Si Luis Vangieri no encarna el espíritu navideño, está muy cerca de ello. Hace 70 años que decora las vidrieras mendocinas con temas alusivos a los festejos de estas fechas y dice que uno de los secretos es saber decorar sin dejar de mostrar lo que la tienda tiene para ofrecer.
En su histórico local de la galería Ruffo, el vidrierista dice que a sus 85 años aún tiene ganas de seguir, hasta que el cuerpo no dé para más. "Utilizo muchos tules y bolas de vidrio, cuando tengo disponibles, y si no, las de plástico. También muchas guirnaldas", cuenta el hombre que afirma no usar ayudante a excepción de su compañera María Inés Pugliese con quien comparte esta labor desde hace 38 años.
“La inspiración viene de los años que tengo de experiencia. Ahora estoy empezando con la segunda vidriera de Navidad en el negocio Las Viñas. Son seis vidrieras las que voy a decorar ahí”, dice a sus jóvenes 8 décadas y media. Luis, tiene dos hijos, Rubén y Yaquelín, y seis nietos: Natacha, Cintia, Gisel, Gabriel y Vanesa. También tiene dos bisnietos, León y Sofía, y dos nietos (Melina y Luciano) de su pareja
Hombre de pocas palabras, Luis escribió una carta, preparado para la entrevista. La misma dice: “Hoy cumplo 70 noches buenas con la alegría que llevo adentro para evocar con el recuerdo a los seres que amamos y que se fueron. La emoción regresa de fiesta en fiesta, en la risa que llora y besa con las copas en alto”.
Rodeado de los maniquíes que alquila y que utiliza para su trabajo cotidiano asegura que no cualquiera puede hacer el trabajo que él realiza, que depende mucho de la “cancha” y de saber resaltar los productos de su cliente.
La epístola continúa. "El motivo de esta noche buena es que haya paz en la tierra y en el corazón de los hombres de buena voluntad", expresa emotivamente antes de la firma con su nombre completo.
Fotos del recuerdo
Desplegadas sobre la mesa donde atiende a sus clientes y que tiene a modo de adorno decorativo una botella de vino que supo estar en la bodega Norton hace 87 años, Don Luis muestra fotos de antiguos locales mendocinos que contaron con su “arte” navideño.
“Esta es de casa Waldman, una ortopedia que estaba en la calle San Martín donde ahora hay un local de tarjetas de crédito”, dijo señalando una antigua foto en blanco y negro donde pueden verse vidrieras decoradas con artículos que el mismo confeccionaba.
“Esta es de Santa Rosa Moda, que también estaba en calle San Martín, pero antes de llegar a calle Entre Ríos y esta de telas La Reina”, comentó Luis enseñando unos broches gigantescos construidos por el y unos niños africanos de papel, también de su autoría, que posan delante de las vitrinas de los mencionados lugares.
El hombre explica que cada labor, en general le demanda de una a dos horas, dependiendo las exigencias del cliente y la creatividad que deba poner para llevar adelante su trabajo.
“A algunos lugares llevo mis propias cosas y en otros las compran los clientes. Los Papa Noel los uso, pero no siempre. A veces no hace falta”, indica con voz experta.
Un conocido
Luis ya protagonizó las páginas de Los Andes hace algunos años. En la charla de aquel momento, como en la de ahora, aseguró que es el único vidrierista de Mendoza -profesionalmente hablando- y que cuando él ya no esté, el oficio se perderá definitivamente.
El vidrierista tiene una lista con más de 50 nombres de lugares donde trabajó. “Con Montemar y Las Viñas llevo 45 años ininterrumpidos. Pero también he trabajado con Casa Heredia, Walmart, Talle Grand, Farmacia la Franco Andina, Casa Gentleman, Casa Gutiérrez y otros”, enumera.
Por último, afirma que no va a pasarle la posta a nadie. De todas formas, deja en claro que por ahora no va a dejar el oficio porque siempre hay algo para hacer. “Si dejo de trabajar se acaba este oficio en Mendoza”, finaliza sin tinte fatalista.