Desde ayer, ese "niño terrible" que es el cineasta y guionista Luis Ortega rueda "El ángel", la película sobre Carlos Eduardo Robledo Puch, considerado el mayor asesino serial de la historia argentina que en febrero de 1972, cuando apenas tenía 20 años, fue detenido y luego juzgado y condenado a reclusión perpetua por tiempo indeterminado, la pena máxima que existe en nuestro país.
El historial delictivo de Robledo Puch, quien desde principios de los años 70 era conocido como "el ángel negro" o "el ángel de la muerte", por su rostro rubio y aniñado, incluía 10 homicidios calificados y uno simple, una tentativa de homicidio, 17 robos, ser cómplice de una violación, de una tentativa de violación, de un abuso deshonesto, dos secuestros y dos hurtos. Todos cometidos entre 1970 y 1972 con un inusitado grado de violencia y frialdad.
En la actualidad, Robledo Puch continúa privado de su libertad en un pabellón del penal de Sierra Chica, en la localidad bonaerense de Olavarría (ver El verdadero).
La firma
Que Luis Ortega haya elegido a semejante personaje para llevar a la pantalla grande no es de extrañar, teniendo en cuenta que fue él quien llevó a la tevé la vida de la oscura familia Puccio en la impactante miniserie “Historia de un clan” y que también dirigió algunos capítulos de la serie carcelaria “El marginal”, que emitió la TV Pública y este año se llevó el Martín Fierro de Oro.
Porque al menor de los varones del clan Ortega (acaba de cumplir 37) parece fascinarle indagar en esos universos sórdidos en los que nunca se queda en la mirada unidimensional, sino que rastrea en las facetas más recónditas para teñir de humanidad aún al personaje más detestable.
Así fue desde “Caja negra”, su película debut en 2001, donde se metía en un universo de seres marginales, ajenos a las convenciones o excluidos de la llamada “normalidad”, que pervivieron de algún modo en sus títulos siguientes: “Monoblock” (2005), “Los santos sucios” (2009), “Verano maldito” (2011), “Dromómanos” (2012) y “Lulú” (2014).
“Siempre me gustaron los perdedores”, declaró alguna vez este joven cineasta, capaz de dotar de una fuerte impronta lírica y erótica a sus creaciones y que hasta se animó a componer él mismo la cortina musical que acompañaba a “Historia de un clan” y que interpretaba Daniel Melingo.
Elenco y protagonista
El actor que se pondrá en la piel del adolescente Robledo Puch es el debutante Lorenzo Ferro (17), hijo del actor Rafael Ferro, y que no participó de la conferencia de prensa en la que se anunció el comienzo de rodaje de “El ángel” porque “estamos tratando de resguardar su imagen para generar el misterio que necesitamos”, según explicó el propio Luis Ortega.
“Lorenzo surgió de un casting al que se presentaron más de mil chicos -explicó el director- y apenas lo vimos supimos que era él, su parecido con Robledo Puch es extraordinario y además tiene grandes condiciones actorales”.
El resto del elenco de “El ángel” lo integran el Chino Darín (será Ramón, el amigo que secundará a Robledo Puch en su siniestra saga de asesinatos a sangre fría), Peter Lanzani (será Mike, un vecino que también se unirá al asesino), Cecilia Roth será la madre de Robledo Puch con un papel central en la historia, mientras que el chileno Luis Gnecco (protagonista de la reciente “Neruda”) será su marido.
Mercedes Morán, por su parte, compondrá a la madre de Ramón (Darín) y será la mujer del personaje de Daniel Fanego.
Cabe recordar que tanto Darín como Roth protagonizaron "Historia de un clan", el primero como Alejandro Puccio y ella como su madre.
Peter Lanzani, por su lado, fue Alejandro Puccio en la película "El clan" que dirigió Pablo Trapero en 2015.
“Trabajar con este equipo es un sueño hecho realidad -expresó Luis Ortega-. Y también lo es que la película se abra con el emblema de la 20th Century Fox”, que será la encargada de distribuir esta película que, además, cuenta con el apoyo de la productora española El Deseo, de Agustín y Pedro Almodóvar, y de los locales Sebastián Ortega (Underground), Matías Mosteirin (K&S) y Axel Kuschevatsky (Telefé).
Con voz propia
Luis Ortega cree que hay un hilo conductor entre sus realizaciones televisivas y esta película.
“Yo había leído ‘El ángel negro’ (el libro publicado en 2010 que el periodista Rodolfo Palacios escribió sobre Robledo Puch) y me pareció muy impactante. Pero creo que cuando un relato literario es tan bueno no hay que tocarlo, porque si lo adaptamos a otro formato podemos llegar a arruinarlo”.
-¿Y qué te decidió entonces?
