Llegar a la práctica, agarrar la libreta de los apuntes y tachar el objetivo uno: quedarse con el ascenso directo. Si existía una mínima chance, ésta se esfumó con el empate de ayer.
Ahora la mirada deberá centrarse en el punto dos: meterse en los play offs. Preocupa lo rápido que se quedaron ambos afuera de esa puja. Casi que no existió tal puja y, en realidad, eso es lo más alarmante.
Mañana un empate entre los puntanos dejará la sensación de que los mendocinos tendrán una oportunidad más pero todo parece como muy tomado de los pelos. Sobre todo por lo que muestran dentro del campo de juego.
Jugaron con intensidad, a mil revoluciones, pero ninguno de los dos dejaron una imagen como para ilusionarse en verlos en instancias decisivas de esta competencia.
Si parados ya en la fecha ocho, ninguno de los dos aún levanta vuelo, sería un derroche de optimismo creer que nuestra provincia tendrá un ascenso a la B Nacional.
Gimnasia repite una y otra vez los mismos errores: salvo con Andino, siempre comenzó ganando en casa y no logra sostener esa ventaja, se desfigura por completo en los segundos tiempos y sufre horrores la falta de efectividad.
Maipú y el dilatado recorrido en la categoría de muchos de sus futbolistas lo hace un equipo sobrio pero sus formas, a la vez, lo hacen ordinario. Sin embargo le bastó para llevarse un punto del Víctor Legrotaglie, lo cual por éstos días no significa una hazaña, ni mucho menos.
Gimnasia ganó un solo partido de cinco que jugó en su cancha, algo que era inusual no tanto tiempo atrás (el Lobo llegó a acumular 15 victorias consecutivas como local y hoy hace tres que no gana).
Ambos se armaron para coquetear con los mejores, se ‘hicieron los rulos’ y muchos le cargaban esa mochila de ‘ser favoritos’. Y, de golpe, la fecha ocho los manda a mitad de tabla y fuera de la lucha por el primer ascenso.
¿Y ahora de qué nos disfrazamos? Baldazo de agua fría. A barajar y dar de nuevo. Aún no todo está perdido.