Ayer, el candidato de Cambiemos, Mauricio Macri confirmó -tras algunas dudas- que participará del debate previsto para el próximo domingo 4 por iniciativa de la ONG Argentina Debate, pero insistió en reclamar a su par del Frente para la Victoria (FpV), Daniel Scioli, que también concurra y se permitió ironizar con que “si no quiere ir, que lo haga por Skype, porque de alguna forma hay que organizar el debate”.
“No es aceptable que el oficialismo no vaya porque es el que más tiene que discutir y decir por qué quiere estar más tiempo en el poder”, dijo Macri en declaraciones periodísticas. Además opinó que “Scioli no debería tener miedo de discutir sus propuestas” y estimó que sin su presencia “será una discusión bastante pobre con relación a lo que los argentinos se merecen pues no habrá nadie que defienda lo que está sucediendo en el país”. Y, tras cartón, consideró que sin la presencia del oficialista, el debate “se desnaturaliza, es un medio debate”.
La confirmación por Macri de que participará del debate cuando lo que será es un “medio debate”, volvió a dar pie a especulaciones acerca de que seguiría el mismo camino que Scioli. Pero su vocero, Miguel de Godoy, consultado por este diario, se encargó de desmentirlo. “Vaya Scioli o no vaya, nosotros vamos a ir y participar igual con el resto de los candidatos”, afirmó, si bien admitió que será “un debate a mitad de camino, entre opositores”.
Según Godoy, “participar del debate ha sido una cuestión de principios del Pro”. Recordó en ese sentido que Macri participó de debates con los demás candidatos por la jefatura de Gobierno porteño en 2003, 2007 y 2011, como lo hizo su ahora su sucesor, Horacio Rodríguez Larreta, antes de la primera vuelta del 5 de julio pasado, aunque no así frente al balotaje que dos semanas después lo enfrentó al opositor, Martín Lousteau.
Aunque aún no se oficializó, la negativa de Scioli fue adelantada anteayer por sus operadores, el jefe de campaña, Alberto Pérez, y el diputado bonaerense Guido Lorenzino. El argumento es que no hay una ley que establezca “un marco serio” a un debate y que ella es imposible de sancionar ante la inminencia de la elección. Pero lo cierto es que en Diputados hay un proyecto consensuado entre el FpV y los bloques de la oposición para regular los debates y hacerlos obligatorios, que tiene dictamen de dos comisiones, pero que requiere la aprobación de otras dos que no lo han tratado debido al ajetreo de la campaña electoral.
El vocero de campaña de Scioli, Jorge Telerman, dijo ayer que “no hay una decisión de debatir o no porque Scioli no se bajó de nada a lo que se haya subido”. Pero también es cierto el compromiso asumido ante Argentina Debate, la participación de su equipo de campaña en las reuniones en las que se definió la agenda de temas y el sorteo de la participación de cada uno, hasta en la última reunión, el martes pasado.
Además de argüir la falta de una ley (“puede terminar en una batalla campal verbal”, dijo ayer el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández), una fuente cercana a Scioli admitió ante este diario la razón política de fondo: “Quien más tendría para perder sería nuestro candidato, y por partida doble: está primero en intención de voto, próximo a la diferencia para ganar en primera vuelta y es el candidato oficialista, contra los cinco opositores”.
