Lucas Bernardi, como muchos entrenadores que pasaron por Mendoza, se siente muy cómodo en Godoy Cruz y eso se le nota.
Ayer el rosarino logró por segunda vez la clasificación a octavos de final de la Copa Libertadores con el Tomba, como lo hizo en el 2017.
En aquella copa el Tomba compartió grupo con Atlético Mineiro de Brasil, Libertad de Paraguay y Sport Boys de Perú y sólo perdió un encuentro (en Brasil ante los brasileños), por eso quedó como el mejor segundo con 11 puntos.
La historia dice que Bernardi tuvo un cortocircuito con José Mansur y se fue sin poder dirigir el equipo en el partido de vuelta en Porto Alegre, ante Gremio (que a la postre sería el campeón). Su lugar en el banco fue ocupado por Mauricio Larriera, quien no pudo seguir con su carrera en la copa.
La dirigencia tuvo un paso en falso con la contratación de Marcelo Gómez y, lejos de buscar un entrenador nuevo, limaron asperezas y buscaron nuevamente a Bernardi para encaminar el equipo... y de a poco lo logró: con vida en la Copa Argentina, en octavos de final de la Copa Libertadores y se fue con honores de la Copa de la Superliga.
Esta segunda etapa de Bernardi al frente del equipo está mostrando un buen trabajo, sobre todo en inferiores, de cara a lo que viene.