Puede resultar demasiado obvio plantear que la crisis impacta de modo muy diferente en los distintos sectores sociales. Sin embargo, podría esperarse que el consumo de productos y servicios considerados de lujo no se viera tan afectado por la coyuntura económica, mientras que los vendedores de este nicho aseguran que es uno de los que primero acusan recibo ante una situación de inestabilidad.
Esto se ha reforzado en un año de incertidumbre asociada a un escenario electoral y por las altas tasas en el sistema bancario, que generan importantes retornos. De ahí que en estos sectores, la caída en las ventas no esté tan asociada a la disminución en los ingresos como a la cautela y a que se priorizan las inversiones frente al gasto.
Héctor Pasquier, gerente de posventa de Porsche, explica que el segmento premium, en el que se desempeña hace 25 años, es el primero en "tirar el freno de mano" ante una situación de crisis o incertidumbre política, como también el primero en responder cuando se produce una reactivación.
En cuanto a lo que ocurre ya concretamente con los autos, explicó que ha habido una retracción bastante notoria en el mercado, tanto de adquisición de vehículos como de servicios de mantenimiento y reparación. Los clientes, indicó, están reticentes a gastar y si años atrás, cuando realizaban un service, incluían servicios adicionales, como reemplazo de neumáticos, arreglos de pintura o cambio de cristales rayados o trizados, ahora se inclinan solo por lo estrictamente necesario.
Pero además, piden presupuesto previo, financiación y descuentos. "Después del 2001 no habíamos vivido esto", planteó Pasquier. Luego reflexiona y plantea que, de hecho, la situación es distinta a ese momento, ya que entonces se siguieron vendiendo los vehículos más costosos, mientras ahora no, y la recesión se ha extendido en el tiempo.
La diferencia, analiza, se debe a que el precio de un vehículo del segmento premium se ubica en torno a los 8 o 9 millones de pesos y si se coloca ese momento en un plazo fijo a 30 días otorga un monto muy alto en concepto de intereses. También hay muchos que prefieren quedarse con dólares, o alguna inversión en el circuito financiero, y mantener la cautela, particularmente los que tienen sus propias empresas y no saben si pueden llegar a necesitar el dinero para hacer frente a una situación de crisis de la firma.
Esto ha motivado que, si normalmente se vendían unas 10 a 12 unidades cero kilómetro al año en Mendoza, ese número haya bajado a 4 o 5 en los últimos años. Si bien todavía hay quienes compran lo novedoso, se ha frenado la rotación habitual en este nicho, en el que cada tres años cambian el vehículo.
Mariano Pérez, gerente comercial de Go Bar, explica que el consumo local de bebidas espirituosas premium o importadas y de vinos de alta gama ha disminuido por lo menos un 25%. En cambio, las etiquetas más accesibles se han sostenido un poco mejor. Es que en los locales tienen más de 2.300 productos y se puede encontrar desde un whisky importado en oferta a 800 pesos hasta uno cuyo valor asciende a los 38 mil pesos.
Como contraparte, con la llegada de turistas de otros países y el desarrollo gastronómico que ha tenido la provincia, han notado que los visitantes, particularmente los brasileros, se llevan vinos de 15 mil pesos la botella, que les resultan convenientes por el tipo de cambio. Debido a que otro tipo de bebidas pueden conseguirlas a un monto similar en los free shop, el vino de alta gama ha ganado terreno en este contexto.
Sin renuncia, con medida
Algunas marcas de indumentaria, calzados y accesorios se asocian a un cierto nivel económico y si bien los clientes no renuncian a esa con la que se han identificado, sí restringen las compras. Flavia, encargada del local en Mendoza de Jazmín Chebar, una línea de indumentaria femenina creada por la diseñadora del mismo nombre, reconoce que la crisis se ha notado en las ventas. En particular, porque trabajan con un segmento que consume y mucho.
De hecho, si bien en la tienda no realizan promociones y desde hace un tiempo no implementaban cuotas con tarjetas, volvieron a hacerlo -todos los días- para reactivar un poco el consumo. Como las compradoras son fieles a la marca, compran prendas pero han reducido las cantidades. "Siguen comprando pero en vez de llevarse 10, ahora se llevan 5", ilustró Flavia.
Algo similar ocurre con las joyas, que son una clásica opción para regalar en una fecha especial. Enzo Vendemmia, de Vendemmia joyero, plantea que en el segmento alto no ha mermado tanto el consumo pero que se notó una retracción cuando cambió la cotización del dólar y pasó de $ 20 a $ 40, ya que se manejan precios similares a los internacionales.
