A partir de las 19, la especialista en género y autora de "Putita Golosa" (2018) Luciana Peker estará presentando este libro que plantea un feminismo del goce, sin violencia ni eufemismos.
Con 20 años de trayectoria, Peker forma parte del equipo de Página 12 y el suplemento Las/12 del mismo diario. Entre sus obras también se destaca "La revolución de las mujeres no era solo una píldora" (2017). Participante activa del colectivo Ni Una Menos, ha desarrollado su carrera periodística en canales televisivos como Canal 26 y CN23, y como redactora de Revista Anfibia, Caras y Caretas, Veintitrés, entre varios medios.
En el marco del último día de la Feria del Libro de Mendoza que se desarrolla en el Le Parc, Luciana presenta su más reciente escrito que se enmarca en un contexto por demás actual: la organización de las mujeres en la lucha contra la violencia machista. En esta coyuntura, su texto toma como principal concepto la reivindicación del goce, no solo sexual, sino de la propia vida. Feminismo, política y el papel de los hombres, en un breve resumen de su presentación.
-¿A dónde te ha llevado este nuevo libro?, ¿has visitado la provincia antes?
-Fui a muchas otras provincias con el libro en distintas ferias: la de Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Santa Fe, Berazategui, Tandil; todo un círculo grande de ferias en el país. A Mendoza fui el año pasado, a la Universidad Nacional de Cuyo, a dar un taller de género; dedicado a la escritura y al periodismo, donde la consigna era “¿Cuál es tu revolución?”, y las participantes presentaban sus textos donde la conclusión fue que la revolución es colectiva, y va a ser de todas. Fue una linda experiencia.
-¿Cómo ves la generación de esos espacios de la mano con la presentación del libro?
-Yo creo que realmente lo que pasa es un fenómeno increíble que no está dimensionado por los medios de comunicación, que tiene que ver con la lectura de libros feministas. En principio, en el medio de una crisis editorial donde claramente se editan, se imprimen y se venden menos libros, pero donde hay un boom de autoras y periodistas que es increíble. El libro de Gabriela Borrelli y el de Belén López Beiró, como de tantas otras de editoriales alternativas, es un estallido de presentaciones que a mí me interesa rescatar.
La escritura feminista y lo que pasa con ella es impresionante, no solo por lo que se lee, sino por los modos de divulgación y de presentación, que pasan por otros carriles.
-¿Y con respecto a la discusión del goce y el deseo como bandera política?
-Yo creo que el feminismo es la gran bandera política porque lo toman las más jóvenes y tiene que ver con defender su derecho al goce. Hay muchos casos emblemáticos, pero en Mendoza el caso de María José Coni y Marina Menegazzo, que aparece nombrado en el libro, tiene mucho que ver con la autonomía. La autonomía del viaje, de las salidas y de la noche. Es un feminismo que se opone a la violencia para defender el viaje, para defender el tiempo y la alegría, para defender y disfrutar el sexo, la música, el encuentro y la vitalidad, y esa hoy es solamente una bandera del feminismo. Es una bandera porque el disfrute se opone a la violencia machista, que en muchísimos casos, principalmente en los casos de asesinato de las jóvenes, es una venganza al deseo de las mujeres.
-¿Cómo toma fuerza el levantamiento de estas banderas, a partir de los casos de violencia y mayor organización entre las mujeres?
-Esto no es un fenómeno nuevo ni que sale de la nada, lleva muchos años. Sí se conjuga con una realidad: no hay otros movimientos políticos que se interpongan a una revancha conservadora. Y por otro lado es la urgencia de que depende de vos tu vida o tu muerte. Depende del feminismo que puedas salir a la calle o no, de que el machismo puede meterse con tu vida y con tu salud, con tu billetera, con tu cuerpo, tu sexualidad o tu viaje; es una frontera muy clara. Yo creo que la sensación es de urgencia y de necesidad. Lo que pasa es que cuando abrís los ojos, no los podés cerrar más.
-En esa realidad, ¿qué lugar que ocupa el varón?
-Yo no tengo esa postura de un feminismo despectivo en relación a los varones. Eso no quiere decir que una es flexible frente a la violencia o el abuso, soy muy tajante contra eso. Además, lo que está bueno es que los varones en su lugar de compañeros o ciudadanos puedan preguntar, sin decirles a las mujeres lo que tienen que hacer. En el medio hay mucho lugar, que es lo que me parece que tienen que entender los varones y es lo que vengo a proponer dentro del feminismo. Siempre me interesó el tema de los varones y creo en un feminismo con los varones adentro. Hoy hay algo que es una guerra entre el feminismo y el fascismo, y yo quiero a los varones de nuestro lado. A los violentos afuera, los varones de nuestro lado. Sin dejar de lado que puedan ser machistas o que lo hayan sido, pero quiero un feminismo con la capacidad de transformarlos. Esa transformación, que quede claro, no es impunidad.