Los sueldos y los créditos para viviendas

Para poder acceder a un crédito para la compra de una casa, una familia tipo necesita un ingreso mínimo de 25 mil pesos por mes. Sin embargo, el propio Indec señala que sólo 10 por ciento de la población ocupada tiene ingresos superiores a los 10 mil peso

Los sueldos y los créditos para viviendas

Tener una casa es el anhelo de todo jefe de familia. Lo es ahora y lo fue siempre. Pero sucede que cada vez resulta más difícil acceder a la vivienda propia porque el IPV suele priorizar a la gente de menores recursos, mientras por otro lado los créditos bancarios para viviendas son inaccesibles para el grueso de la población.

Resultaría interesante tener una visión sobre cómo funcionó la política de viviendas en el pasado. En ese esquema, la época en que mayor cantidad de barrios se entregaron fue durante el gobierno de Juan Perón, en la década de 1950. Proliferaron allí los barrios como el Ejército de los Andes, en Guaymallén; las “casas colectivas” (después conocido como barrio Cano); los barrios Eva Perón (después Uruguay) y los ferroviarios I y II (todos en la Sexta Sección, de Capital) y así por el estilo en el resto de la provincia.

Eran viviendas de excelente calidad de construcción, ladrillos a la vista, techos de madera y tejas y con todos los servicios. Con el correr del tiempo, los objetivos se diversificaron.

La aparición de las villas precarias determinó que el Instituto Provincial de la Vivienda centrara su función a intentar cubrir esas necesidades y la excepción podría ser el barrio San Antonio, en la Cuarta Sección. Sin embargo, para la denominada clase media, funcionaba el Banco Hipotecario Nacional, con cuotas más caras pero accesibles para un empleado y también con mejor calidad de materiales.

Sin embargo, en las últimas dos décadas la situación se modificó sustancialmente y la gente fue perdiendo las posibilidades de acceso a la vivienda propia. Los números son determinantes: de acuerdo con lo señalado por el propio Indec, la mitad de la población ocupada registra un ingreso inferior a 4.500 pesos mensuales y, sumando la totalidad de los ingresos a los hogares, 50 por ciento reúne menos de 8 mil pesos mensuales. Se señala que tres de cuatro trabajadores obtienen un ingreso máximo de 7 mil pesos y apenas 10 por ciento de la población ocupada consigue ingresos superiores a 10 mil pesos.

Mientras por un lado aparecen esas cifras, por otra parte se conoció que una familia necesita un ingreso mínimo de 25 mil pesos por mes para poder acceder a un crédito para vivienda. Sucede que las cuotas mensuales para la devolución del préstamo no puede superar 25 por ciento del sueldo del grupo familiar, a lo que debe agregarse que el tomador del préstamo debe tener ahorros equivalentes a 150 mil pesos que ayuden a completar el valor del bien, porque los bancos cubren entre 70 y el 80 por ciento del costo total del inmueble.

Los directivos de los bancos han señalado que se reciben a diario numerosas consultas, pero por otro lado el titular del Colegio de Corredores Públicos Inmobiliarios destacó que son “muy pocas” las operaciones que se realizan con dinero proveniente de los créditos hipotecarios.

Es sabido que la construcción es la actividad que mayor cantidad de empleos genera, tanto directos como indirectos pero los hechos y los números determinan que muy pocos pueden acceder a esa posibilidad porque la inflación afecta esencialmente  la capacidad de ahorro y para alguien que intente ahora iniciar una obra le resulta imposible saber si el año próximo podrá continuar con la misma. Esa situación, sumada a las escasísimas posibilidades de acceder a un crédito o a una vivienda directa, determina que, para la gran mayoría de la población argentina, tener su casa propia resulta actualmente un sueño imposible de alcanzar.

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