-Cuando empecé a trabajar con “Historia de un clan”, el propio Rodolfo Palacios se ofreció a colaborar en el proyecto como guionista. Charlar con él me dio vuelta cabeza y la idea de hacer “El ángel” volvió sola. Por eso digo que hay una conexión casi mágica entre la miniserie y esta película.
-De algún modo sigue siendo el mismo tema...
-Puede ser, aunque en el caso de “El ángel” el personaje te facilita ir al hueso más rápido. Esta historia es más una inspiración que una recreación de los hechos, hay algo que queremos contar que es más grande que la anécdota. El mundo de lo delictivo te habilita a hablar de cosas muy complejas, de alguna forma te las deja servidas.
-Lo que fue un verdadero quiebre para la época fue que Robledo Puch pertenecía a una familia de clase media, de buena posición, de la que nadie pensaría que iba a salir un asesino que disfrutaba matando por la espalda a sus víctimas.
-Cada grupo familiar es distinto. Yo no creo que haya ninguna familia “normal”. Acá tanto Carlitos (por Robledo Puch) como Ramón, su mejor amigo, encuentran un camino en común a pesar de ser de familias tan diferentes. De todos modos, más que una relación familiar acá se habla de una relación de amor.
-¿Cómo es eso?
-Toda la película va a estar atravesada por una relación de amistad que, en la adolescencia, se vive con una intensidad única y un grado de entrega muy profundo. Carlitos básicamente se enamora de su amigo, no un amor erótico sino que trasciende lo erótico, ese amor que siente el adolescente cuando está muy solo y encuentra a otro al que le pasa lo mismo que a él. Más que los policiales me gustan las películas de personajes y profundizar en ellos. “Historia de un clan”, por ejemplo, tenía condimentos policiales pero mi intención fue ahondar en los personajes.
-¿Y cómo es este Robledo Puch humanizado?
-Es alguien que ve que todos a su alrededor están actuando, que el mundo es una puesta en escena y descree de eso. En realidad es un problema que puede transformarse en una patología. Sin embargo, en toda persona existe una batalla por querer ser alguien. Hay que tener en cuenta que Carlitos tiene sólo 17 años, por eso quizás cometa errores tan graves: está buscando una respuesta más grande de lo que puede abarcar cualquier vida. Con su historia de amor y sus familias totalmente opuestas, un poco se empieza a armar el mundo en el que va a cometer sus crímenes, por amor a su amigo, a esta otra familia que descubre, por querer sorprenderlos... Él cree que lo están filmando, se maneja de esa manera, actúa para alguien. No deja de ser una búsqueda que es común a todos. Puede aparentar ser una película muy oscura, pero también echará mucha luz cuando terminemos de montarla.
-¿Creés que hoy, todavía preso y con 65 años, Robledo Puch esté arrepentido o se replantee algo de lo que hizo?
-No sé qué pasará por su cabeza ahora, pero creo que un muchacho que hizo lo que hizo cuando era aún adolescente, fue preso a los 20 y lleva 45 años en la cárcel, ya no es el que era. Estamos caminando con pies de plomo porque no queremos que el diablo meta la cola. No queremos hacer de su vida un espectáculo, algo pintoresco ni aleccionador ni nada parecido. Estamos tratando de ir al corazón del personaje.
El verdadero
Carlos Eduardo Robledo Puch cumplió, el 4 de febrero pasado, 45 años años en la cárcel. Desde julio de 2000 puede pedir la libertad condicional, que solicitó en 2008 luego de que le fuera concedida la prisión domiciliaria al odontólogo Ricardo Barreda.
Sin embargo, a Puch se la denegaron por considerar que no mostraba indicios de haberse reformado “en ninguno de los aspectos sociológicos necesarios para vivir en libertad con otras personas”, además de no poseer familiares directos que pudieran contenerlo.
El 31 de agosto de 2011 y nuevamente el 30 de octubre de 2013 se le volvió a negar la libertad solicitada. En noviembre de ese año, la defensa de Robledo Puch pidió que revieran la sentencia o que lo ejecutaran con una inyección letal, a pesar de que la pena de muerte no está contemplada en la Argentina. El pedido no prosperó.
El 10 de mayo de 2016 Robledo Puch salió durante algunas horas de la cárcel para que le realizaran algunos estudios médicos. Fue escoltado ida y vuelta por una decena de efectivos y regresó a prisión.
En 1980, luego de escuchar la sentencia que lo condenaba a cadena perpetua por tiempo indeterminado, le espetó al tribunal: “Estos es un circo romano y una farsa. Estoy condenado y prejuzgado de antemano. Algún día voy a salir y los voy a matar a todos”.
Sigue siendo el mayor asesino múltiple de la historia criminal argentina.
