Luis Scafati, un artista que será Honoris Causa para la UNCuyo

El plástico mendocino recibe la distinción que la universidad reserva para las grandes personalidades del mundo.

Luis Scafati, un artista que será Honoris Causa para la UNCuyo
Luis Scafati, un artista que será Honoris Causa para la UNCuyo

El prestigioso artista mendocino Luis Scafati, de intachable trayectoria como hacedor cultural de la provincia, recibirá durante la tarde de hoy un reconocimiento más que merecido.

La Universidad Nacional de Cuyo le otorgará al dibujante e ilustrador el título de doctor Honoris Causa, distinción que la casa de estudio entrega a personalidades sobresalientes y de gran prestigio. El reconocimiento surge por iniciativa de la facultad de Artes y Diseño, de donde egresó Scafati en los años en que se mudaba para la ciudad universitaria.

Entre los fundamentos de la UNCuyo, se destaca el "valor artístico inobjetable" del artista así como también su "destacada contribución" a la casa de estudios.

"Para mí es realmente una cosa muy importante, porque yo estoy muy ligado a esa casa de estudios. Si bien fue un período corto el que pasé ahí, hubo una fragmentación entre el pibe que entró ahí y al que sacaron (fue expulsado de la facultad en las épocas de la nefasta dictadura -1976-). Tiene mucha importancia", destacó el artista en diálogo con Los Andes.

Incansable

Nacido en Mendoza el 24 de noviembre de 1947, Scafati será galardonado en su propia casa con 65 años cumplidos recientemente.

Es dibujante e ilustrador y desde chico comenzó a dibujar historietas, motivado por las publicaciones que le llegaban a sus manos. El propio artista ha reconocido en distintas entrevistas -e incluso lo destaca en la biografía de su blog personal- que el dibujo "era mi mejor juguete".

"Mi viejo me proveía de papeles que traía de su oficina y a veces me prestaba su lapicera fuente, una Parker gris. Ese recuerdo siempre me acompaña", continúa en sus líneas.

El agregado de que su familia hubiese tenido un puesto de venta de diarios y revistas no hizo más que estimular su pasión.

"Mi formación estética parte del cómic. Mucho después, cuando ingresé en la universidad, conocí el mundo del arte. En mi adolescencia mi objetivo era el humor. Admiraba a Quino a Calé, Steimberg, Sempé, Jules Feiffer, y muchos otros que iba descubriendo, eran mis modelos", se explaya el artista en su espacio virtual.

En su adolescencia, el creativo mendocino dedicaba gran parte de su tiempo al dibujo, a darle rienda suelta a la imaginación y materializar todo lo que fluía de su subconsciente en las hojas en blanco frente a las que estaba sentado.

Así fue como -según él mismo recuerda- hizo el curso por correspondencia de los 12 famosos artistas. Pero, más allá de su amor por el dibujo, en aquellos años aún estaba convencido de que sus estudios universitarios estarían ligados a la Psicología.

"Casi accidentalmente, un poco incentivado por mi madre, ingresé en Bellas Artes y fue allí donde descubrí un universo del que no tenía noticias", contaría el artista en otra entrevista periodística, fragmento que también está incluido en su biografía.

En los medios

Con sólo 17 años, Luis Scafati publicó su primer dibujo de humor en diario Los Andes. Y ya mientras estudiaba Artes, sus dibujos humorísticos comenzaron a ser publicados en la revista cordobesa Hortensia.

"Hacía humor, pero también quería poner otra cosa. Veía los grabados de Sergio Sergi o los dibujos de George Grosz y entendía que ese era un camino. Mi gran conflicto en esa época era quedarme en la anécdota, en el chiste", reflexiona.

Sobre esta idea indagó aún más en su libro Tinta china. "Pienso que la ilustración no debe ser sólo un adorno y ajustarse servilmente a un texto. Cada lenguaje tiene sus leyes especiales, sus matices particulares, lo que sirve a este puede no ser efectivo en aquel", puede leerse en el prólogo de esa obra literaria.

Entre sus recuerdos universitarios en la facultad de Arte y diseño, uno de los más vigentes tiene que ver con sus compañeros y profesores.

"Yo empecé a fines de 1969 y ese año la facultad se fue de San Martín y Montevideo -donde estaba antes- y se mudó a la ciudad universitaria, que era un proyecto en el medio de la nada. Tengo recuerdos fantásticos de ese lugar que era muy privilegiado, porque yo había elegido la especialidad de Escultura y cuando abrías el galpón lo primero que veías era la cordillera, los cerros. También recuerdo con mucha alegría las charlas con algunos de mis maestros Luis Quesada o Zdravko Ducmelic", continuó en diálogo con este diario. Justamente sus profesores y compañeros también tienen un lugar especial en su corazón.

"Éramos 60 y todos éramos muy unidos. Volvíamos caminando, y como era una época muy politizada, hicimos fuertes vínculos con los alumnos de otras facultades. Eso no lo he visto en ninguna otra facultad del mundo", destaca.

Por aquellos años conoció a la artista plástica Marta Vicente, quien es su mujer y la madre de sus hijos: Matías, Florencia y Leonardo. Por aquellos años compartían no sólo el techo, sino también reuniones políticas y sociales, además de su campo de trabajo.

Su producción gráfica y difusión cada vez crece más y tiene mayor alcance, y los medios nacionales donde se publican sus dibujos siguen enumerándose. La cebra a lunares, Mengano y El ratón de occidente son algunas de las revistas satíricas donde podían encontrarse sus trabajos.

En 1976, con la infame dictadura militar, Scafati es expulsado de Artes junto a varios compañeros más. Y fue en ese contexto cuando no tuvo más remedio que mudarse y radicarse en Buenos Aires.

Allí conoce y ayuda en su taller a Roberto Páez, a quien el propio Scafati considera su maestro. "Páez me transmitió lo artístico, esa antorcha que sólo te la puede pasar otro artista, a partir de allí mi mirada cambió".

Luis siguió publicando en las revistas Tía Vicenta, Humor y El péndulo, pero lo hacía con el seudónimo de Fati. En 1981 recibió el Gran premio de honor en el Salón nacional de Dibujo.

En sus libros Mambo urbano y El tren fantasma, el dibujante publicó muchos de sus dibujos y experiencias gráficas, mientras que en 1995 ilustró La metamorfosis, de Franz Kafka libro que se edita en Argentina

Otros trabajos

Hace nueve años realizó un mural en el teatro Independencia y ese trabajo le valió la distinción de Ciudadano ilustre en Mendoza.

También incursionó en el grabado, trabaja con serigrafía, aguafuerte y litografía aunque se destaca la ilustración de textos literarios, algunos clásicos como Martín Fierro, Don Quijote o Drácula.

Siguiendo con los libros que tienen el honor de llevar sus ilustraciones se destacan La ciudad ausente (Ricardo Piglia), Seres Mitológicos Argentinos (Adolfo Colombres) y Las aventuras de Arthur Gordon Pynn (Edgar Allan Poe).

"Hoy vivo en Buenos Aires, toda mi familia está allá... Mis hijos, mis nietos. Pero tengo mi lugar en Vistalba, donde vengo los veranos y hago escapaditas, por ejemplo, cuando me encargan la ilustración de un libro. Acá puedo trabajar muy tranquilo. Sigo teniendo un gran vínculo con este lugar, será porque nunca me fui del todo", sentenció.

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