Además de ofrecer una fiesta de sabores y aromas, la edición 2015 de la Ucovin -que se llevó a cabo ayer en Tupungato- sirvió para ratificar dos tendencias. Los vinos del Valle de Uco crecen sostenidamente en calidad, aun cuando se esperaba que las lluvias de la última temporada afectaran la producción. Y son cada vez más los jóvenes y mujeres que se acercan a vivenciar este mundo fascinante de la degustación.
Las parejas, grupos populosos de amigos, muchos estudiantes y familias enteras -niños incluidos- colmaron las casi 800 plazas que se habían dispuesto en el polideportivo municipal Francisco Rizzo. Con su presencia y entusiasmo demostraron que esta evaluación valletana no sólo crece en convocatoria, sino también que hace tiempo dejó de ser un evento destinado sólo a gente relacionada al rubro de la vitivinicultura en la región.
Destacando el fuerte carácter y la rica variedad de las 14 muestras presentadas, los trece miembros del jurado coincidieron en que es una región que siempre puede ofrecer un plus de calidad.
Con una temporada regida por lluvias abundantes, gran parte de los halagos estuvieron dirigidos al trabajo enológico. Las calificaciones ascendieron hasta los 94 puntos, dejando en lo alto del ránking a un petit verdot, un merlot, syrah, un malbec y un espumante pinot noir rosé, que fue el broche de oro de la jornada.
“La Ucovin cumple 21 años y se puede resumir en una escalera in crescendo de calidad. Ni una pausa, ni un escalón para abajo”, graficó la enóloga y jueza Estela Jaime, quien lleva 16 años participando de este certamen. La mujer destacó los otoños frescos del Valle de Uco, que “permiten una madurez polifenólica óptima”, y la tarea cada vez más exploratoria y osada de los enólogos. “Acá hay mucha pasión”, acotó.
La jornada ofreció dos espectáculos muy atractivos en paralelo. Por un lado, el aprendizaje de la mano de las verborrágicas y eruditas sentencias del jurado. Por otro, la evaluación más animosa y descontrolada que se tejió en cada una de las mesas.
“No me va la tendencia de vinos más livianos. Yo prefiero tomar a la vieja escuela, con variedades que no insinúan sino que son bien potentes”, sostuvo Sergio Agostinelli, un productor agrícola. A su lado, menos pretencioso, Javier Torres colocó altos puntajes en todos los casilleros.
“Me gustan todos. Me encantan los que dejan ese sabor a vino largo tiempo en la boca”, aportó. “Para mí, el mejor vino es el que a uno le gusta”, dijo Antonio Rubini, poniendo fin a toda discusión.
El de María Laura Ortiz, vicepresidenta de la Asociación Argentina de Someliers, era uno de los veredictos más esperados. A esta especialista le tocó evaluar un sauvignon blanc realizado con uvas de Gualtallary y destacó la aceptación que está teniendo este blanco, que cada vez es más pedido en los restaurantes.
“Es súper expresivo a la nariz, con notas cítricas. En boca, es jugoso, amable, te permite seguir comiendo”, expuso.
“La gente está contenta de haber aprendido un poco más sobre vino", apuntó Mirta Cataldo, la presidenta de la Ucovin 2015.