Los árboles, entre muchos otros beneficios, transforman los perniciosos gases del efecto invernadero y producen aire puro, sombra reparadora y permiten el desarrollo de las actividades en climas secos y semidesérticos como el nuestro.
Si se comprendieran y valoraran esas bondades del forestal, entre muchas otras, no debería ser necesaria la constante prédica de las organizaciones que defienden al aliado vegetal que, en ocasiones, se sienten impotentes frente a la desidia ya no sólo de particulares sino también de reparticiones del Estado.
Las entidades ambientalistas y el propio jefe del Arbolado Público de la Dirección de Recursos Naturales Renovables (DRNR), vienen denunciando los efectos dañinos en el arbolado público, generados o consentidos por los mismos funcionarios del área de obras públicas municipales, profesionales que a veces parecen estar propensos a facilitar la tarea de los contratistas que repavimentan calles y modifican acequias.
Las obras relacionadas con el mejoramiento de la carpeta de rodamiento de arterias, son sumamente necesarias y la población las valora, pero debería ser una regla de oro no actuar en detrimento del arbolado público, transgrediendo las leyes de Arbolado Público y Loteos, el Código de Edificación y las ordenanzas dictadas por cada comuna.
Por la excesiva impermeabilización de las acequias y por no dejar el espacio para los nichos de riego, se están perdiendo muchos árboles en el Gran Mendoza, que vegetan sin la necesaria humedad para vivir.
Un especialista señala que “miles de árboles están quedando vetustos y arruinados a merced de las motosierras, operadas por un personal que responde a severas podas y talas”. Reflexiona afirmando que calles como Álvarez Thomas y Sarmiento, desde Perito Moreno al este, entre otras, exhiben frentes sin un solo forestal.
Un ingeniero agrónomo igualmente preocupado por estos temas, llama la atención al municipio de Capital por cementar los taludes y fondos de acequia, en la remodelación de la calle Boulogne Sur Mer, trabajo imprescindible por el mal estado de esa vía de comunicación, pero que debería realizarse con la atención puesta en la protección de nuestros árboles.
Pero no son los únicos sectores en los que se puede medir el retroceso de la masa arbórea o en inconvenientes a su pleno desarrollo: más de un lector, lamentablemente, podrá presentar otros ejemplos de ataques o falta de cuidado hacia los árboles en diferentes puntos del Gran Mendoza.
Por añadidura, en no pocas repavimentaciones se anulan cruces de acequias en las esquinas, haciendo imposible o dificultoso el riego que debe llegar a las plantas. “Al paso que vamos -dice un inspector ambiental- muchos frentistas, sobre todo comercios, van a deshacerse del arbolado público, principalmente por las poco claras señales que dan los propios funcionarios municipales, que sistemáticamente se niegan a cumplir con la ley 7874 de Mendoza (Régimen de preservación y control de arbolado público) y su decreto reglamentario N° 1099/'99)”.
Una noticia positiva que, sin embargo, no invalida las críticas anteriores es que la Secretaría de Ambiente, para celebrar el reciente Día del Árbol, entregó 300.000 estacas a productores, destinadas a cortinas forestales y también plantó ejemplares en el Parque General San Martín.
Auspiciamos estas acciones y pedimos que se corrijan las negligencias marcadas de manera urgente, y que la política del árbol sea una, general y coherente para todos los municipios de la provincia, en defensa de la calidad de vida de los habitantes.
