Venus es nuestro gemelo tóxico. Su composición química, tamaño y densidad son similares a nuestro mundo, aunque sus temperaturas infernales pueden derretir el plomo y su atmósfera está llena de ácido sulfúrico.
Sin embargo, podría parecerse más a la Tierra de lo que pensamos. Un artículo publicado la semana pasada en Science Advances demuestra que Venus aún podría albergar volcanes activos. Si llegara a confirmarse esta información, el hallazgo podría ayudar a los astrónomos y a los científicos planetarios en su búsqueda de vida en otros mundos.
Desde hace tiempo, los científicos han debatido para determinar si Venus podría ser volcánicamente activo. A inicios de la década de 1990, un radar en el orbitador Magallanes que penetró las nubes reveló una superficie salpicada de montañas parecidas a volcanes. Sin embargo, nadie supo si esos accidentes geográficos seguían activos. Luego, en 2010, datos de la nave espacial europea Venus Express revelaron varios puntos que sugerían que la lava había fluido hasta hace apenas 250.000 años. Y, en 2012, el orbitador observó un aumento en el dióxido de azufre -un gas que huele a huevo podrido y lo producen comúnmente los volcanes activos en la Tierra- dentro de la atmósfera venusiana.
La evidencia era seductora, pero incompleta. "Los datos que están disponibles de Venus no pueden brindar de forma inequívoca la evidencia", comentó Tracy Gregg, geóloga de la Universidad de Búfalo.
Por lo tanto, Justin Filiberto, un científico planetario del Instituto Lunar y Planetario en Houston, decidió tomar otro camino. Miembros de su equipo experimentaron con cristales de olivino, un mineral verde que se suele encontrar en rocas volcánicas. En específico, querían ver cómo el mineral podía cambiar una vez que fuera expulsado en la atmósfera caliente de Venus.
Para descubrirlo, los investigadores calentaron el olivino a unos 870 grados Celsius y lo expusieron a oxígeno, el cual también se puede encontrar en Venus. Bajo condiciones tan extremas, los granos exteriores del olivino se transformaron en óxido de hierro, y a una gran velocidad. Debido a que el olivino desaparece rápido, el descubrimiento de evidencia del mineral en la superficie de Venus podría apuntar a flujos de lava jóvenes.
Así que Filiberto y sus colegas recurrieron a datos archivados del orbitador Venus Express. Encontraron que los flujos de lava que se pensaban de 250.000 años de antigüedad en realidad contenían olivino… prueba de que solo tenían unos pocos años.
"Esto quiere decir que Venus es mucho más parecido a la Tierra de lo que pensábamos", comentó Filiberto.
Algunos científicos consideraron que esta nueva cronología era extraordinaria.
"Estamos hablando de una evidencia decente de que no solo son flujos jóvenes, sino jóvenes a una escala humana", mencionó Noam Izenber, un geólogo planetario de la Universidad John Hopkins que no estuvo involucrado en el estudio.
Sin embargo, Gregg, que alabó la investigación al considerarla un "gran ejemplo del método científico", está preocupada de que el equipo no haya tomado en cuenta la composición química precisa de la atmósfera venusiana, incluido el azufre, el cual podría afectar la reacción química. También hizo notar que los científicos en realidad no saben cómo es la atmósfera en la superficie de Venus porque la medición más cercana se tomó a kilómetros de distancia del suelo.
Para confirmar los hallazgos, los científicos tendrán que enviar una sonda a Venus, una justificación que empieza a sonar muy repetitiva. La última nave espacial que tuvo como misión principal mapear la topografía del planeta fue el orbitador Magallanes de la NASA, el cual fue lanzado hace más de 30 años. Desde entonces, se han enviado dos misiones a estudiar a nuestro hermano, pero con el propósito principal de analizar la atmósfera de Venus.
No obstante, si los científicos pudieran regresar a nuestro gemelo tóxico y demostrar que los volcanes están activos, incluso podrían ayudar a probar una hipótesis de que Venus está vivo, en términos biológicos.
En 2018, unos científicos postularon que la vida microbiana podía explicar los patrones evolutivos en la atmósfera del planeta. Y la idea no es tan disparatada: en realidad, la atmósfera es bastante agradable, con temperaturas frescas y bajas presiones. Sin embargo, ¿cómo llevar nutrientes a la atmósfera venusiana que puedan mantener esos microbios?
Volcanes, por supuesto.
"El calor es energía, los químicos son alimentos, así que en esencia estás llevando nutrientes y un buen estilo de vida", indicó Gregg. "Es muy difícil imaginar la vida, de cualquier tipo, sin una actividad volcánica", cerró.
"El calor es energía, los químicos son alimentos, así que en esencia estás llevando nutrientes y un buen estilo de vida", indicó Gregg.