Estos nunca te dejan a gamba. Siempre alguno aparece para darte una mano. Cuando más lo necesitan, ahí resurgen para enderezar el camino.
Puede ser con acento ecuatoriano o con gritos criollos. No importa. El gol en la Bodega es uno solo y tiene sabor tombino. Y de este modo se explica la espectacular victoria lograda en casa de Atlético de Rafaela.
Se entiende, lógicamente, porque Ayoví, Ramírez y Leandro Fernández hoy se ponen la casaca del Expreso. Aunque los del fondo se empeñen en seguir poniendo suspenso a la historia de los partidos, ellos terminan por inclinar la balanza a su favor.
En la caldera que fue el Monumental rafaelino, los tres estuvieron encendidos al máximo y marcaron el sendero de sus compañeros. Cuando algunos hacían agua, La Yoya dibujaba una silueta goleadora en el área, cuando la Crema apretaba, Tito se vestía de goleador, y ya en el final con el cansancio a cuesta de todos, el ex Defensa y Justicia se daba el tiempo para meter el balón en el ángulo. Sí. Demoledores.
Después quedará el análisis frío de un elenco que no sabe cuidar el resultado, que se cae anímicamente cuando le dan una cachetada, pero que al mismo tiempo muestra argumentos para salir a dar golpe por golpe y que sigue evidenciando enormes problemas defensivos, más allá de los apellidos que aparezcan en cancha.
El Bodeguero recibió nuevamente tres conquistas y la cuenta sigue en rojo, pero otra vez lo "salvaron" los de arriba. Sí. Los Tanques lleno de gol.