El encarcelado ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva designó ayer a su compañero de fórmula Fernando Haddad como candidato a las elecciones de octubre, ante la imposibilidad legal de mantenerse en carrera.
"Quiero pedir, de todo corazón, a todos los que votarían por mí que voten por el compañero Fernando Haddad para presidente de la República", afirmó Lula en una carta leída ante militantes y dirigentes del Partido de los Trabajadores (PT) delante de la cárcel de Curitiba (sur) donde purga una pena de 12 años y un mes por corrupción y lavado de dinero.
El Tribunal Superior Electoral (TSE) invalidó el 1 de setiembre la candidatura de Lula, de 72 años, a causa de su situación judicial, y emplazó al PT a designarle un reemplazante antes de ayer a las 19 hora local (la misma hora en Argentina), so pena de quedar excluido de los comicios del 7 de octubre.
"Frente a esas circunstancias tengo que tomar una decisión, en el plazo impuesto de forma arbitraria", explicó Lula, al tiempo que los participantes en el acto respaldaban su decisión al grito de "Brasil urgente, Haddad presidente".
Haddad, ex alcalde de San Pablo y ex ministro de Educación de 55 años, estará acompañado en la fórmula por la diputada Manuela D'Ávila, de 37 años, del Partido Comunista do Brasil (PCdoB).
Campaña de 4 semanas
Lula, identificado con los programas sociales que durante sus dos gobiernos permitieron sacar de la pobreza extrema a millones de brasileños, era el gran favorito en los sondeos.
Su intención de voto subió incluso después de ser condenado como propietario de un departamento en el litoral paulista, ofrecido por una gran constructora a cambio de su mediación para obtener contratos en Petrobras.
El ex líder sindical, objeto de otros cinco procesos, se declara inocente en todos y denuncia un acoso judicial y mediático para impedir que el PT vuelva al poder.
El PT ganó las últimas cuatro elecciones presidenciales, dos con Lula (2002 y 2006) y dos con su heredera política, Dilma Rousseff (2010 y 2014), destituida en 2016 por el Congreso bajo la acusación de manipular las cuentas públicas. Fue sustituida por su vice, el conservador Michel Temer, acusado de "golpista" por el PT.
Habrá que ver ahora si Lula consigue traspasar en menos de cuatro semanas de campaña su prestigio a Haddad, prácticamente un desconocido en los bastiones del "lulismo", sobre todo en el paupérrimo nordeste, donde también tiene su feudo el candidato de centroizquierda Ciro Gomes.
"A Haddad le espera una tarea inmensa, es correr un sprint cuesta arriba. A Haddad se lo conoce muy poco fuera de lo que es el sudeste.Naturalmente el problema de Haddad ahora es quitarle votos a Ciro Gomes, que se viene consolidando como candidato de izquierda en el nordeste, el tercer colegio electoral del país", dijo el analista Matías Spektor.
Sondeo con buena señal
El delfín recibió una señal alentadora el lunes, con la publicación de un sondeo de Datafolha que le da 9% de intenciones de voto, 5 puntos porcentuales más que en la encuesta de agosto, cuando el TSE todavía no había invalidado la candidatura de Lula.
Ese porcentaje lo sitúa en el pelotón de aspirantes a disputar la segunda vuelta, de acuerdo con esa encuesta, que sitúa en primer lugar, con 24%, al diputado ultraderechista Jair Bolsonaro, quien convalece en un hospital de San Pablo de una puñalada en el abdomen recibida el 6 de setiembre, durante un mitin en Minas Gerais. Ciro Gomes, un ex ministro de Lula, está en segundo lugar, con 13%.
Las incertidumbres electorales, así como el afianzamiento de Gomes y el despunte de Haddad, dos candidatos con posiciones económicas heterodoxas, fueron mal recibidas por los inversores.
La Bolsa de San Pablo caía 2,33% poco antes del cierre y el dólar se cotizaba a 4,176 reales, frente a 4,094 al cierre de los mercados de la víspera.
A la sombra del mentor, ahora debe repuntar
A Haddad, un abogado y ex profesor universitario de 55 años criado en San Pablo, le quedan 4 semanas para convencer a los electores. No es la primera vez que este descendiente de libaneses, que asegura haber aprendido tanto de la vida en la tienda de telas de su padre como en la universidad, arranca mal una elección. Su perfil no era el más cotizado cuando se planteó competir por la alcaldía de San Pablo en 2012, y acabó ganando. Aquellos, sin embargo, eran otros tiempos. Los del inicio del gobierno de Dilma Rousseff (2011-2016), todavía bajo los destellos de aquel Brasil que se comía el mundo de la mano de Lula y que parecía no tener techo.
Muy criticado tras las manifestaciones de 2013 desencadenadas por el alza de los transportes, cayó en la primera vuelta, dejando otro doloroso revés para el PT pocos meses después de la destitución de Rousseff. Aunque siempre supo que regresaría a la primera línea.
Licenciado en Derecho, con una maestría en Economía y un doctorado en Filosofía, Haddad, casado con una dentista y padre de dos hijos, llegó al Ministerio de Educación en 2005 y fue manejando una de las carteras de las que Lula siempre se ha sentido más orgulloso.
Solo salió del gobierno, ya con Dilma Rousseff, para disputar la alcaldía de la mayor ciudad de Sudamérica en 2012.
Su trayectoria lo colocó en el corazón de la maquinaria del PT, pero sin salir nunca de la sombra de su mentor.