Los velorios son cada vez más cortos

Muy pocos duran más de 12 horas y en algunos casos directamente se suprimen. Por eso crecen las cremaciones. Es un rito que tiende a conservarse solo en las zonas alejadas de la ciudad.

Los velorios son cada vez más cortos

El rito fúnebre se ha ido adecuando a través de la historia a distintas tendencias de acuerdo a las costumbres sociales. Así es que en la actualidad la despedida a los fallecidos parece haberse adaptado a la velocidad de los tiempos que corren. Las propias empresas de servicios fúnebres aseguran que los velorios son cada vez más cortos e incluso en algunos casos llegan a suprimirse. Los costos, dependiendo de los servicios que incluya y de los materiales del ataúd, arrancan aproximadamente desde los 12.000 pesos.

“Antes se estilaba que las personas tuvieran hasta 48 horas de velatorio y se quedaba la familia completa porque había que acompañar al muerto. Ahora depende, pero suelen ser de entre 8 ó 9 horas”, comentó Nilda Boito, de la Cochería Boito e Hijos. Ella reconoció que incluso las familias ya no suelen permanecer durante la noche en la sala velatoria. “Nosotros no cerramos, tenemos seguridad y damos la posibilidad que se queden, pero generalmente se retiran y vuelven a la mañana”, detalló.

También ha observado como un nuevo grupo de familias que no pasa por este ritual. “Hay un 50% de gente que va a cremación ahora y muchos de ellos no pasan por velorio, van a directo al crematorio”, expuso la mujer.

Gustavo Mangione, de Mangione Sepelios, coincidió en que los velatorios son cada vez más cortos. "Hemos tenido de hasta 1 ó 2 horas, una simple despedida de los íntimos. Creo que es una tendencia que se ha instalado", aseguró. Para él incluso se trata de una costumbre que con el tiempo tenderá a desaparecer. "Mucha gente traslada al fallecido al crematorio directamente", señaló.

Carolina Zapata, de Zapata Sepelios, reconoció que hay un creciente desinterés por este rito de despedida. "Muchos ni siquiera quieren hacer velatorio, buscan precio y quieren terminar con el tema cuanto antes", dijo. Precisó que, por ejemplo, si la persona fallece a la mañana se estila realizar el servicio al mediodía y terminar a las 17 para poder realizar el entierro antes de las 18. "Si la gente tiene familiares que están fuera de la provincia puede durar un poco más, porque están esperando para la despedida", aclaró.

Desde Boschin Hermanos Sepelios remarcaron que la tendencia de acortar los velatorios se ha ido dando en los últimos 10 o 15 años. "Generalmente son 10 o 12 horas. En nuestro caso no cerramos a la noche, salvo que lo pida expresamente el familiar, pero hay muchas cocherías que cierran", manifestó Ariel Boschin. El 84% de los velorios que ellos realizan son en sus propias salas. "El resto se divide entre los que lo hacen en la casa y los que piden el traslado directo al cementerio, es decir que no hacen velatorio", aclaró.

Ordenanzas antiguas

Como explicaron algunos de los consultados, velar a una persona muerta nació antiguamente porque había que esperar 24 horas antes de enterrarla para comprobar que no tuviera catalepsia, un estado de muerte aparente sin signos vitales del que puede despertar repentinamente. Hoy, aún hay ordenanzas municipales que regulan los entierros basadas en esto.

Es el caso de la de Guaymallén de 1976, que aclara que la inhumación no podrá realizarse antes de las 24 horas siguientes a la muerte ni demorarse más de 36 horas, salvo en casos de excepciones. Tal como explicaron desde la comuna, esta reglamentación se emplea para el cementerio municipal, pero en sitios privados se pueden esperar hasta 12 horas.

En Capital también cuentan con una ordenanza al respecto exclusiva para el cementerio municipal. Allí no se pueden inhumar los restos antes de las 8 horas de fallecida la persona ni 36 horas después, salvo excepciones. “El tiempo para la cremación depende mucho de los familiares y del propietario del crematorio. Cuando hay personas que han tenido enfermedades largas no se espera demasiado”, aseguró Mario Campos, secretario de Higiene Urbana de la Ciudad de Mendoza.

Despedida en la casa

Los empresarios del sector coincidieron al señalar que son pocos los velatorios que todavía se siguen realizando en los hogares, como se hacía tiempo atrás. Además, aclararon que el costo no baja ya que tienen que trasladar los distintos elementos a las viviendas particulares. En general, quienes toman esta decisión son las personas que viven alejadas de la ciudad.

“Para que las personas decidan realizar un velatorio en su casa inciden dos factores: uno es el tema de la tradición que se da en particular en aquellas personas que no se han empapado mucho de las costumbres de la ciudad; y otro que es el tema de las distancias”, explicó Boschin. Una tercera motivación para realizar este ritual en la casa es un pedido expreso del fallecido, añadió.

Boito, por su parte, tuvo una apreciación similar: “En las zonas más alejadas es más común velar en las casas, como una costumbre más del campo”. A su vez, ella contó que en muchos casos incluso se deja al fallecido en su propia cama. “Una usanza muy española”, remarcó.

La mitad de los fallecidos son cremados

Otra tendencia mencionada por los empresarios fúnebres es la de cremar a los fallecidos. “Entre el 40% y el 50% de las personas son cremadas porque es una opción definitiva y que no genera más gastos”, remarcó Gustavo Mangione. Ellos cuentan con un crematorio desde 2012 donde realizan 300 servicios por mes. “Antes de ese año no había crematorios en Mendoza por lo que había que trasladar a los fallecidos a Córdoba, lo que era caro y engorroso”, recordó.

Gustavo Gago, de Los Andes Memorial, firma que posee un cementerio parque y un crematorio, aseguró que "la gente cada vez elige más la cremación, no solo por un tema de ritos o de creencias sino también por una cuestión económica".

Junto con el crematorio allí ofrecen un ceremonial de despedida en el parque, en la capilla o en el atrio. Con respecto a los tiempos de espera para realizar la incineración, informó que no tienen límites salvo que haya una cuestión judicial de por medio. “Pero generalmente entre una cosa y otra siempre pasan 12 horas como mínimo”, añadió.

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