Se arriesgaron cifras en momentos en los que Argentina aprovechaba los últimos meses de una brecha abierta en Europa por una mala cosecha y la devaluación que había aportado mejor competitividad a nuestras exportaciones. Si bien habían crecido las de vinos a granel, los envíos de vinos fraccionados mantenían su nivel, aunque no crecían.
Con esos datos en la mano aparecieron los especialistas en especulación y comenzaron a hablar de un exceso de stock que se agravaría con la nueva cosecha y, por esa razón, indujeron a bajar los precios de los vinos. Muchas bodegas que compran uvas a productores primarios comenzaron a avisar que no comprarían uvas o que podrían adquirir cantidades menores, por las mismas causas.
Mientras tanto, el consumo interno venía mostrando signos de desaceleración, a pesar
de que la evolución de precios fue menor a la inflación, mientras los valores de las cervezas premium ya igualan o superan a los precios de vinos de gama media. La caída del consumo está ligada, en parte, a la pérdida de poder adquisitivo de la población pero también a cambios de hábitos de consumo.
Pero las cosas no siempre son tan lineales y, sobre todo en el sector agrícola, hay que ser prudentes a la hora de hacer pronósticos porque entran a jugar factores climáticos propios de nuestra zona, en especial el granizo, que este año tuvo una presencia muy virulenta, tanto que según datos de la Dirección de Contingencias Climáticas hasta el momento hay unas 30.000 ha afectadas de las cuales unas 20.000 tendrían daños del 100%, un impacto muy superior a la media histórica.
Habitualmente, el granizo disminuye su presencia a partir de febrero, pero es esta época y hasta la cosecha donde se concentra el mayor volumen de lluvias. Los pronósticos climáticos indican que tendremos un verano particularmente lluvioso por la presencia del fenómeno El Niño. Luego de las lluvias de la semana pasada muchos productores comenzaron a detectar presencia de peronóspora, aunque algunos profesionales advierten que, de darse el pronóstico climático, no habría que descartar la presencia de podredumbre, por lo cual alertan para que tomen recaudos preventivos.
La conclusión es que nada se puede pronosticar ya que falta atravesar la época de mayores lluvias y las previsiones originales podrían cambiar drásticamente. Quizás por este motivo es que uno de los principales actores de la industria, el grupo Peñaflor, informó que comprará la misma cantidad de uva que compró el año pasado. Este grupo era uno de los que, previamente habría anunciado a sus productores la compra de menor cantidad pero ahora cambió su postura. Se espera que otros grupos empresarios sigan el mismo camino.
Mientras tanto surgen datos interesantes acerca del comportamiento de las ventas, ya que por una parte están afectadas por las altas tasas de interés que complican la acción empresaria, mientras en materia de comercio exterior la disminución y eliminación de reintegros y la aplicación de retenciones a las exportaciones, complican la ecuación de costos.
No obstante datos provisionales del INV sobre el comercio exterior en enero pasado mostraron un crecimiento de los envíos, tanto en vinos a granel como en vinos fraccionados. Las comparaciones porcentuales no son relevantes respecto de enero de 2018 por el cambio de escenario, pero es interesante comparar con diciembre de 2018, con la salvedad que enero tiene estacionalidad negativa. Y en este caso, se ve que mientras en diciembre se exportaron 220.000 hl, en enero pasado se despacharon 143.000 hl.
Los números podrían indicar que, contemplando la estacionalidad, la tendencia se mantiene y, hasta incluso, hay un crecimiento respecto de 2018. A pesar de esto, hay que considerar que los volúmenes de vinos varietales exportados en todo el año 2018 fueron casi equivalentes a las ventas en el mercado interno del mismo tipo de vino.
Con este panorama, y teniendo 45 días de desafíos climáticos, incluidos olas de calor, el pronóstico debería ser prudente y reservado y todos los operadores, y las mismas autoridades, actuar con responsabilidad evitando especulaciones y promesas poco serias como compras estatales de uvas.