Heredando la guerra de su antecesor, el presidente Enrique Peña Nieto llegó al poder en diciembre de 2012 con la promesa de un "México en paz" .
Pero a dos años de que culmine su mandato, su estrategia de seguridad permanece casi intacta pese a la fuerte oposición de organizaciones internacionales de derechos humanos.
Y mientras el número de elementos federales desplegados en las calles ha aumentado a 65.000, según expertos, las casos de homicidio se disparan.
Durante el sexenio de Felipe Calderón -quien lanzó el combate militar el 11 de diciembre del 2006 en su Estado natal de Michoacán, una región marcada por el narcotráfico- los homicidios dolosos subieron de 10 mil 253 en 2007 a un pico de 22.852 en 2011. Las cifras habían disminuido con Peña Nieto hasta el año pasado, cuando volvieron a repuntar.
Entre enero y octubre de este año hubo 17 mil 63 homicidios, contra los 14.090 registrados en el mismo período del 2015, según cifras oficiales que no precisan cuántas de estas muertes están relacionadas con el crimen organizado.
Aunque los grandes cárteles fueron descabezados uno a uno, los tentáculos del crimen siguen resurgiendo de entre las cenizas con pequeñas bandas que, con renovada violencia, buscan otros negocios como el secuestro y la extorsión.
"La guerra se volvió mucho más compleja, escaló el nivel de muerte" , señaló el experto en seguridad Raúl Benítez Manaut, al estimar que el resultado de la guerra "no fue el esperado".
La estrategia militar, junto a las cruentas luchas entre cárteles antagónicos, sumergieron a México en un cruce de disparos de fusiles, metralletas y hasta lanzagranadas.
Los criminales minaron el paisaje de cadáveres colgados, decapitados, calcinados y enterrados en fosas clandestinas, mientras los uniformados han sido acusados de cometer torturas, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas.
"Nosotros no pedimos estar aquí, no nos sentimos a gusto, no estudiamos para perseguir delincuentes" , dijo el ministro de Defensa, Salvador Cienfuegos, en inusuales declaraciones.
Al argumentar que la violencia criminal no se frena "a balazos" , aseguró que es el primero en levantar "no una, sino las dos manos" para que el Ejército regrese a sus cuarteles.
Pero Peña Nieto reaccionó al ratificar públicamente la permanencia de los militares en las calles. Están "decididos a seguir haciéndolo" , dijo en presencia de Cienfuegos.
El gobierno no tiene previsto evento alguno para hoy, en ocasión del aniversario del despliegue militar.