Se conocieron los detalles del polémico fallo que absolvió a los tres hombres que habían sido acusados de matar y violar a Lucía Perez, la joven de 16 años que murió en octubre del 2016.
La muerte de Lucía, causó un gran impacto en la sociedad argentina. El caso se hizo conocido por los macabros detalles que fueron revelados por la primera fiscal de causa días después del hecho.
Según María Isabel Sánchez, el 8 de octubre de 2016 cerca de las 9 de la mañana, Farías y Offidani pasaron a buscar a Lucía Pérez Montero, y la llevaron hasta la casa de Farías con la finalidad de abusar sexualmente de la adolescente aprovechándose de su condición de adicta.
Sánchez, dijo que la joven había sido "empalada", drogada hasta la muerte y después abandonada en el hospital. Esta información, que después fue desmentida por varios peritos, generó horror en todos los argentinos.
Sin embargo, después de una larga investigación y un mes de juicio, los jueces Facundo Gómez Urso, Aldo Carnevale y Pablo Viñas, consideraron que no pudo ser probado el abuso sexual ni el femicidio, por lo que decidieron, por unanimidad, absolver a Matías Farías (25), Juan Pablo Offidani (43) y Alejandro Maciel (61).
En 71 páginas de hojas oficio los letrados argumentaron su posición en cinco conceptos: el mal desempeño de la fiscal María Isabel Sánchez, que condicionó a la opinión pública al instalar un "empalamiento" que no existió, la vida privada de Pérez, los chats que la chica tuvo con sus amigas y con el más joven de los imputados en las horas previas al hecho, la autopsia, y la actitud de Farías durante la relación con Lucía y después de su muerte.
En base a los chat encontrados en el teléfono de la joven, el Tribunal consideró que no se trataba de una persona "que podía ser fácilmente sometida a mantener relaciones sexuales sin su consentimiento".
"Puede visualizarse claramente el grado de autodeterminación que tenía Lucía", dijo Carnevale y a modo de ejemplo transcribió una charla en la que Lucia cuenta que un dealer había querido tener relaciones sexuales con ella y no se lo había permitido.
Los jueces negaron que existiera una relación de subordinación entre Lucía y Farías. "Lucía tenía 16 años y Farías 23, por lo que sería muy forzado hablar de una situación de desigualdad o superioridad".
Según informó Infobae, para los jueces no hay elementos que indiquen que Farías acosaba a Pérez sino que quedó evidenciado que los dos sentían atracción mutua. Los letrados destacaron el hecho que, en la previa a encontrarse con Lucía, Farías "compró facturas y una Cindor" porque habían quedado en tomar el mate.
Además, según la conclusión del Tribunal Farías no abandonó a la joven en los momentos posteriores a la sobredosis.
"No solo la llevó a recibir atención médica, sino que además permaneció en el lugar para saber qué le había pasado a Lucía aun cuando (como lo afirmara el testigo Mauricio Fabián Stambulsky) pudo haberse ido junto a Offidani y Maciel antes que nadie notara su presencia", explicó.
Carnevale asegura en el fallo que el Tribunal no desconoce "la existencia de la llamada violencia de género", que es una preocupación para ellos, pero advierte: "Eso no significa que bajo ese escudo se pretenda encuadrar un hecho que -como se analizara- es diametralmente opuesto a ello".
"La acusación no ha podido probar que Lucía fuera abusada sexualmente en un contexto de violencia de género por la cosificación de la mujer y con la facilitación de estupefacientes que hubiera potenciado una situación de vulnerabilidad e impedido consentir con plenitud de libertad la acción", justificaron.
Repudió masivo
La absolución fue mal recibida por gran parte de la sociedad, representantes de movimientos sociales, políticos y de género.
"Se pararon sobre la muerte de una joven para intentar acallar la lucha por nuestros derechos y revalidar la violencia y la muerte", afirmó la dirigente feminista Marta Dillon en una asamblea realizada en frente al Palacio de Tribunales.
Asimismo, el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP) advirtió que el fallo está plagado de "estereotipos sexistas y discriminatorios" sobre la vida de la víctima, carece de "perspectiva de género" y reivindica "una cultura de la violación".