Estoy hecho de humor, así se define Luis Piedrahita, el humorista, guionista y director español que es furor en su país y llegó a la popularidad por su participación en el programa “El hormiguero” de España. Tras su debut el año pasado en Buenos Aires, ahora aterriza en Mendoza con su último espectáculo de stand up “Dios hizo el mundo en siete días... y se nota”.
Acostumbrado al humor argentino, con la escuela de Les Luthiers, y las historietas de Caloi y Quino, al joven le tocó ser el artista de la familia. Sin nadie a su alrededor que se dedicara a la actuación u otra disciplina artística, tomó el humor como su bandera y lo explota al máximo.
“Me considero afortunado, porque siempre estoy de buen humor o de humor normal. No sé por qué, mi padre es un señor serio, un hombre más cercano a las escribanías, los bancos, este mundo tan serio y solemne, y nadie en mi familia es del mundo de la farándula o del arte. Creo que esto cambió en cada generación. Me tocó a mí cargar con esa dulce cruz”, sintetiza Luis Piedrahita antes de su primera visita a nuestra provincia.
Y como amplio conocedor del género, el español solo en el escenario muestra a la platea sus habilidades como humorista. “Es un espectáculo de stand up comedy, donde estoy solo en el escenario. No hay aparatos, pantalla ni utensilios. Está mi palabra, mi voz, mi cuerpo y la imaginación del público. Y ellos irán imaginando esas historias que cuento y el humor surgirá de situaciones cotidianas que todos hemos vivido”, cuenta sobre el show que presentará esta noche en el teatro Plaza.
Y con el auge del género en nuestro país, con grupos que se alimentan la escena del humor, Piedrahita se presenta como una novedad en la cartelera argentina, como uno de los referentes jóvenes del stand up hispano y sobre todo, por la cercanía del relato.
-Muchos actores han tomado como modelo el stand up español. ¿Qué tiene de distintos al americano?
-Yo creo que el humorismo es lo que se hace en lengua española. En ese tipo de stand up se utiliza algo más surrealista, algo más cercano a la poesía y no tan cerebral. La escuela del Quijote, de Cervantes es la que ha seguido el humorismo en habla hispana. El humor anglosajón es más frío, mas directo al chiste, a la pirueta del ingenio. No tan preocupado por transgredir, ahí están las sutiles diferencias.
En el humor hecho en español se busca más emocionar, como emociona Quino con sus viñetas, como Caloi, como el Negro Dolina con sus programas de radio, o los mismos Les Luthiers a través de la música. El humor genuino hispano tiene un vuelo mayor.
-Conoces muy bien el humor argentino...
-Es un referente absoluto. Yo miro a la Argentina con admiración y un poquito de envidia. Algo cae en el agua que hace que brote ese humor tan especial.
-Tuviste algún temor de que el público argentino no aceptara tu espectáculo?
-Cuando alguien se enfrenta a algo nuevo siempre hay un temor. Venir a otro país es meterse en problemas, pero artísticamente hay que hacerlo para crecer, para que uno se encuentre, para saber cuáles de mis textos son globales y emocionan en todo el mundo. Por eso varían algunas cosas.
Pero ese temor se disolvió cuando me subí al escenario. Mi apuesta es que no sea un humor del chimento, de la puteada, porque la puteada española es distinta a la argentina. O si hablara de los modelos españolas, o los toreros, o un humor de la actualidad. Renuncié a ese tipo de humor en aras de algo más global. Pero lo que más me ayudó es el argentino, porque hay un apetito voraz por todo lo que venga de afuera.
No uno sino muchos talentos
Para el artista nacido en La Coruña, la escritura y el humor le brotan con total frescura. Inquieto y observador, además de subirse al escenario y ser el protagonista de sus relatos, lleva escritos ocho libros, en los cuales recopila monólogos y pequeñas historias que nacen de su creatividad.
Pero no conforme con manejar el lenguaje teatral, radial y televisivo, también dio sus primeros pasos en la pantalla grande con “La habitación de Germán”, una película protagonizada por Federico Luppi, en la cual se arriesga al suspenso.
-Además de tu espectáculo, también editaste tu último libro en la Argentina...
-Es mi octavo libro, pero mi segundo editado en la Argentina. Se trata de “A mí este siglo se me está haciendo largo”. Es una recopilación de cuarenta monólogos, cortos, donde reflexiono sobre distintos objetos. De la tapa de los inodoros, de las cartas, acerca de los jugos, objetos cotidianos.
-Y te animaste a dirigir cine, con una película de suspenso...
-Dirigí y escribí una película con Rodrigo Sopeña llamada “La habitación de Germán” protagonizada por Federico Luppi, rodada en España. Es una película de suspenso. Se puede decir que tiene poco que ver con el humor o la magia, que es otra de mis aficiones. Pero es mentira, están bien relacionadas.
La magia y el suspenso buscan regalar al espectador un final sorprendente, inesperado. En el humor no te pueden ver venir, en la magia no pueden intuir lo que viene. Y lo mismo pasa con el suspenso. Todo depende de los artilugios narrativos. Eso es lo que tiene el suspenso, la magia y el humor.
-Se puede decir que manejás todos los códigos...
-Todo depende del lenguaje, son distintos, hay que conocer la esencia de cada uno, pero el mensaje viene a ser parecido. La forma es lo que varía.
La ficha
Luis Piedrahita en "Dios hizo el mundo en siete días... y se nota"
Día y hora: hoy, a las 22.
Lugar: Teatro Plaza (Colón 27, Godoy Cruz).
Entrada: $250. En boletería del teatro y en www.tuentrada.com