Mauricio Macri quiere demostrar ante los mercados y el Fondo Monetario Internacional que su gobierno no está aislado políticamente y que tiene capacidad de diálogo con la oposición. Por eso convocó a representantes de iglesias, sindicatos y organizaciones empresariales, a gobernadores y a líderes políticos a discutir una serie de pilares básicos para la estabilidad económica. Cristina Kirchner está incluida. De todas maneras, nada garantiza que vaya a haber un entendimiento entre el Poder Ejecutivo y la oposición, que hasta el momento ha lanzado más dardos que flores: no quieren sumarse a una foto que pueda complicarlos, a tres meses de las PASO.
El Presidente ya telefoneó a algunos dirigentes y con otros se comunicará en las próximas horas. Pero a todos les ha enviado ayer una misma carta. "La Argentina ha logrado a lo largo de los años algunos acuerdos básicos que permitieron fortalecer nuestra democracia. El consenso democrático que cerró las puertas a experiencias autoritarias, la Asignación Universal por Hijo, el rechazo a la violencia política, la alianza estratégica con el Mercosur, por dar algunos ejemplos. Pero claramente hemos tenido problemas para acordar sobre cuestiones básicas de nuestro desarrollo económico", planteó el jefe de Estado en la misiva.
Sostuvo que la Argentina es "una paradoja mundial por la falta de desarrollo y la pobreza" pese a sus "recursos y potencialidades" y que por eso ante cada elección "existen muchas dudas sobre nuestro futuro". "Los argentinos y el mundo quieren tener más claridad y certeza de que hemos podido dejar de discutir algunas cosas que ya no se discuten más en la mayor parte de los países", sostuvo Macri e invitó a cada destinatario a "expresarse" sobre diez puntos "imprescindibles".
La semana pasada Macri habló con los precandidatos presidenciales de Argentina Federal, Sergio Massa, Miguel Pichetto y Juan Manuel Urtubey, y el exministro Robero Lavagna. Y ayer invitó a su exrival en el balotaje de 2015, el kirchnerista Daniel Scioli, quien confirmó que concurrirá a la Casa Rosada.
Además de ellos y Cristina Kirchner, el Gobierno también convocará a la CGT, a los empresarios agrupados en el Foro Convergencia, AEA, la Mesa de Enlace, la CAME, la Sociedad Rural e IDEA, entre otras entidades; a las iglesias Católica y Evangélica, al Centro Islámico y a la DAIA.
Macri les propone a los opositores y las organizaciones discutir y posteriormente suscribir la letra de diez puntos básicos: "equilibrio fiscal", "Banco Central independiente", "integración inteligente con el mundo", "respeto a la ley y los contratos" y "legislación laboral moderna". Además, "reducir la carga impositiva", "sistema previsional sostenible y equitativo", "sistema federal transparente que asegure transferencias a las provincias no sujetas a la discrecionalidad", "estadísticas confiables" y cumplir "las obligaciones con nuestros acreedores". "Desde ya que estamos abiertos a escuchar agregados o aportes que usted considere que refuercen el mensaje de previsibilidad que podemos dar, ya que esto implica el inicio de una conversación abierta", dice Macri en la carta.
La Casa Rosada aclaró que Macri no llamará por teléfono a Cristina sino que le cursará únicamente la invitación por escrito. La senadora permanece en silencio, pero dirigentes de Unidad Ciudadana ya salieron a cuestionar la convocatoria oficial, como también lo habían hecho Lavagna y Massa, a diferencia de Urtubey, Pichetto y los empresarios, que salieron a apoyarla.
El jefe del bloque de senadores del Frente para la Victoria, Marcelo Fuentes, dijo que los puntos que propone el Gobierno "son innegociables" y calificó a la propuesta de "manotazo de ahogado". "Están desesperados, el oficialismo pretende que la oposición se haga cargo del desquicio que generaron", dijo el neuquino.