Signo de los tiempos que corren la construcción “low-cost” llegó para quedarse.
Mientras que hace un poco más de un año, antes de desregulación de las rutas aéreas y la quita de banda mínima el concepto en Argentina era poco conocido y difundido, hoy es un “must” de la economía diaria de los diferentes escalafones de la pirámide social de Argentina.
Es evidente que a los consumidores no les importa resignar comodidad si con ello ganan en precio. Especialmente, lo vemos, entre las familias que en conjunto tienen un ingreso promedio entre $ 33.300 y $ 106.000 y que conforman según datos de la consultora W, la famosa clase media argentina.
Entonces, ante precios nuevos con sueldos atrasados -el Indec dio a conocer que entre enero y julio, los salarios reales bajaron 6,3%- que han debilitado el poder de compra, la única ruta viable es tratar de administrar los recursos de manera eficiente, y eso implica encontrar oportunidades y hacer serios recortes.
La caída del consumo es evidente. Para graficar, en agosto las ventas en supermercados en nuestra provincia se desplomaron 10% y acumulan una baja en lo que va del año de 5,94%. Otro dato, el sector automotriz, uno de los más dinámicos durante 2017, en el mes de agosto en Mendoza tuvo una caída de 16,3% comparado con el mes anterior. También en agosto cayeron las ventas en farmacias y creció la venta de genéricos.
Las marcas saben que vienen, al menos, dos trimestres complicados -ayer el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne confirmó que vamos a estar en recesión por un tiempo- y se van adaptando al concepto de bajo costo. Cuando uno va al supermercado con solo dar un vistazo se puede ver en las góndolas que volvieron las segundas marcas, un sector emblemático es el de los lácteos. También aparecen los viejos conceptos de “downsizing”, es decir, las primeras marcas hacen paquetes más chicos para dar la sensación de que mantienen el precio, pero en realidad te ofrecen menos producto.
En tiempos de crisis, ahorrar dinero y conseguir descuentos se convierte en un valor en sí mismo. De hecho, hace unas semanas en el Campeonato Federal del Asado, en el que dos mendocinos se llevaron el tercer puesto, la competencia no se definió sobre la cocción de los cortes típicos, como vacío, sino que además de ello debieron preparar un corte económico: marucha.
Pero a no desanimarse, en el mundo, la idea está generalizada: los consumidores sólo quieren pagar por lo que uno va a usar y eso aplica a todo tipo de servicios, desde los financieros hasta el desarrollo de tecnología, como es el caso de los celulares.
