislate del oficialismo, el massismo, el PJ "racional" y el kirchnerismo vaciaron una reunión de la comisión bicameral de Seguridad y Control del Ministerio Público Fiscal del Congreso de la Nación para evitar que Carrió asumiera la presidencia.
¿Qué pasaría si el sector dialoguista del PJ y el massismo deciden complicar o, incluso, trabar la sanción del Presupuesto 2019, clave para que no se caiga el acuerdo con el FMI?
"Para un reportero en una guerra, territorio comanche es el lugar donde el instinto dice que pares el coche y des media vuelta; donde siempre parece a punto de anochecer y caminas pegado a las paredes, hacia los tiros que suenan a lo lejos, mientras escuchas el ruido de tus pasos sobre los cristales rotos. El suelo de las guerras está siempre cubierto de cristales rotos. Territorio comanche es allí donde los oyes crujir bajo tus botas, y aunque no ves a nadie sabes que te están mirando", escribe Pérez Reverte.
Un texto que bien harían en releer, sobre todo, los dirigentes del oficialismo.
