Unas 14 familias que habitan un monoblock del complejo Virgen de Luján, en el noreste de la ciudad de Luján de Cuyo, están sin gas desde el 19 de marzo.
La situación se registró en el área de departamentos identificados como D 6, o monoblock azul, integrante de un grupo de viviendas en propiedad horizontal sobre la calle Ricchieri, que se inauguró en 1983 (administración Santiago Felipe Llaver).
En esa parte del conjunto habitacional se registró una pérdida de fluido en una cañería de 1 pulgada y 1/4 que conecta con la red central para brindar el servicio a los domicilios.
La fuga fue advertida por los propietarios de una de las viviendas del primer piso, dándose inmediato aviso a Ecogás.
La distribuidora, como medida de seguridad que es de práctica en este tipo de hechos, cortó el suministro y retiró los 12 medidores de igual número de hogares.
A partir de entonces, se sucedieron las reparaciones realizadas por un gasista matriculado y las visitas de inspectores de la distribuidora a efectuar diversas comprobaciones.
"Nosotros hicimos los arreglos pertinentes a través de un gasista matriculado contratado, que nos cobró alrededor de $ 2.100. El especialista presentó la documentación en las dependencias de Ecogás, y la firma llevó a cabo inspecciones que se hicieron hasta ayer, pero todavía no tenemos el servicio restablecido", contó Elsa Cruceño, vecina en el lugar desde el mismo momento de su cesión a los adjudicatarios, en el primer año de la democracia.
Al parecer, Ecogás advirtió inconvenientes también en el gabinete exterior, que no era el lugar donde estaba la falla. "No dieron por terminada la inspección porque el gabinete estaba roto", añadió Elsa.
También contribuyó, para retrasar la vuelta del imprescindible fluido, el hecho de que el expediente del caso pasó a Estudios y Proyectos de la distribuidora, en atención a que en la empresa no tenían los planos originales del conglomerado, que fue habilitado cuando existía Gas del Estado, repartición luego privatizada.
El matriculado que fue convocado por los vecinos hizo la prueba de hermeticidad de rigor y presentó el plano requerido, pero ayer la sede central de la empresa, basada en Córdoba, informó sobre los últimos pasos llevados a cabo. Un vocero señaló que "el 8 de junio se hizo un control, y surgieron 2 observaciones que debían subsanarse. Una vez efectuados esos requerimientos, los particulares tienen que volver a solicitar la presencia del personal habilitado para ver que todo esté en orden y recién entonces proceder a efectuar las conexiones, colocar los medidores y dar el servicio".
El matriculado privado dijo a este diario que esos pasos se habían dado y que el lunes 15 se haría la que podría ser la última visita de los inspectores. "Si todo está bien, la normalización de la prestación es inminente", conjeturó el trabajador.
Esta circunstancia vivida en Luján de Cuyo recuerda, en parte, los graves inconvenientes suscitados en las torres de San Juan y República de Siria, aunque la envergadura de lo ocurrido en las viviendas de capital es 2 ó 3 veces más grande por la cantidad de afectados y los trabajos realizados.
Diversas penurias
Ayer a media mañana, los vecinos de los inmuebles lujaninos afectados relataron las penurias que están viviendo por la prolongada interrupción del suministro.
"Comprendemos las medidas de seguridad que deben tomarse en estos casos, pero vivir sin gas en momentos en que el frío empieza a apretar, es muy penoso", fue el razonamiento de José Vallés (84).
Elsa Cruceño relató que para combatir los rigores del otoño que concluye, cierran las posibles aberturas por donde se puede colar el frío, se acuestan temprano y se abrigan para dormir, "porque con el precio que tienen la garrafas ($ 800 el envase, $ 120 la recarga), no podemos usar esa fuente para calefaccionarnos". Los grupos que pueden, apelan también a calefactores eléctricos y a métodos del pasado para higienizarse.
En algunos casos, familias de hogares de bajos recursos recibieron garrafas en préstamo, que les cedieron amigos o familiares, cuando todavía las bajas temperaturas no se habían presentado.
Pero, ahora, al descender considerablemente la marca mercurial, las deben devolver a sus dueños. Es el caso que afecta, entre otras personas, a Natalia Ríos (37, 3 hijos), Mayra Carreño (23, 4 hijos), María Cárdenas (37, 3 hijos y Malvina Herrera (23, 5 hijos, el más chiquito de un año y medio).
Estas amas de casa temen que sus hijos sufran enfermedades respiratorias por la exposición a marcas rigurosas, especialmente en la mañana y al anochecer.
Si la situación vuelve a la normalidad la semana próxima, estos habitantes habrán pasado 3 meses sin el elemental servicio.
Técnicos vinculados al ramo de la construcción y con conocimientos sobre seguridad edilicia, manifestaron que son inapelables las razones esgrimidas por los damnificados, pero aseguraron que "el gas es muy peligroso”.