Pero acotó que en las joyas de alto valor la disminución en las ventas no ha sido tan marcada y no se asocia a dificultades económicas sino a la incertidumbre, que hace que el consumidor se asuste y prefiera no gastar, o que especule con la posibilidad de que el dólar suba y prefieran aferrarse a la moneda estadounidense.
Como cuenta con un amplio abanico de productos, desde objetos de lujo a otros apreciados pero de un valor más accesible, Vendemmia señala que sí han observado una disminución muy fuerte en las joyería de mediano y bajo precio. En cambio, se ha mantenido el cliente extranjero, que es ajeno a la coyuntura económica nacional.
El turismo, sostenido
Otro sector en el que el impacto de la crisis se ha sentido pero no de un modo tan determinante es el turismo de lujo. Ignacio Segura, responsable de Marketing de Entre Cielos, un hotel entre viñedos que tiene spa, detalla que si bien para el hotel de lujo los pasajeros nacionales representan menos del 10% del total, no han percibido una disminución, sobre todo porque tienen una tarifa promocional, con cuotas sin interés para los locales.
Es que para el viajero que viene de Buenos Aires -principal emisora para este emprendimiento- y está fidelizado con este tipo de alojamiento, y que además puede pagar los 500 a 800 dólares por noche, la situación económica no le impacta del mismo modo. Por eso, no ha abandonado la posibilidad de escaparse por el fin de semana y pasar una o dos noches en habitaciones con vista a la montaña y los viñedos, o incluso de viajar hasta una semana y alojarse en distintos espacios de este segmento.
Los mendocinos, sin embargo, son pasajeros bastante esporádicos del hotel, para ocasiones como cuando los hijos que están viviendo en otro lugar vienen de visita o una noche de bodas. En cambio, sí han seguido siendo visitantes frecuentes del spa Hamam, que tiene diversas propuestas, varias de ellas tratamientos con vino, y mantuvo sus valores en pesos para el público local.
En Aerotec, una empresa que brinda variedad de servicios con pequeños aviones, el contexto ha impactado de modo diferencial según el que se considere. Héctor Santamarina, gerente de operaciones, señala que ha disminuido la demanda de los vuelos de negocios porque se ha reducido el nivel de actividad en general. Y agregó que esto siempre ha ocurrido cuando se produce una retracción de la economía.
Se trata de viajes ejecutivos que las empresas suelen contratar por diversas razones, como la comodidad, la privacidad y la posibilidad de programar con libertad el día y horario del vuelo; como también el hecho de que con pequeños aviones se accede a un número mayor de aeropuertos y se evitan conexiones, los tiempos de espera asociados y traslados terrestres. "No está expresado en términos de lujo, sino de eficiencia, porque el costo de la hora de un empresario amerita la inversión", plantea Santamarina.
En cambio, se han sorprendido gratamente con el alza constante en los viajes en globo con la división Mendoza Balloons y subrayan que no sólo se debe al turismo receptivo de Canadá, Estados Unidos y Europa o de países vecinos como Chile, Brasil y Perú, sino de los mismos argentinos y mendocinos.
En parte esto responde a que se trata de una propuesta relativamente nueva, con poco más de un año desde que fue implementada, y que se va conociendo por comentarios de otras personas que han volado. Pero también, a que se trata de una actividad que se puede realizar en otras partes del mundo y ahora es posible revivirla en Mendoza, con la vista del oasis este y de la cordillera, o practicarla por primera vez.
¿Qué es el lujo?
Al pensar en el consumo de lujo, de inmediato se vienen a la mente ciertas marcas de perfumes, ropa, carteras, autos. En el pasado, esta categoría, plantean los estudiosos, estaba asociada a productos y, en muchos casos a la ostentación, además de la búsqueda de calidad. Pero con el tiempo el concepto se fue ampliando para incluir una variedad de artículos y servicios, y pasó a vincularse también a una experiencia exclusiva. Así empezaron a ganar su espacio los viajes y la gastronomía.
¿Qué es un bien de lujo? La respuesta puede variar según la comunidad de la que se trate. Y también da lugar a expresiones, particularmente en momentos de crisis, del tipo "salir al cine y cenar es un lujo". Sin embargo, se podría decir que se trata de productos y servicios a los que no puede acceder la mayor parte de la población y de ahí que se hable de un consumo "aspiracional" por parte de quienes pretenden pertenecer a una élite a través de lo que adquieren. En cierta forma, los consumidores premium se reconocen entre sí. También se lo puede plantear como algo costoso pero no necesario, ya que existen otras opciones más accesibles para vestirse y tener un vehículo, por ejemplo. Lo cierto es que se trata de un concepto que, como tantos otros, va mutando y se anticipa que los millenials vendrán a cuestionar lo que hasta ahora se consideraba de lujo.