Sin asistencia de militancia y en un clima de solemnidad, el jefe de gobierno porteño y precandidato presidencial del Pro, Mauricio Macri, concurrió ayer al Tedéum por el aniversario de la Revolución de Mayo en la Catedral Metropolitana, que fue encabezado por el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de Argentina, Mario Poli.
Pese a tratarse de una año electoral, fueron notorias también las ausencias del jefe de Gabinete capitalino y candidato a mandatario comunal, Horacio Rodríguez Larreta, y la vicejefa de la administración macrista y aspirante a la gobernación bonaerense, María Eugenia Vidal.
A 60 kilómetros, en Luján, se encontraba en ese mismo momento la presidenta Cristina Fernández, quien esta vez decidió participar del último Tedéum de su gestión en la tradicional basílica.
La celebración eucarística en la Catedral, que se caracterizó por su formalidad y comenzó a las 11, estuvo precedida por la colocación de una corona de laureles por parte de Macri en el lugar del templo donde se encuentran los restos del Libertador General Don José de San Martín.
El jefe de gobierno porteño, vestido con traje azul oscuro y corbata al tono, estuvo acompañado por su esposa, Juliana Awada, a quien tuvo de la mano durante gran parte de la ceremonia. Detrás de ellos, estaba el secretario general del gobierno de la Ciudad, Marcos Peña, mientras que cerca también se ubicaron otros dos funcionarios que, al igual que la mano derecha de Macri, suenan como eventuales candidatos a vicepresidentes del líder del Pro: el ministro de Educación, Esteban Bullrich; y el presidente del Banco Ciudad, Rogelio Frigerio.
Al Tedéum, que finalizó a las 11.50, asistieron también los ministros porteños de Modernización, Andrés Ibarra; de Desarrollo Económico, Francisco Cabrera; y de Desarrollo Urbano, Daniel Chaín; entre otros.
Concurrieron además los diputados nacionales (Pro) Federico Pinedo y Patricia Bullrich (Unión Pro).
Macri, quien había evitado tomar contacto con la prensa al ingresar en la Catedral Metropolitana, tuvo un breve contacto con periodistas tras la homilía de Poli, quien había efectuado la convocatoria al Tedéum con el lema “Jesús, Argentina te necesita” y exhortó en su alocución a “superar la idea de que el otro es un adversario o un enemigo”.
“Tenemos que renovar la esperanza como dijo (durante la homilía) él (por el arzobispo de Buenos Aires) de que los argentinos somos capaces de hacer cosas juntos. Apostemos a la vida en común”, se limitó a decir el jefe de gobierno porteño.
Por su lado, uno de los feligreses que concurrió al Tedéum, Jorge Edmundo, de 73 años, procuró sintetizar el espíritu de la celebración eucarística al resaltar: “Hay que amar a los enemigos”.