Los Tordos, un equipo de gran reacción y que hizo sufrir a su hinchada hasta el final, se coronó bicampeón del certamen vernáculo de rugby porque venció a Marista 34-33 y levantó la Copa de Oro.
Hubo dos tiempos, uno para cada uno. Los primeros 40 minutos, el local fue una máquina imparable para Patricio Bruno y compañía. Es que los de camiseta Tricolor desbordaban por doquier y metieron al pack completo de jugadores de Los Tordos en su sector de la cancha.
La presión de Marista la trató de aguantar como fuera el equipo de Pedro García y Alvaro Villanueva, pero recibir un try antes de los cinco minutos demuele a cualquiera: Francisco Frúgoli escapó por derecha y con precisión de cirujano habilitó a Gonzalo Sabatini, para que éste empezara a labrar la superioridad de Marista ante su clásico rival. Daniel Roccuzzo no erró, con concentración y buen tino envió todas las guindas de las conversiones hacia el infinito.
Después, el quince de Marista haría muy bien su papel y sería el que manejaría todas las situaciones de peligro. Fidel Lamy apoyó la guinda; así finalizó una jugada que había empezado en un line y que había trocado en un maul a centímetros del in goal. Fue para aplaudirlo.
Sólo por momentos, el ímpetu del local bajaba y el partido entraba en una meseta y los de camiseta azulgrana se miraban tratando de encontrar un mapa para salir del asedio y que la situación no se transformara en debacle, mal pensamiento que tomó ribetes de dramático, cuando Nicolás Garro se robó una guinda en el fondo del sector Tordo, se escapó como un rayo, no encontró resistencia y apoyó en el ingoal rival.
Pero un try de Ignacio Conil a minutos del final, ayudó para tener una luz de esperanza a los de Carril Urquiza, a pesar que en el minuto final, Francisco Diez hizo la individual y marcó un drop desde más de 30 metros. A los cinco minutos del complemento, Orrico y Pedro Lértora sumaron siete puntos a Los Tordos.
Después, los Azulgrana movieron el banco y esto ayudó para que el Quince visitante tuviera más profundidad y fuera más certero.
Así, Matías De Paolis se transformó en un gladiador y anotó un par de tries, con conversiones de Pedro Lértora, que ayudaron a la levantada final de Los Tordos y fue el mismo Lértora con un dropp de otro partido, que dio vuelta el marcador a minutos del final.
Los chicos de Los Tordos pudieron manejar la ansiedad, con buena defensa manejaron los tiempos y el cronómetro fue su aliado fundamental.